Parece ser que la reiteración de ciertas ideas genera en las masas impensates un caudal de saberes populares de carácter erróneo. Me refiero concretamente a frases y refranes carentes de sentido, que debieran ser analizados minuciosamente, pero por su recurrente invocación, se asumen como verdades inalienables. Tal es el caso de la frase "sobre gustos no hay nada escrito".
Personalmente creo que sobre gustos hay mucho escrito, porque todo lo que se escribe está íntimamente ligado a los gustos del escritor.
No conozco un solo escritor que haya escrito una obra, abordando una temática impuesta contra su voluntad.
Hoy abundan los libros denominados de auto-ayuda. Colman los estantes de las librerías y los pocos espacios de propaganda literaria existentes. Hasta esos pacatos autores de obras innombrables, que tienen que cumplir con las fechas de publicación impuestas por las editoriales para las que trabajan escriben por gusto; por el gusto del dinero claro.
Hay personas que se toman muy en serio lo de los gustos, y tienen preferencias sobre casi todo lo que los rodea. Preferencias perfectamente ordenadas por rubros, colores y sabores. Me refiero a estos seres que tienen por ejemplo un color favorito. ¿Qué es un color favorito?, ¿un color favorito para qué?, ¿para pintar una habitación?, ¿para vestirse un día de lluvia?, ¿para las cortinas del comedor?. Además tienen una comida favorita, su jugador de fútbol favorito y su día de la semana favorito. También tienen una lista de películas favoritas, ordenadas de mejor a peor, una lista de actores, una de músicos, una de canciones, otra de marcas de autos, de ropa y de miles de cosas más.
Esta claro que en cada elección de nuestra vida intervienen nuestras preferencias. Cada vez que optamos por algo lo estamos prefiriendo sobre alguna otra cosa. Pero en todo caso las preferencias y los gustos están ligados a los momentos en que las decisiones son tomadas. Podemos tomar decisiones distintas sobre iguales planteos en momentos distintos. Ahora puedo preferir un tango de Piazzola, pero dentro de diez minutos puedo preferir la Trova Cubana; ahora prefiero una película de Kusturica pero ayer preferí una de Eliseo Subiela.
No imagino una vida más chata que la de aquel que manifiesta siempre las mismas preferencias, invariables como montañas, constantes como rectas y repetitivas como segundos, ante las mismas disyuntivas.
Solo alguien vivo puede contradecirse, replantearse, dudar, reflexionar y volver a contradecirse.
* Te gustó?, leé más en: http://ramiropol.blogspot.com/
lunes, 8 de octubre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario