El 8 de septiembre de 2003 me apuntaron con un arma por primera vez en la vida. El caño me tocaba la frente, no de lleno sino de costado, y nunca supe si la pistola tenía balas. (Tampoco quiero saberlo ahora.) Me había enterado unos días antes que Cristina estaba embarazada, y en eso pensé mientras era encañonado. Pensé en un hijo sin padre, en una viuda con panza, en un tipo de treinta y dos años desangrándose a quinientos kilómetros de casa. Y también me acordé de un chiste; un chiste muy malo.
Quince minutos antes yo caminaba por la calle Carretas, en Madrid, rumbo a Mediacliping. Estaba un poco dormido y era la época en que me vestía decente. Los relojes de las farmacias marcaban las dos de la mañana. Hacía una semana entera que repetía el mismo recorrido desde el Hotel Cortezo hasta la oficina de la calle Arenal. Mi vida era muy simple: estaba despierto de noche, dormido de día, y tenía ganas de volver a Barcelona para inventar nombres de varón y nombres de mujer. Entonces, de ninguna parte, se me apareció un retrasado mental.
Por suerte no hay necesidad de describirlo: era igual a Silas Weir Mitchell, un actor yanqui que hace siempre de estúpido peligroso. Estúpido peligroso. En la foto, Silas Weir Mitchell en su papel de loco en Prison Break.
Otras fotos. IMDB.
Tenía esos mismos ojos de huevo duro, los dientes inferiores hacia delante, la mirada esquiva y las manos llenas de huesos mal colocados. Es el día de hoy que se me atragantan los capítulos de Prison Break donde aparece este actor; se me ponen los pelos de punta y apago la tele enseguida, perseguido por esa voz de caverna seca:
Me pidió monedas o cigarros, ahora ya no recuerdo, con un castellano resbaloso y ronco que podía ser de Canarias o de Latinoamérica. Sin dejar de caminar, le hice un gesto con los hombros y la boca apretada, como quien dice ‘lo lamento en el alma pero justo de eso no llevo’, y decidí esquivarlo por el costado de la pared y no por el de la calle, porque eso último lo habría hecho una señorita asustada.
Le practiqué una finta amistosa, lenta, que no delataba ningún temor, como hago siempre con la gente que me da miedo. Él me dejó pasar sin detenerme, pero se me puso a caminar atrás, de inmediato, como una especie de mimo nocturno sin talco en la cara. El asunto, supe al escuchar sus pasos detrás de mí, se empezaba a complicar.
Sentí la presencia de su cuerpo durante sesenta metros más o menos (casi una cuadra entera) y no hice nada. Caminé en línea recta por la vereda respirando con la boca y tratando de comprender el significado oculto de todos los ruiditos que me llegaban por la espalda. Lo tenía a un metro. Si el retrasado estiraba el brazo podía tocarme. Él, impasible, repetía el ritmo y el largo de mis zancadas. Me imagino que la situación, vista desde un helicóptero, podía resultar muy coreográfica.
No sé cómo funciona el cerebro de los valientes en casos de peligro extremo, pero el nuestro, el de los cobardes, se desconecta.
—Mirá hermano —le dice el cerebro al cuerpo— yo me apago diez minutos y que sea lo que dios quiera. En todo caso tiráte al suelo y empezá a chillar, qué sé yo..., a mí pedime que te escriba un cuento, cualquier cosa, pero esto no es lo mío. Nos vemos en la clínica, un fuerte abrazo.
Odio mucho ser cobarde. Siempre me di asco en las situaciones límite. Mi cuñado, el Negro Sánchez, nunca dura sesenta metros sintiéndose perseguido por un retrasado. Hace algo antes. Los valientes suelen tener ideas muy variopintas. Se suben a caballo de la situación, no pierden tiempo en alimentar el susto. Yo reflexionaba sobre este tema cuando noté el metal en la espalda y me quedé quieto.
—Ahora te das vuelta—escuché— y te ponés contra ese coche.
Es extraño, pero sentí una especie de liberación al saberme de lleno en un peligro real, y ya no en uno sospechado. Lo más horrible del miedo es la ambigüedad, no conocer con certeza lo que va a pasar a continuación. Pero una vez que ya está claro que te van a matar como a un chancho, el miedo se convierte en resignada espera. Y la resignación se parece mucho a la pereza, que es mi estado natural.
Me di vuelta con toda la desesperanza del mundo, puse la espalda contra un Seat colorado y lo miré sin hacer un solo gesto. Entonces fue cuando el retrasado me apuntó con la pistola en la cabeza.
—Tranquilo, tranquilo —dije, cerrando los ojos—. Yo estoy quieto, no me muevo.
El caño me tocaba la frente, desde el costado izquierdo, y el tiempo en la oscuridad se puso a patinar (no del verbo deporte olímpico, sino del verbo TDK). Entonces fue cuando me pasaron por la mente todas aquellas cosas: pensé que nunca iba a saber el sexo de mi hijo, pensé en Cris de luto y con barriga, pensé en cómo podía ser el dolor de una bala en el cráneo. Y también me acordé un chiste. Era un chiste horrible, sobre un par de argentinos que quieren entrar a un baile.
Al principio le eché la culpa a todas las drogas blandas de los últimos años. ¿Cómo era posible que mi cerebro, además de desconectarse como una gallina eléctrica, fuera tan cínico? ¿Cómo, en estos momentos de zozobra, podía rememorar un chascarrillo? Pero me equivocaba.
Mi subconsciente, al que yo creía fugado como un cobarde, seguía en pie de guerra y me estaba ofreciendo la solución al problema. No lo supe en el momento, no entendí qué relación tenía aquel chiste tonto con la proximidad de mi muerte, pero había un código secreto.
Yo no había caído del todo, pero la orden del retrasado fue “te ponés contra ese coche”. Solamente los rioplatenses hablamos así. Y solamente los porteños dicen coche (en el interior decimos auto). ¿Y si le avisamos que somos argentinos?, era una frase del chiste que susurraba mi cerebro: ahí estaba la clave.
—Dame la guita —dijo el retrasado, y se corrigió—, la pasta. Dame la pasta.
Aproveché la oportunidad:
—Todo bien —dije—. Entiendo guita, soy argentino.
La cara del tipo cambió por completo. No. No la cara, el gesto. Él seguía siendo un actor yanqui con daño cerebral, pero ahora la serie de suspenso se había convertido en una comedia de media hora. Bajó un poco el arma y me observó con mucho interés, pero sin perder el estrabismo de la mirada enferma, más o menos como un chimpancé que se mira en un espejo nuevo. Después sonrió, sin dejar de apuntarme al omóplato.
—Loco —dijo, alargando muchísimo la primera ‘o’—... Tenés una cara de gallego que se te cae a cachos.
Me dolió muchísimo esa acotación.
—Nada que ver —lo corregí, y le presenté el perfil—: tengo cara de italiano. Mirá la nariz.
—Sos re gallego, man —repitió, cagándose de la risa.
—¿De dónde sos? —le pregunté, y mi corazón empezó a latir de nuevo.
—Vamos a un cajero y te cuento —me dijo.
En el camino comprendí mi error: el pibe no era retrasado sino rolinga, que es una tribu urbana de Buenos Aires. De ahí la extraña forma de caminar y el aspecto de mogólico. Había llegado a Madrid hacía cuatro meses, pero tenía muy difícil el asunto de los papeles: padre desconocido y ascendencia italiana por parte de abuela materna, todo mal. Vivió sus primeros veinticuatro años en San Martín, y hace poco le robó la moto a su hermano, la vendió y se compró un pasaje.
Me llevó encañonado hasta el ServiCaixa de la calle Arenal y me hizo sacar quinientos euros con la tarjeta, que es el máximo permitido. Como me faltaba media hora para entrar a trabajar, nos fuimos a un bar de Sol a tomarnos unas cervezas que quiso pagar él (es un decir). Yo estaba en el posparto del terror, un estado idílico en donde cualquier cosa, menos la muerte, es una buena noticia.
Hablamos de fútbol, de música y de cocaína. Él tenía problemas muy graves con la cocaína, porque acá es malísima y no le pegaba. Me dijo que en San Martín tenía una banda y una novia, y que a veces le parecía que haberse venido para acá había sido un error. El tema de no tener papeles, en las dos acepciones, lo volvía loco. Y como no conseguía trabajo, me dijo, algunas noches salía a robar por la calle.
Yo estaba eufórico, y no me costó mucho emborracharme escuchando sus historias del Gran Buenos Aires. Cuando vivís en otra parte el tono nacional te transporta, redescubrís palabras olvidadas y casi cualquier discurso suena ingenioso y seductor. Además el rolinga me decía ‘vieja’, y eso, después de un tiempo largo de 'tío' y 'chavalote', es impagable.
Cuando nos apagaron las luces del bar, salimos a la calle los dos un poco estúpidos, abrazados para no tropezarnos. Yo tenía que entrar a la oficina (ya llevaba una hora de retraso) y me daba vueltas la cabeza. Él dijo que se iba a dormir.
—¿Querés que te deje diez mangos para desayunar? —me preguntó.
—No, todo bien. Un robo es un robo.
—Si hubiera sabido que eras argento no te choreaba —se disculpó por quinta vez en la noche—. Pero de verdad: portás cara de gallego.
—Me vas a hacer calentar.
—Posta, fiera: tenés los ojos juntos —y me puso otra vez la pistola en el entrecejo, pero esta vez sin maldad, con afán señalador.
Ahora el metal helado me resultaba amistoso, y me espanté el caño de la cara con la mano abierta, como si fuera una mosca de verano. Él guardó el arma y nos despedimos con un abrazo.
—¿Sabés el chiste de los dos argentinos que quieren entrar a un boliche en España? —le dije desde lejos.
Negó con la cabeza.
—Hay un guardia en la puerta. Un argentino le dice al otro: “¿Y si le avisamos que somos argentinos?”. Y el otro contesta: “No, dejá, que se joda”.
—¡Malísimo! —me gritó el rolinga con una sonrisa en la boca, y se metió en un taxi que le pagué yo. De onda.
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viernes, 31 de agosto de 2007
(Me pongo a pensar que...)
"El trabajo dignifica" es una de las ideas más caras que nos supieron vender. Si gano $500 al mes por atender reclamos de usuarios enojados todo el día, si paso mis días encerrado en un cubículo con un taladro de stress en el oido, perdiendo en cada minuto días de vida, no importa, tengo que sentirme digno, tengo trabajo!
Hoy todo pasa por tener o no trabajo. No importa si te gusta, si te hace bien o si aplasta tu autoestima. Cuando me encuentro con un amigo de hace tiempo, lo único que me pregunta es -¿Y qué estás haciendo che? -Lo único importante es ver si estás ocupando tu tiempo y conviertiéndolo en plata. No importa realmente si sos feliz, sólo importa que trabajes.
Todo apunta a que lo antes posible forme una familia, que esa familia genere gastos, que tenga un trabajo para sostenerla y que uno de los máximos temores que tenga sea el temor a perder el trabajo, y es un temor que me va a tener constantemente amenazado. Mi vida se resume a trabajar para ganar plata y poder sostener una vida en la que es necesario gastar plata todo el tiempo.
Lo lograron, hoy me asusta perder el trabajo, pero aclaro que mucho más me asustan las frases hechas, eso que se dice y repite sin pasarlo por un filtro.
"El trabajo dignifica", lo escucho y me salen ampollas en el cerebro.
* Te gustó?, leé más en: http://yojuanperez.blogspot.com
Hoy todo pasa por tener o no trabajo. No importa si te gusta, si te hace bien o si aplasta tu autoestima. Cuando me encuentro con un amigo de hace tiempo, lo único que me pregunta es -¿Y qué estás haciendo che? -Lo único importante es ver si estás ocupando tu tiempo y conviertiéndolo en plata. No importa realmente si sos feliz, sólo importa que trabajes.
Todo apunta a que lo antes posible forme una familia, que esa familia genere gastos, que tenga un trabajo para sostenerla y que uno de los máximos temores que tenga sea el temor a perder el trabajo, y es un temor que me va a tener constantemente amenazado. Mi vida se resume a trabajar para ganar plata y poder sostener una vida en la que es necesario gastar plata todo el tiempo.
Lo lograron, hoy me asusta perder el trabajo, pero aclaro que mucho más me asustan las frases hechas, eso que se dice y repite sin pasarlo por un filtro.
"El trabajo dignifica", lo escucho y me salen ampollas en el cerebro.
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Todo lo que tenés que hacer en una primera cita...
...si vas a querer que ella te vuelva a llamar:
1. Dale sexo oral.
2. Mirala mucho.
3. No la mires tanto.
4. Desvestila con desesperación y seguridad, todo junto.
5. Decile cosas lindas.
6. Decile las peores chanchadas.
7. Mirala de nuevo.
8. No tanto.
9. Llevá el ritmo.
10. Seguí su ritmo.
11. Escuchala.
12. Sé un poco indiferente.
13. Sé un poco cariñoso.
14. Si usás slip, que no lo vea.
15. Tocala.
16. Mirala con ganas.
17. Cogela bien.
18. Procurá que acabe.
19. No ronques.
20. Y nunca te confundas su nombre.
...si vas a querer que él te vuelva a llamar:
1. Decile que la tiene muy grande.
* Te gustó?, leé más en: http://algunasverdades.blogspot.com
1. Dale sexo oral.
2. Mirala mucho.
3. No la mires tanto.
4. Desvestila con desesperación y seguridad, todo junto.
5. Decile cosas lindas.
6. Decile las peores chanchadas.
7. Mirala de nuevo.
8. No tanto.
9. Llevá el ritmo.
10. Seguí su ritmo.
11. Escuchala.
12. Sé un poco indiferente.
13. Sé un poco cariñoso.
14. Si usás slip, que no lo vea.
15. Tocala.
16. Mirala con ganas.
17. Cogela bien.
18. Procurá que acabe.
19. No ronques.
20. Y nunca te confundas su nombre.
...si vas a querer que él te vuelva a llamar:
1. Decile que la tiene muy grande.
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Padre de internet cree que TV del futuro será un iPod.
Vint Cerf, uno de los científicos que hace treinta años creó la web, cree que están contados los días de la televisión actual. Su visión sobre el futuro de las comunicaciones
En una intervención en el Festival Internacional de Televisión en Edimburgo, que recoge The Guardian, Cerf predijo que la TV se aproxima al mismo momento crítico al que tuvo que hacer frente la industria musical a la llegada del reproductor audio digital MP3.
"El 85% de todo el material de vídeo que vemos está pregrabado, por lo que uno puede preparar el propio sistema para hacer las oportunas descargas a voluntad", explicó Cerf, actual vicepresidente de Google y presidente de la organización que administra internet.
"Va a seguir necesitándose la televisión para ciertas cosas, como las noticias, los acontecimientos deportivos y las emergencias, pero cada vez más va a ser casi como con el iPod, en el que puede descargarse el contenido para visionarlo más tarde", señaló.
Dirigiéndose a los directivos de la industria de la televisión, Cerf, de 64 años, les animó a que dejasen de ver internet como una amenaza a la supervivencia de aquel medio en lugar de una gran oportunidad.
El experto norteamericano predijo que pronto la mayoría verá la televisión a través de internet, revolución que puede significar la muerte de los canales tradicionales en favor de nuevos servicios interactivos.
"En Japón es posible ya descargar el contenido de una hora de vídeo en sólo dieciséis segundos", explicó. Y agregó: "Estamos empezando ya a ver la forma de mezclar y combinar informaciones... imagínese la posibilidad de hacer una pausa en un programa de TV y utilizar el ratón para hacer clic en cualquiera de los diferentes elementos que aparecen en la pantalla y averiguar más cosas al respecto".
Cerf aseguró, por otro lado, que no hay que creer a quienes, entre ellos algunos proveedores de servicios de internet, advierten de que el incremento del vídeo en la red podría causar su colapso y dijo que "estamos todavía lejos de agotar su capacidad".
*Te gustó?, leé más en: http://www.infobae.com
En una intervención en el Festival Internacional de Televisión en Edimburgo, que recoge The Guardian, Cerf predijo que la TV se aproxima al mismo momento crítico al que tuvo que hacer frente la industria musical a la llegada del reproductor audio digital MP3.
"El 85% de todo el material de vídeo que vemos está pregrabado, por lo que uno puede preparar el propio sistema para hacer las oportunas descargas a voluntad", explicó Cerf, actual vicepresidente de Google y presidente de la organización que administra internet.
"Va a seguir necesitándose la televisión para ciertas cosas, como las noticias, los acontecimientos deportivos y las emergencias, pero cada vez más va a ser casi como con el iPod, en el que puede descargarse el contenido para visionarlo más tarde", señaló.
Dirigiéndose a los directivos de la industria de la televisión, Cerf, de 64 años, les animó a que dejasen de ver internet como una amenaza a la supervivencia de aquel medio en lugar de una gran oportunidad.
El experto norteamericano predijo que pronto la mayoría verá la televisión a través de internet, revolución que puede significar la muerte de los canales tradicionales en favor de nuevos servicios interactivos.
"En Japón es posible ya descargar el contenido de una hora de vídeo en sólo dieciséis segundos", explicó. Y agregó: "Estamos empezando ya a ver la forma de mezclar y combinar informaciones... imagínese la posibilidad de hacer una pausa en un programa de TV y utilizar el ratón para hacer clic en cualquiera de los diferentes elementos que aparecen en la pantalla y averiguar más cosas al respecto".
Cerf aseguró, por otro lado, que no hay que creer a quienes, entre ellos algunos proveedores de servicios de internet, advierten de que el incremento del vídeo en la red podría causar su colapso y dijo que "estamos todavía lejos de agotar su capacidad".
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¡Top ranking 26 de las cosas que la gente dice de sí misma!
1) “Mi problema es soy demasiado sincero. No filtro lo que digo”. Traducción: “Mi problema es que soy un tremendo maleducado y no sé cómo todavía no me cagaron a trompadas”.
2) “Lo que pasa es que soy demasiado frontal”. Traducción: “Lo que pasa es que soy malo”.
3) “Todos pensamos lo mismo, lo que pasa es que yo lo digo”. Traducción: “Soy malo, y aparte creo tener poderes telepáticos.”
4) “Perdoname pero yo masoquista no soy”. Traducción: “Perdoname pero siempre termino envuelto en situaciones desagradables y complicadas donde tengo que terminar avisando ‘yo masoquista no soy’. ¿No seré medio masoquista?”
5) “Nada que hacerle, yo soy así, culo veo, culo quiero.” Traducción: “Nada que hacerle, nadie me da ni cinco de bola.”
6) “Qué le voy a hacer, soy un tremendo calentón”. Traducción: “Qué le voy a hacer, contar que vi una mina por la calle y me calenté es lo más parecido a una relación sexual que he tenido desde hace unos tres años.”
7) “Decime histérica si querés, pero cuando conseguí estar con el chico que me gusta, ahí quiero otro. Soy terrible.” Traducción: “En realidad, busco personas que mucho mucho no me gustan porque son las únicas que están a mi alcance, y, claro, después me quiero matar. Igual, soy bastaaaaante histérica.”
8) “Yo, cuando alguien me hace una, le hago la cruz, no le hablo más. Un mínimo de dignidad.” Traducción: “Yo, cuando alguien me hace una, le hago la cruz, no le hablo más. Bueno, hasta la próxima vez que me llama. Un mínimo de dignidad.”
9) “Yo soy un loco lindo”. Traducción: “Soy una persona de cincuenta años, no especialmente linda, que de vez en cuando se anota en algún cursillo de algo que no tiene que ver con su vida familiar o laboral. Yipieeeee yay yay.”
10) “Conmigo se dieron cuenta de que no se jode.” Traducción: “Soy buchón, malo, mandón y rompebolas, y encima me enorgullezco de ello. Te digo que si nadie me apuñala en los próximos cinco años es porque tengo un Dios aparte.”
11) “Yo si hay algo que no tolero es que alguien me levante la voz.” Traducción: “Yo si hay algo que no tolero es que alguien me levante la voz. Así que me quedo paralizado y estallo en llanto, y termino pidiendo perdón.”
12) “A mí no me vengan con cosas raras. Al pan, pan, y al vino vino". Traducción: “Tengo treinta y cinco años y vivo con mi madre. No puedo comer otra cosa que las milanesas con puré que hace ella y el mundo exterior me da un terrible pánico.”
13) “A mí me vas a decir, hace cincuenta años que trabajo en esto y jamás escuché la palabra ‘fotosíntesis’”. Traducción: “Soy autodidacta. Y me estoy por jubilar. Dejame en paz. Por favor.”
14) “A mí por las malas nada, pero por las buenas me sacan hasta la camiseta”. Traducción: “Por lo general, cuando me vienen a sacar algo por las buenas, me hago el que no estoy.”
15) “Yo si hay algo que no puedo ver es una injusticia”. Traducción: “Cuando veo una injusticia, frunzo un poco el ceño y después sigo con mis actividades habituales.”
16) “A mí no me gusta perder ni a la bolita”. Traducción: “Pierdo siempre, incluso a la bolita. La verdad la verdad mucho no me gusta. No sé ni para qué sigo jugando”
17) “Yo siempre fui muy justiciero, muy defensor de pobres y ausentes”. Traducción: “Yo siempre fui un tremendo rompebolas”.
18) “Viste cómo soy, no se me escapa una”. Traducción: “Viste cómo soy, soy un tremendo rompebolas”.
19) “Yo soy muy exigente conmigo mismo”. Traducción: “Yo soy un tremendo rompebolas, y para justificarlo, soy, bah, tanto no soy, pero digo a cada oportunidad que se me presenta que soy muy exigente conmigo mismo.”
20) “Soy muy obsesivo, el otro día no me volví a a mi casa hasta que encontré dónde estaba esa diferencia maldita”. Traducción: “Soy un tremendo rompebolas y además tengo una vida privada desgraciada y triste, y si no, voy en camino de tenerla”.
21) “A mí el cine de Hollywood me cansó”. Traducción: “Ahora no puedo hablar de Duro de Matar 4.0, estoy rodeado de unas chicas que estudian en Filosofía y Letras. Después te llamo”.
22) “Yo pescado no te como”. Traducción: “Soy un tremendo rompebolas. Sí, de nuevo.”
23) “Yo soy muy perceptivo”. Traducción: “Yo soy muy paranoico”.
24) “Yo veo a una persona y ya me doy cuenta de cómo es en el fondo”. Traducción: “Tengo leves brotes psicóticos, imagino que desde adentro de la cabeza de la gente sale como un enanito que representa la verdadera personalidad del tipo. Por ejemplo, si el tipo tiene cara de bueno, pero es malo, el enanito tiene cara de malo, y cuernos, y un cuchillo. Más o menos funciona así la maquinola.”
25) “A mí un mozo me trae algo distinto a lo que le pedí y yo se la devuelvo y que me traiga otro, loco, yo estoy pagando por la comida y por el ser-vi-cio”. Traducción: “Soy un tremendo rompebolas y además ya me acostumbré al sabor de la comida con escupitajos.”
26) “A mí la gente me quiere o me odia”. Traducción: “A mí la gente me odia”.
*Te gustó?, leé más en: http://weblogs.clarin.com/podeti/
2) “Lo que pasa es que soy demasiado frontal”. Traducción: “Lo que pasa es que soy malo”.
3) “Todos pensamos lo mismo, lo que pasa es que yo lo digo”. Traducción: “Soy malo, y aparte creo tener poderes telepáticos.”
4) “Perdoname pero yo masoquista no soy”. Traducción: “Perdoname pero siempre termino envuelto en situaciones desagradables y complicadas donde tengo que terminar avisando ‘yo masoquista no soy’. ¿No seré medio masoquista?”
5) “Nada que hacerle, yo soy así, culo veo, culo quiero.” Traducción: “Nada que hacerle, nadie me da ni cinco de bola.”
6) “Qué le voy a hacer, soy un tremendo calentón”. Traducción: “Qué le voy a hacer, contar que vi una mina por la calle y me calenté es lo más parecido a una relación sexual que he tenido desde hace unos tres años.”
7) “Decime histérica si querés, pero cuando conseguí estar con el chico que me gusta, ahí quiero otro. Soy terrible.” Traducción: “En realidad, busco personas que mucho mucho no me gustan porque son las únicas que están a mi alcance, y, claro, después me quiero matar. Igual, soy bastaaaaante histérica.”
8) “Yo, cuando alguien me hace una, le hago la cruz, no le hablo más. Un mínimo de dignidad.” Traducción: “Yo, cuando alguien me hace una, le hago la cruz, no le hablo más. Bueno, hasta la próxima vez que me llama. Un mínimo de dignidad.”
9) “Yo soy un loco lindo”. Traducción: “Soy una persona de cincuenta años, no especialmente linda, que de vez en cuando se anota en algún cursillo de algo que no tiene que ver con su vida familiar o laboral. Yipieeeee yay yay.”
10) “Conmigo se dieron cuenta de que no se jode.” Traducción: “Soy buchón, malo, mandón y rompebolas, y encima me enorgullezco de ello. Te digo que si nadie me apuñala en los próximos cinco años es porque tengo un Dios aparte.”
11) “Yo si hay algo que no tolero es que alguien me levante la voz.” Traducción: “Yo si hay algo que no tolero es que alguien me levante la voz. Así que me quedo paralizado y estallo en llanto, y termino pidiendo perdón.”
12) “A mí no me vengan con cosas raras. Al pan, pan, y al vino vino". Traducción: “Tengo treinta y cinco años y vivo con mi madre. No puedo comer otra cosa que las milanesas con puré que hace ella y el mundo exterior me da un terrible pánico.”
13) “A mí me vas a decir, hace cincuenta años que trabajo en esto y jamás escuché la palabra ‘fotosíntesis’”. Traducción: “Soy autodidacta. Y me estoy por jubilar. Dejame en paz. Por favor.”
14) “A mí por las malas nada, pero por las buenas me sacan hasta la camiseta”. Traducción: “Por lo general, cuando me vienen a sacar algo por las buenas, me hago el que no estoy.”
15) “Yo si hay algo que no puedo ver es una injusticia”. Traducción: “Cuando veo una injusticia, frunzo un poco el ceño y después sigo con mis actividades habituales.”
16) “A mí no me gusta perder ni a la bolita”. Traducción: “Pierdo siempre, incluso a la bolita. La verdad la verdad mucho no me gusta. No sé ni para qué sigo jugando”
17) “Yo siempre fui muy justiciero, muy defensor de pobres y ausentes”. Traducción: “Yo siempre fui un tremendo rompebolas”.
18) “Viste cómo soy, no se me escapa una”. Traducción: “Viste cómo soy, soy un tremendo rompebolas”.
19) “Yo soy muy exigente conmigo mismo”. Traducción: “Yo soy un tremendo rompebolas, y para justificarlo, soy, bah, tanto no soy, pero digo a cada oportunidad que se me presenta que soy muy exigente conmigo mismo.”
20) “Soy muy obsesivo, el otro día no me volví a a mi casa hasta que encontré dónde estaba esa diferencia maldita”. Traducción: “Soy un tremendo rompebolas y además tengo una vida privada desgraciada y triste, y si no, voy en camino de tenerla”.
21) “A mí el cine de Hollywood me cansó”. Traducción: “Ahora no puedo hablar de Duro de Matar 4.0, estoy rodeado de unas chicas que estudian en Filosofía y Letras. Después te llamo”.
22) “Yo pescado no te como”. Traducción: “Soy un tremendo rompebolas. Sí, de nuevo.”
23) “Yo soy muy perceptivo”. Traducción: “Yo soy muy paranoico”.
24) “Yo veo a una persona y ya me doy cuenta de cómo es en el fondo”. Traducción: “Tengo leves brotes psicóticos, imagino que desde adentro de la cabeza de la gente sale como un enanito que representa la verdadera personalidad del tipo. Por ejemplo, si el tipo tiene cara de bueno, pero es malo, el enanito tiene cara de malo, y cuernos, y un cuchillo. Más o menos funciona así la maquinola.”
25) “A mí un mozo me trae algo distinto a lo que le pedí y yo se la devuelvo y que me traiga otro, loco, yo estoy pagando por la comida y por el ser-vi-cio”. Traducción: “Soy un tremendo rompebolas y además ya me acostumbré al sabor de la comida con escupitajos.”
26) “A mí la gente me quiere o me odia”. Traducción: “A mí la gente me odia”.
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Diccionario: Cucaracha
Cucaracha: bicho asqueroso, grande, sucio, horrible, capaz de inmiscuirse en lugares en los que parece imposible que quepa, dotado de un poder de persistencia y avasallamiento sólo comparable al inmenso poder imaginario con el que penetra también en nuestras mentes frágiles y sensibles; insecto despreciable que al ser aplastado distribuye por los alrededores un relleno blanco que revuelve el estómago de su asesino; monstruo menor, antenoso, terrorífico, cuyo roce despierta molestias de tal poder que debemos creerlas provenientes de una historia atávica de rivalidad inverosímil, en la que un insecto apenas dotado de unos centímetros de tamaño es capaz de jaquear o al menos perturbar a los gigantones que somos, no sólo poseedores de un tamaño infinitamente superior sino también de una inteligencia en la comparación privilegiada; insecto emisario de un infierno de asco y repugnancia, en el que nuestras inmoralidades no merecen la reprobación ni el fuego sino el castigo aun más espantoso de una permanente exposición a su mundo de nausea y suciedad.
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"Capri - Capri, Alcoyana - Alcoyana"
Berugo Carambula, a través de su programa "Atrévase a Soñar" popularizó el famoso "Capri-Capri, Alcoyana-Alcoyana" y a partir de ahí cada vez que alguien encuentra alguna coincidencia en cualquier ámbito de la vida aplica aquella fórmula.
En el año 1991 Menen tuvo el famoso Yomagate, valijas con dinero de drogas entradas al país por Amira Yoma. En el año 2004, son encontradas valijas en Ezeiza llenas de drogas de la empresa Southern Winds. En el año 2007, sospechosos 800.000 dólares ingresan desde Venezuela, junto a funcionarios argentinos en un avión particular alquilado por el gobierno Nacional. Primera coincidencia.
Año 1993, sospechosa venta de armas a Croacia, que terminan en Ecuador a precios irrisorios. En el año 2007, Fabricaciones Militares vende 6739 kilos de partes y accesorios de fusiles FAL a 2664,45 dólares. Un juez federal acusa de fraude y perjuicio al Estado a la Ministra de Defensa, Nilda Garre. Segunda coincidencia.
La secretaria de Medio Ambiente, María Julia Alsogaray, es sospechada y denunciada de enriquecimiento ilícito, la decoración de su oficina se paga más de 2 millones de dólares.
La secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti es acusada por malversación de fondos públicos y defraudación al Estado. Según denuncia el diario Clarín en la gestión de Picolotti, se hicieron unas 350 designaciones que se sumaron a los más de 400 empleados existentes. Los contratos incluyen salarios que van desde los 4 mil a los 12 pesos mensuales. Entre los incorporados figuran familiares y amigos de la secretaria. Otra coincidencia más.
Hace 10 años estallaba el escándalo IBM - Banco Nación donde se hablaba de defraudación contra la administración pública, cuando aparecieron datos de sobornos para favorecer una licitación. La causa va a juicio oral.
Hoy se habla del caso Skanska en donde se denuncia evasión impositiva, sobreprecios para la construcción de un gasoducto del 152%, funcionarios de Energas y del Banco Nación implicados, y una hipótesis sobre sobornos. Nuevamente coincidencia.
El gobierno de Carlos Menem fue acusado de pagar sobresueldos a sus funcionarios.
En el baño de la ministro de Economía, Felisa Micelli, apareció un sobre con 100.000 pesos termosellados del Banco Central y 30.000 dólares. Nunca pudo explicar de dónde salió el dinero. ¿Otra coincidencia?
Carlos Menem fue reelecto a pesar de los escándalos por más del 50% de los votos de los argentinos.
El kirchnerismo será reelecto a pesar de los escándalos, según números oficiales y no oficiales, casi por el 50% de los votos de los argentinos.
Los argentinos en su mayoría hoy se arrepienten de haberle dado a Carlos Menem la posibilidad de gobernar un nuevo periodo en la Argentina.
El tema "El último trago" de Andrés Calamaro en su estribillo dice lo siguiente: "nada me han enseñado los años, siempre caigo en los mismos errores". ¿No le hace acordar a alguien?
* Te gustó?, leé más en: http://opinionesindependientes.blogspot.com
En el año 1991 Menen tuvo el famoso Yomagate, valijas con dinero de drogas entradas al país por Amira Yoma. En el año 2004, son encontradas valijas en Ezeiza llenas de drogas de la empresa Southern Winds. En el año 2007, sospechosos 800.000 dólares ingresan desde Venezuela, junto a funcionarios argentinos en un avión particular alquilado por el gobierno Nacional. Primera coincidencia.
Año 1993, sospechosa venta de armas a Croacia, que terminan en Ecuador a precios irrisorios. En el año 2007, Fabricaciones Militares vende 6739 kilos de partes y accesorios de fusiles FAL a 2664,45 dólares. Un juez federal acusa de fraude y perjuicio al Estado a la Ministra de Defensa, Nilda Garre. Segunda coincidencia.
La secretaria de Medio Ambiente, María Julia Alsogaray, es sospechada y denunciada de enriquecimiento ilícito, la decoración de su oficina se paga más de 2 millones de dólares.
La secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti es acusada por malversación de fondos públicos y defraudación al Estado. Según denuncia el diario Clarín en la gestión de Picolotti, se hicieron unas 350 designaciones que se sumaron a los más de 400 empleados existentes. Los contratos incluyen salarios que van desde los 4 mil a los 12 pesos mensuales. Entre los incorporados figuran familiares y amigos de la secretaria. Otra coincidencia más.
Hace 10 años estallaba el escándalo IBM - Banco Nación donde se hablaba de defraudación contra la administración pública, cuando aparecieron datos de sobornos para favorecer una licitación. La causa va a juicio oral.
Hoy se habla del caso Skanska en donde se denuncia evasión impositiva, sobreprecios para la construcción de un gasoducto del 152%, funcionarios de Energas y del Banco Nación implicados, y una hipótesis sobre sobornos. Nuevamente coincidencia.
El gobierno de Carlos Menem fue acusado de pagar sobresueldos a sus funcionarios.
En el baño de la ministro de Economía, Felisa Micelli, apareció un sobre con 100.000 pesos termosellados del Banco Central y 30.000 dólares. Nunca pudo explicar de dónde salió el dinero. ¿Otra coincidencia?
Carlos Menem fue reelecto a pesar de los escándalos por más del 50% de los votos de los argentinos.
El kirchnerismo será reelecto a pesar de los escándalos, según números oficiales y no oficiales, casi por el 50% de los votos de los argentinos.
Los argentinos en su mayoría hoy se arrepienten de haberle dado a Carlos Menem la posibilidad de gobernar un nuevo periodo en la Argentina.
El tema "El último trago" de Andrés Calamaro en su estribillo dice lo siguiente: "nada me han enseñado los años, siempre caigo en los mismos errores". ¿No le hace acordar a alguien?
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Voto electrónico.
El sábado pasado, en el canal Metro tuve la oportunidad de ver el programa Dominio Digital.
El tema central era el voto electrónico.
El querer reemplazar el “viejo y conocido” voto con urnas por el de un sistema electrónico no resiste el más mínimo análisis.
Nadie puede afirmar que una pantalla touch screen es más económica que 500 volantes del peor papel.
Tampoco es más barato un dispositivo electrónico con tarjetas de memoria o conexión (inalámbrica o no) que una caja de cartón.
Tal como decía Daniel Sentinelli, a la hora de utilizar un dispositivo electrónico, los más viejos y los más pobres, se verán prácticamente imposibilitados de operarlo correctamente, porque son dos sectores que no tienen acceso cotidiano a la tecnología.
Yo podría agregar que, los ciegos y los analfabetos, sencillamente no podrían utilizarlos. Es más, si no desean pedir ayuda al presidente de mesa, actualmente llevan su voto en el bolsillo y listo.
Como si todo esto no fuera suficiente, a la hora de asegurarnos de que en la votación no ha habido fraude, alcanza con saber que en el momento del recuento, no sólo está el presidente de mesa, sino que hay fiscales de diferentes partidos para verificar que no se haga trampa. Es bastante sencillo apilar boletas según el partido, anotar cuántos votos tuvo cada candidato y sumar los parciales para ver si el total coincide con la cantidad de votantes.
En un sistema electrónico, ¿quién podría controlar nada?
Si como reconoció Daniel que ni él mismo sería capaz de saber si el programa es correcto (el tema de la seguridad es su punto fuerte), quiénes podrían?
Mostró un video de la Universidad de Princeton en el que podía verse cómo en unos 2 minutos era posible hackear la máquina para que el resultado fuese otro, y sin dejar pruebas.
Lo más maravilloso del informe fue el video demostrativo de la posibilidad de fraude que mostró cómo debió haber sido en el Estado de Florida, en Estados Unidos, cuando la opción era votar a George W. Bush o a John Kerry.
*Te gustó?, leé más en: http://www.gustavorivas.com.ar
El tema central era el voto electrónico.
El querer reemplazar el “viejo y conocido” voto con urnas por el de un sistema electrónico no resiste el más mínimo análisis.
Nadie puede afirmar que una pantalla touch screen es más económica que 500 volantes del peor papel.
Tampoco es más barato un dispositivo electrónico con tarjetas de memoria o conexión (inalámbrica o no) que una caja de cartón.
Tal como decía Daniel Sentinelli, a la hora de utilizar un dispositivo electrónico, los más viejos y los más pobres, se verán prácticamente imposibilitados de operarlo correctamente, porque son dos sectores que no tienen acceso cotidiano a la tecnología.
Yo podría agregar que, los ciegos y los analfabetos, sencillamente no podrían utilizarlos. Es más, si no desean pedir ayuda al presidente de mesa, actualmente llevan su voto en el bolsillo y listo.
Como si todo esto no fuera suficiente, a la hora de asegurarnos de que en la votación no ha habido fraude, alcanza con saber que en el momento del recuento, no sólo está el presidente de mesa, sino que hay fiscales de diferentes partidos para verificar que no se haga trampa. Es bastante sencillo apilar boletas según el partido, anotar cuántos votos tuvo cada candidato y sumar los parciales para ver si el total coincide con la cantidad de votantes.
En un sistema electrónico, ¿quién podría controlar nada?
Si como reconoció Daniel que ni él mismo sería capaz de saber si el programa es correcto (el tema de la seguridad es su punto fuerte), quiénes podrían?
Mostró un video de la Universidad de Princeton en el que podía verse cómo en unos 2 minutos era posible hackear la máquina para que el resultado fuese otro, y sin dejar pruebas.
Lo más maravilloso del informe fue el video demostrativo de la posibilidad de fraude que mostró cómo debió haber sido en el Estado de Florida, en Estados Unidos, cuando la opción era votar a George W. Bush o a John Kerry.
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Apertura
¿Es posible que haya tantas mujeres amargadas porque empezó un nuevo campeonato de fútbol? La publicidad no ayuda, me doy cuenta, parece que una nueva vida acaba de comenzar para los elementos masculinos de una pareja. Lo que no comprendo es por qué genera tanta bronca femenina.
A algunas nos gusta el fútbol y disfrutamos de acompañar a maridos, novios, amantes y etcéteras varios en su sufrimiento o felicidad; hasta disfrutamos de pelearnos cuando nos toca ver partidos en que se enfrentan los equipos de nuestras simpatías.
Pero si no es tu caso, ¿a qué tanto problema? Dejate de joder, si hasta hace diez días estabas harta de tenerlo dando vueltas por la casa preguntando qué comemos. Ahora ¡aprovechá que lo tenés entretenido!
Si el evento deportivo en cuestión se ve en casa te propongo lo siguiente: cuando el horario coincide con la cena, panchos frente al aparato (me refiero al de TV) y a otra cosa. Con una copa de vino -jamás cerveza-. Después de haber depositado amorosamente una bandejita con las salchichas, panes, aderezos y bebida (no olvides las servilletas de papel) tenés dos horas enteras para meterte en la bañera previamente llena, hacerte la máscara facial con la que el tipo nunca deberá verte y sacarte los callitos en más absoluta intimidad. No olvides la prohibición de la cerveza si no querés que el hincha en cuestión entre a interrumpir a cada rato.
Si la cosa es en la cancha agregale depilación, tintura de cabello y decoloración de molestos pelos de antebrazo, bozo y entrecejo. Si te queda tiempo, salida con amigas en igual o peor situación, y el día habrá sido completo.
Y si sos de aquellas que no sólo no putean, sino que además disfrutan de ver el partido juntos, apoltronate a su lado con una bata vieja, medias futboleras y el pelo recogido. Habrás tenido la precaución de ponerte, debajo del atuendo horrible, tu mejor conjunto interior.
Te garantizo que, sea cual fuere el resultado, después de la pitada final la vas a pasar bomba.
*Te gustó?, leé más en: http://notaniguales.blogspot.com
A algunas nos gusta el fútbol y disfrutamos de acompañar a maridos, novios, amantes y etcéteras varios en su sufrimiento o felicidad; hasta disfrutamos de pelearnos cuando nos toca ver partidos en que se enfrentan los equipos de nuestras simpatías.
Pero si no es tu caso, ¿a qué tanto problema? Dejate de joder, si hasta hace diez días estabas harta de tenerlo dando vueltas por la casa preguntando qué comemos. Ahora ¡aprovechá que lo tenés entretenido!
Si el evento deportivo en cuestión se ve en casa te propongo lo siguiente: cuando el horario coincide con la cena, panchos frente al aparato (me refiero al de TV) y a otra cosa. Con una copa de vino -jamás cerveza-. Después de haber depositado amorosamente una bandejita con las salchichas, panes, aderezos y bebida (no olvides las servilletas de papel) tenés dos horas enteras para meterte en la bañera previamente llena, hacerte la máscara facial con la que el tipo nunca deberá verte y sacarte los callitos en más absoluta intimidad. No olvides la prohibición de la cerveza si no querés que el hincha en cuestión entre a interrumpir a cada rato.
Si la cosa es en la cancha agregale depilación, tintura de cabello y decoloración de molestos pelos de antebrazo, bozo y entrecejo. Si te queda tiempo, salida con amigas en igual o peor situación, y el día habrá sido completo.
Y si sos de aquellas que no sólo no putean, sino que además disfrutan de ver el partido juntos, apoltronate a su lado con una bata vieja, medias futboleras y el pelo recogido. Habrás tenido la precaución de ponerte, debajo del atuendo horrible, tu mejor conjunto interior.
Te garantizo que, sea cual fuere el resultado, después de la pitada final la vas a pasar bomba.
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Maestros pobres fabrican ciudadanos de baja intensidad.
Los argentinos somos considerados por los sociólogos del mundo como ciudadanos de baja intensidad.
¿Qué es un “ciudadano de baja intensidad”?
Básicamente una persona que no se anima a reclamar lo que le corresponde, alguien que considera que cualquier cosa que se le dé en el estado en que se encuentre, sea un bien o un servicio de un proveedor público o privado, es todo lo que se puede conseguir, lo máximo a lo que se puede aspirar. Para un ciudadano de baja intensidad, el derecho a reclamar o a quejarse es una atribución que no tiene que ver con la cotidianeidad de su existir. La radiografía de un ciudadano de baja intensidad coincide con la de cada uno de los argentinos, seres que andan por la vida con miedo o, por lo menos, con la sensación constante de deberle algo a alguien.
Cualquiera que hable con un norteamericano o con un europeo podrá percibir la diferencia. Basta con pasar cinco minutos con un extranjero del llamado “Primer mundo” para notar que se mueve con una solvencia y una seguridad desconocida para los argentinos. Para nuestros compatriotas está fuera de discusión el hecho de que el voto no modifica nada, de que sea cual fuere la elección, el político siempre se sale con la suya gracias al poder que uno mismo delega, de que el médico del hospital público puede optar por atender mal a un paciente, a pesar de que éste le para el sueldo cuando abona sus impuestos.
No hay ciudadanos, sino maltratados. Hay argentinos que se curan mal, que se enferman más y que terminan sus días en los hospitales sin saber cuáles son los derechos; son personas que mueren en la ignorancia de no saber que pueden reclamar una vida mejor.
*Te gustó?, leé más en: http://www.minutouno.com/1/hoy/blog/blog/MUNDO-CHICHE%5Eid_5517.htm
¿Qué es un “ciudadano de baja intensidad”?
Básicamente una persona que no se anima a reclamar lo que le corresponde, alguien que considera que cualquier cosa que se le dé en el estado en que se encuentre, sea un bien o un servicio de un proveedor público o privado, es todo lo que se puede conseguir, lo máximo a lo que se puede aspirar. Para un ciudadano de baja intensidad, el derecho a reclamar o a quejarse es una atribución que no tiene que ver con la cotidianeidad de su existir. La radiografía de un ciudadano de baja intensidad coincide con la de cada uno de los argentinos, seres que andan por la vida con miedo o, por lo menos, con la sensación constante de deberle algo a alguien.
Cualquiera que hable con un norteamericano o con un europeo podrá percibir la diferencia. Basta con pasar cinco minutos con un extranjero del llamado “Primer mundo” para notar que se mueve con una solvencia y una seguridad desconocida para los argentinos. Para nuestros compatriotas está fuera de discusión el hecho de que el voto no modifica nada, de que sea cual fuere la elección, el político siempre se sale con la suya gracias al poder que uno mismo delega, de que el médico del hospital público puede optar por atender mal a un paciente, a pesar de que éste le para el sueldo cuando abona sus impuestos.
No hay ciudadanos, sino maltratados. Hay argentinos que se curan mal, que se enferman más y que terminan sus días en los hospitales sin saber cuáles son los derechos; son personas que mueren en la ignorancia de no saber que pueden reclamar una vida mejor.
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Una mujer le duele mucho en el culo por morder al perro.
Esta vez me hiciste calentar.
¿Vos te das cuenta de lo que hiciste?
Por no saber unir cuatro o cinco palabras como corresponde no se entiende qué es lo que quisiste buscar.
¿Sabías que esta era posiblemente una de las búsquedas más graciosas con las que llegaron a mi blog?
¿Y te diste cuente que por ¡BRUTO! escribiste cualquier cosa y no la puedo aprovechar porque no se entiende?
¿Vos sabés la oportunidad que me hiciste perder porque no entiendo si la mujer mordió al perro y luego el perro le mordió el culo, si la señora al agacharse para morder al perro se lastimó o se cayó de culo o si quiso morder al perro con el culo?
¿O si es el viejo chiste de una mujer le duele mucho en el culo por morder al perro, y entonces va al médico y entonces...?
Imbécil...
Te odio.
*Te gustó?, leé más en: http://questasbuscando.blogspot.com
¿Vos te das cuenta de lo que hiciste?
Por no saber unir cuatro o cinco palabras como corresponde no se entiende qué es lo que quisiste buscar.
¿Sabías que esta era posiblemente una de las búsquedas más graciosas con las que llegaron a mi blog?
¿Y te diste cuente que por ¡BRUTO! escribiste cualquier cosa y no la puedo aprovechar porque no se entiende?
¿Vos sabés la oportunidad que me hiciste perder porque no entiendo si la mujer mordió al perro y luego el perro le mordió el culo, si la señora al agacharse para morder al perro se lastimó o se cayó de culo o si quiso morder al perro con el culo?
¿O si es el viejo chiste de una mujer le duele mucho en el culo por morder al perro, y entonces va al médico y entonces...?
Imbécil...
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El misterio de la bombacha.
El regreso del sol me ha hecho abrir todas las ventanas (si fuera cursi diría que la de mi corazón tambien, pero estas chotadas sólo las pienso), de mi casa. Mucho balcón, mucha gata al sol, mucho guille en cortos y remera leyendo el nuevo de Edu de la Puente, Caléxico sonando en la compu y un copete de Malamado....¿que más se puede pedir? Paz, tranquilidad...¡¡ughhh!! ¿que es eso blanco que cuelga al lado de la maceta del ficus? ¡Una bombacha! Caramba, linda, limpita, sexy. Hay mucho viento, seguro se voló de algún lado. ¿Que hago? Si la guardo, ¿me creerán que la encontré en el balcón? ¿La dejo en el ascensor? ¿Cómo una simple bombacha me puede complicar el día? No puedo andar por el barrio preguntando quien la perdió. ¿La empujo suavemente y dejo que siga su rumbo aéreo? ¿Me la pruebo? Nó, ¿y si me gusta como me queda? La pucha...¿será de una mina que está buena o un bagayo? Me cago en ésta puta bombacha...estaba tan tranquilo....¿Y si la culego en el balcón para que la dueña la vea? Nó, voy a quedar como un boludo que cuelga las prendas íntimas de sus conquistas, además dudo que venga una mina y me diga: perdón, esa bombacha es mía. En fin...le suelto las alas y que siga su rumbo....ahora es problema de otro. ¿Estaría buena la dueña?
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El atajo de las costumbres.
Mientras no sepa para qué vine al mundo, seré mi mejor objetivo.
Podés dedicar tu vida a lo que no importa y rendir cuentas familiares y sociales. Podés pasarte veranos tratando de imitar tapas de Gente y publicidades de Quilmes. También podés elegir tener miedo, miedo a la muerte por ejemplo, miedo que la iglesia se encargará de aliviar con una mano y alimentar con la otra. No te olvides de leer el diario todos los días también, para estar más al tanto de las noticias de los demás que de las tuyas. Y de a poco, te vas a ir acostumbrando a que hay un gran sistema encargado de decirte qué colores se usan este verano y cuántos años de cárcel le dan a los delincuentes en otros paises.
Así, sin querer darte cuenta, vas a ir remplazando tu instinto y la confianza en vos mismo, por el control remoto y una afeitada más al ras. De ahí en adelante: acción y reacción. Una publicidad la acción, una compra la reacción. Noticias de la delincuencia de moda, la acción... miedo, la reacción. Así es como vas pasando de ser el protagonista de tu vida a un simple y vacío reaccionario. Así es como se toma el atajo de las costumbres.
Ser un autómata de costumbres tiene una parte mala y una buena. Lo malo es que tus tardes se vuelven aburridas, pero lo bueno es que Tinelli se encarga de compensar eso.
Una vez acostumbrado, todo se vuelve más sencillo. Las preocupaciones importantes desaparecen dando lugar a las inventadas. Te va a llevar todo noviembre decidir entre Mar del Plata y Villa Gesell, para al final elegir lo que elegís todos los años... ¿por qué? porque estás acostumbrado. Así las costumbres pasan a decidir por vos y todo se vuelve más cómodo.
Y ahí vas…
80 años acostumbrado,
80 años durando 80 años,
80 años aparentando estar vivo.
Teniendo la posibilidad de elegir, todo lo que uno haga por costumbre, es síntoma de estupidez.
*Te gustó? leé más en: http://yojuanperez.blogspot.com
Podés dedicar tu vida a lo que no importa y rendir cuentas familiares y sociales. Podés pasarte veranos tratando de imitar tapas de Gente y publicidades de Quilmes. También podés elegir tener miedo, miedo a la muerte por ejemplo, miedo que la iglesia se encargará de aliviar con una mano y alimentar con la otra. No te olvides de leer el diario todos los días también, para estar más al tanto de las noticias de los demás que de las tuyas. Y de a poco, te vas a ir acostumbrando a que hay un gran sistema encargado de decirte qué colores se usan este verano y cuántos años de cárcel le dan a los delincuentes en otros paises.
Así, sin querer darte cuenta, vas a ir remplazando tu instinto y la confianza en vos mismo, por el control remoto y una afeitada más al ras. De ahí en adelante: acción y reacción. Una publicidad la acción, una compra la reacción. Noticias de la delincuencia de moda, la acción... miedo, la reacción. Así es como vas pasando de ser el protagonista de tu vida a un simple y vacío reaccionario. Así es como se toma el atajo de las costumbres.
Ser un autómata de costumbres tiene una parte mala y una buena. Lo malo es que tus tardes se vuelven aburridas, pero lo bueno es que Tinelli se encarga de compensar eso.
Una vez acostumbrado, todo se vuelve más sencillo. Las preocupaciones importantes desaparecen dando lugar a las inventadas. Te va a llevar todo noviembre decidir entre Mar del Plata y Villa Gesell, para al final elegir lo que elegís todos los años... ¿por qué? porque estás acostumbrado. Así las costumbres pasan a decidir por vos y todo se vuelve más cómodo.
Y ahí vas…
80 años acostumbrado,
80 años durando 80 años,
80 años aparentando estar vivo.
Teniendo la posibilidad de elegir, todo lo que uno haga por costumbre, es síntoma de estupidez.
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