miércoles, 26 de septiembre de 2007

Supermercadeces

Teóricamente, a lo largo de los años, las actividades que uno realiza en forma periódica deben volverse más fáciles de hacer gracias a la práctica que se adquiere. Sin embargo, he notado que yo me vuelvo más torpe con el tiempo. En algunos casos puedo culpar al hecho de que algunas cosas en realidad se han vuelto más complicadas (como ver televisión, pero eso será motivo de otra monografía).

En lo que respecta a hacer las compras en supermercados, hay toda una serie de factores que conspiran para convertirme en un completo inútil. Si bien nunca fui ni siquiera medianamente eficiente en este aspecto, mi desempeño empeora en forma constante y la tendencia sigue firme.

Yo gasto más, compro menos, empleo más tiempo y sufro en general la experiencia de comprar en supermercados en mayor grado que la mayoría de las personas que veo empujando sus carritos entre las góndolas, entre los cuales hay algunos que necesitan etiquetas para identificar sus diferentes orificios excretores.

Por empezar, nunca he llegado al grado de sofisticación necesaria para planificar una compra mensual. Yo voy al supermercado cuando noto que mi heladera se diferencia de mi biblioteca sólo por el hecho de que en su interior hay menos libros, está más fresquito, y huele un poco peor.
Incluso los menos dotados suelen evitar llegar a ese punto, en gran parte porque sus progenies empiezan a protestar cuando a la hora de cenar se les sirve un puñado de pan rallado, dos cubitos de hielo y un sobre de mayonesa de "Pumper Nic" que estuvo escondido debajo del estante de los huevos desde 1977. Al no contar con ese tipo de alarmas, los solteros urbanos como quien escribe solemos sobrepasar el punto de reaprovisionamiento por varios días, durante los cuales mezclamos el pan rallado, los cubitos y la mayonesa, los metemos en el microondas y nos lo comemos (bueno, estoy exagerando, los cubitos pueden ser reemplazados por un chorrito de agua).

Gente con la cual lo único que tengo en común es una temperatura corporal superior a los 30 grados centígrados prepara entonces un documento que según tengo entendido llaman "lista" o "lista de compras", según el nivel de educación formal alcanzado. Al parecer estos individuos, de acuerdo con pautas de consumo establecidas mediante la observación, puede pronosticar con cierto grado de exactitud qué mercancías y en
qué cantidades debe adquirir para asegurar la subsistencia de su clan durante un período de tiempo predeterminado (un mes).

No tengo idea de cómo lo logran.

Creo adivinar que estas buenas gentes en vez de abrir sus heladeras, agarrar cualquier cosa que no esté pegada a los estantes y llamarla "cena", mezcla diversos ingredientes y mediante la aplicación de energía externa en forma de calor logra lo que se llama "comida". A este proceso se lo denomina "cocinar". Lo se porque lo vi en la tele. Además deben hacer alguna clase de previsión en base a las proporciones de ingredientes que cada comida necesita, de manera de no tener almacenados 200 kilos de sal pero ningún tomate.

Debe ser algo instintivo.

Las pocas veces que intenté hacer algo parecido tuve un índice de fracasos que linda con lo asombroso. Después de planificar las compras con ayuda de programas informáticos que me proporcionaron recetas, estadísticas y modelos probabilísticos, hice una compra importante en el supermercado siguiendo escrupulosamente una lista impecablemente impresa en una impresora láser y supuse que tenía resuelto ese aspecto de mi vida por, al menos, un mes.

Al cabo de una semana me había comido lo más rico, algunas de las cosas menos apetecibles habían expirado y despedían olores de lo más desconcertantes, y el resto de la compra permanecía donde la había dejado, y allí está desde entonces. Tampoco había hecho el más eficiente uso de lo consumido, de otra manera no me explico por qué el queso rallado tenía unos hongos como para un documental del Discovery Channel, pero no me quedaba ni arroz ni fideos. Finalmente, sospecho que mis recetas tenían algo raro, esta es la única razón que encuentro para la presencia de un frasco de "extracto de carne" que está en mi alacena desde 1999.

Decidí que en algún punto de la evolución yo me había desviado, y ese instinto planificador alimenticio con que cuenta el humano promedio no se me había incorporado genéticamente. La Naturaleza suele compensar a los mutantes como yo con algún otro don. Esta habilidad compensatoria aún no se ha manifestado en mí, pero sigo esperando. Quién sabe, a lo mejor soy inmune a la picadura de la mosca Tse-Tse, lo cual me haría sumamante popular como recolector de excrementos en la sabana africana.

Habiendo abandonado todo intento de planificación estratégica alimentaria, suelo ir al supermercado cuando no me queda más remedio, como expliqué antes. Cierto es que a veces utilizo el delivery, que es el invento más maravilloso después del horno de microondas, pero tampoco se puede vivir solamente de pizza, empanadas y comida de restaurante. Bueno, sí se puede, pero cuando se acaba el jabón o la espuma de afeitar no se puede reemplazar con una milanesa napolitana con puré. La milanesa no es muy adecuada para el baño (aunque deja la piel bastante humectada, debo decir) y el puré tiende a empastar las cuchillas de las afeitadoras.
(Dejo a los amables lectores la duda de si esto me lo estoy imaginando o realmente hice la prueba).

Así las cosas voy al supermercado sin la famosa lista y con una actitud levemente beligerante. Tengo en mente dos o tres productos cuya falta me advirtió sobre la necesidad de hacer compras y una vaga idea de que necesito algo más. Luego voy entre las góndolas sin ningún rumbo definido, con la esperanza de que la vista de algún artículo dispare quién sabe qué mecanismo inconciente y me haga acordar qué demonios debo adquirir. Pero como tengo el instinto comprador atrofiado, al final termino comprando más o menos lo mismo, más alguna cosa nueva "para probar", alguna otra porque me tenté y tres o cuatro que me vendió alguna promotora pulposa .No puedo resistirme a una promotora, si está buena. Les compro cualquier cosa. Tengo en mi casa 25 litros de detergente porque una de estas hijas de Belcebú me dijo que yo era "lindo" y me dió un beso.Ojalá ningún encargado de marketing de ninguna empresa que usa promotoras esté leyendo esto, porque sería mi ruina.

Esta operación que describí en un solo párrafo está plagada de obstáculos que comienzan con la elección del carrito de compras. Por alguna razón siempre elijo uno que tiene una rueda defectuosa y que no gira con la misma fluidez que las demás, obligándome a compensar el defecto empujando con más fuerza hacia un lado. Me pregunto por qué los fabrican con cuatro ruedas, si una nunca sirve. Debe haber un gigantesco negocio detrás de todo esto, pero todavía no alcanzo a descubrirlo.

El tránsito de carritos dentro de un supermercado es análogo al tránsito automotor dentro de la ciudad en donde ese supermercado se encuentra (tuve la ocasión de ir a supermercados en Inglaterra, y la gente tiene tendencia a circular por la izquierda, y está muy atenta a no molestar a los demás con sus movimientos,lo mismo que en las calles con sus automóviles). Considerando cómo maneja la gente por las calles de Buenos Aires, no es de extrañar que la circulación de carritos de supermercado sea también un caos. La gente se para en pasillos estrechos ocupando todo el espacio disponible, abandona sus vehículos en lugares estratégicos, se apropia de los carritos vacíos cuyo usuario recién comienza la compra y lo deja donde no moleste mientras examina una góndola (adivinen a quién le pasó esto varias veces), atropella con furia los obstáculos que se presentan a su desplazamiento sin importar si el obstáculo es un ser vivo, algo calvo y bastante despistado para hacer compras, y hace en general cosas que resultarían en muertes violentas si no fuera que un carrito de supermercado se desplaza con más lentitud y pesa unas ciento veinte veces menos que un automóvil (este último cálculo se basa en el hecho de que no tengo ganas de revisar la cifra exacta).

Luego está el asunto de los precios. Verán, si hay varias marcas de un mismo producto la idea es encontrar la mejor relación posible entre precio y calidad. Hace mucho tiempo cuando yo tenía unos ingresos tales que el rubro "alimentos, bebidas y productos de limpieza" tenía una incidencia mínima en mis finanzas, confieso que lo que hacía era comprar la marca más conocida (lo que después aprendí se denomina "marca líder") y a otra cosa. Eran buenas épocas, sí. Pero cuando mis entradas empezaron a mermar y me vi obligado a prestar más atención a mis salidas, entonces comencé a estudiar con más atención las estanterías. Algunos hábitos de consumo, como por ejemplo clasificar los quesos como "muy rico, rico, mediocre,ni loco" tuvieron que dar paso a una nueva clasificación : "están en pedo, carísimo, incomprable, caro, barato,asqueroso, me llevo éste". Sí, es verdad, cambié el Emmental por el Cuartirolo, el té Twinnings por el Taraguí, el jamón ibérico por algo siniestramente llamado "pernil de cerdo", la mostaza de Dijon por el sobre de Savora, y prácticamente me olvidé de lujos impensables como el lomo de atún, los camarones, el chocolate suizo y la salsa de frambuesas. Todavía no me vi obligado a transitar por el oscuro camino de las llamadas "segundas marcas", más que nada por falta de audacia, pero no descarto esa posibilidad.
Bien, el hecho es que empecé a fijarme en los precios a ver si me podía ahorrar unos pesos en la compra.
Pero los fabricantes evidentemente se dieron cuenta y se anticiparon a mis intenciones, porque empezaron a aplicar una estrategia perversa destinada a confundirme: cambiaron el tamaño de los envases. Por lo general yo nunca me acuerdo el precio exacto de nada, pero más o menos detecto que si una lata de tomates cuesta 2 pesos, es más barata que otra que cuesta 3. Pero si una contiene 127 gramos y la otra 201 mililitros, cómo se compara? Cómo se que la lata de 127 gramos y cuesta 2 pesos la semana pasada no costaba lo mismo pero contenía 134 gramos? Qué diferencia hay entre el puré de tomates y el extracto de tomates? Cuál es el peso especifico del tomate? Mientras me hago todas estas preguntas rascándome la calva, se me acerca una promotora impresionante y me vende un hectolitro de crema de enjuague.

De una manera u otra logro meter en mi carrito algunas mercaderías, y decido que ya es suficiente. Esta decisión no se basa en que ya tengo lo que necesitaba (recuerden que yo en realidad no estoy muy seguro de lo que necesito) sino en el hecho de que ya estoy harto y el hectolitro de crema de enjuague ya no me deja lugar para otra cosa.

Entonces me dirijo a la línea de cajas, y ahí empieza otra odisea.
Si ustedes suelen comprar en los llamado "hipermercados" se habrán fijado que no todas las cajas son iguales. Están todas especializadas en algún segmento determinado del público consumidor. Hay para embarazadas, para gente con menos de 15 artículos, para gente con más de 15 pero menos de 32, para enanos, para estrábicos, para gente que paga con Florines holandeses, para vegetarianos y para operados de la vesícula. Yo siempre tengo la esperanza de encontrar una que tenga un cartel que diga "gente que no sabe hacer las compras" y así disfrutar de la ventaja de tener una caja exclusiva o al menos identificar a mis compañeros de desgracia, pero parece que a pesar de que les debemos generar grandes ganancias en virtud de nuestra torpeza adquisitoria, los supermercadistas no nos tienen en tanta consideración. Así que me formo en una caja "genérica" donde desgraciadamente suele haber mucha gente.

La fauna que habita las colas en las cajas de los supermercados es variopinta, pero suelo encontrar con cierta regularidad los siguientes caracteres:
-El megacomprador apocalíptico: Supone que una gran catástrofe se cierne sobre la raza humana, porque se aprovisiona como para engordar durante el Armagedon, y empuja trabajosamente tres carritos repletísimos, con ayuda de su numerosa familia.
-La ticketera: En el trabajo le pagan parte del sueldo en "Ticket-morfi" y como le sobran a fin de mes compra cosas rarísimas, como patas de faisán a la pimienta, y paga con 457 tickets de 1,50. Mientras la cajera cuenta los tickets, pide documentos, vacunas y declaraciones juradas, uno envejece.
-El vivillo olvidadizo: tiene 10 artículos en el carrito, y mientras hace la cola sigue comprando cosas, contando con la involuntaria complicidad de alguien más, a quien le pide "que le cuide el lugar, que me olvidé algo, ya vuelvo".
-El desconfiado paranoide: insiste en que los precios publicados no coinciden con los que van apareciendo en la registradora, obligando a un cadete de paso cansino a hacer varios viajes comprobando valores. Envejecemos más.
-El idiota que agarró justo el producto que no tiene precio, o cuyo código no pueden leer los escáneres: Ese soy yo. Siempre me pasa. Y ahí va el cadete cansino a ver el precio, mientras yo protesto tímidamente y ofrezco dejar el artículo en cuestión, pero nunca me hacen caso y me gano el odio de los que vienen detrás mío. No me importa, yo también los odio.
También está el que paga con tarjeta y no le funciona, el que no le alcanza la plata y tiene que decidir qué deja, el que quiere comprar un repuesto de afeitadora que está en una estantería bajo llave y hay que llamar a la supervisora para que lo abra (por qué guardan los repuestos de afeitadora bajo llave? Sí, son caros, pero tanto? No sería mejor arriesgarse a tenerlos disponibles y que se robaran uno que otro, pero
al mismo tiempo vender más?).

Mientras espero que me toque mi turno, suelo examinar la "canasta del arrepentido". Es ese lugar donde los consumidores dejan lo que en una examen final les parece que sobra de su compra. Quién habrá abandonado las dos latas de atún? Por qué alquien decidió que no necesitaba ese jabón en polvo? Desde cuándo estará allí ese filet de merluza? Esas pilas serán nuevas?

Eventualmente, me atiende una cajera de rostro inescrutable, y a la hora de pagar compruebo una vez más que con un tercio del volumen gasté el doble que el megacomprador apocalíptico. Con mi compra ya embolsada salgo de allí rumiando maldiciones.

Embolsada, dije? A las cajeras les fascinan las bolsas. Les fascina darte muchas. Hay algo de generosidad en ello, pero más que nada un equivocado concepto de lo que resulta cómodo. Creo que piensan que cargar con 19 bolsas medio vacías es mejor que hacerlo con 5 llenas.Yo suelo redistribuir la compra en la menor cantidad de recipientes posible, tratando siempre de no superar la escasa resistencia que ofrecen (alguna vez se me rompió una en el ascensor, y un kilo de azúcar se desparramó por el piso. El pegote fue perenne, y de los millones de hormigas que acudieron a aprovechar la oferta, nos quedamos con una como sereno y otra como ascensorista). Considerando una combinación cantidad-resistencia bastante aceptable, digamos que puedo meter toda mi compra en unas seis bolsas. Tres en cada mano.

Ahora bien, una persona que acude en automóvil a hacer las compras, y consigue acomodarlas en seis bolsas, deberá:
1) Levantar las bolsas desde la cinta de la caja y meterlas en el carrito, a fin de transportarlas hasta el estacionamiento.
2) Levantarlas desde el carrito y meterlas en el baúl del auto.
3) Estacionar el auto a una cuadra de la casa mientras se larga a llover (siempre me pasa), levantar las bolsas desde el baúl, y dejarlas en el piso mietras cierra el auto.
4) Levantar las bolsas del piso y trotar hasta la puerta del edificio rogando que resistan.
5) Dejar las bolsas en el piso, buscar las malditas llaves, abrir la puerta.
6) Levantar las bolsas sosteniendo la puerta con el pie.
7) Dejar las bolsas en el piso y cerrar la puerta.
8) Levantar nuevamente las bolsas e ir hasta el ascensor.
9) Dejar las bolsas en el piso, llamar al ascensor.
10)Abrir la puerta de ascensor, levantar las bolsas.
11)Dejar las bolsas en el piso del ascensor, cerrar la puerta.
12)Maldecir porque el del 5to piso llamó al ascensor.
13)Llegar al piso correspondiente a su departamento, abrir la puerta del ascensor.
14)Levantar las bolsas, salir del ascensor.
15)Dejar las bolsas en el piso, cerrar la puerta del ascensor.
16)Caminar los 15 pasos que llevan hasta la puerta del departamento.
17)Dejar las bolsas en el piso, buscar las llaves del departamento, abrir la puerta.
18)Entrar al departamento, dejar las bolsas en el piso, cerrar la puerta.
19)Levantar las bolsas del piso (opcionalmente) y guardar los que se compró en los lugares correspondientes.

Si leer esta lista de operaciones es aburrido, imagínese lo que es hacerlas. Cuando lego a casa, he levantado las dichosas bolsas unas diez veces. Y en todas las ocasiones pasando los dedos de las manos a través de 12 asas retorcidas y rebeldes, cuidando de no dejar ninguna afuera para no correr el riesgo de vaciamiento productivo y posible destrucción de botellas.

Por qué nadie inventó todavía un aparatejo que sirva para agarrar varias bolsas a la vez, de manera que uno solamente tenga de tomar dos manijas en vez de doce? Me imagino que sería algo así como las pinzas que se usan para transportar hielo, pero en escala reducida. A ver señores que venden porquerías por la tele, si se avivan de una vez. Yo les compraría ese adminículo. Si entre los lectores hay un capitalista, le ofrezco una sociedad para fabricarlos. (Y de paso podríamos producir otro invento que tengo en mente, el "cortapizza" que asegura 8 porciones perfectamente iguales, solucionando disputas familiares y hasta homicidios pasionales por un "quítame estas muzzarelas").

Algunos de ustedes deben estar preguntándose "Si tanto sufre ir al supermercado, por qué no va al autoservicio de los chinos, que seguro tiene uno cerca de su casa?". Bueno , es que los detesto, pero esa es otra historia.


Buenas noches.


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lunes, 24 de septiembre de 2007

Monosílabo poderoso

Les presento el "MN"... no es un si, no es un no y tampoco un no se...

El "MN" se usa para decir no se pero queriendo decir si o no, pero no es un ni o un so... es único! es un puede ser pero q si lo escuchas un poco mejor, es un jamás o un siempre.
Por lo gral viene acompañado de un leve movimiento de cabeza como diciendo "no ves q te estoy respondiendo (si o no) pero no me kiero hacer cargo de mi respuesta y no me da para decirte no se..."

"MN" es una salida muy fácil a cualkier pregunta:
-te gusta esto? -MN.
-hiciste eso? -MN.
-vamos alla? -MN.
-hace frio? -MN.

En fin, estoy recontrarepodrido del "MN".
Reivindikemos a los monosilabos de afirmación y negación!!!
AGUANTE EL 'SI' y el 'NO' =)


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domingo, 23 de septiembre de 2007

Los más absurdos pedidos al Estado. Hoy: Necesidad Habitacional.

La coneja escaldada de la periferia comienza su vida reproductiva entre los trece y los dieciséis años. A tempranísima edad, se le desata un hormonazo infernal que le impide controlar su irrefrenable actividad sexual. Así, esta degenerada comienza a saltar de falo en falo como una liebre poseída y para cuando cumple los veinticinco ya tiene una interminable descendencia marrón de un escandaloso surtido de padres que supera las dos cifras.
Como es de esperar, la tropa de holgazanes paupérrimos que la preñó se divide entre convictos, muertos y vagos, de manera que ninguno aporta para la manutención de la oscura lechigada. La coneja –a quien la sola idea de conseguirse un trabajo le provoca infernales espasmos en sus zonas pélvicas- mal presupone que el Estado debe satisfacer sus depravadas necesidades.
Por supuesto nunca falta el notero "progre" al que le gusta sumergirse en el lodo hasta la cintura para ir a entrevistar a estos micos ardientes y así alentarlas en sus absurdos pedidos al Estado; estas ninfómanas exigen todo tipo de cosas, pero especialmente gustan pedir casas "porque a mí me tienen que dar una solución"
Escúcheme bien escoria ardorosa ¿Qué le hace pensar que todos debemos aportar a un pozo común para que usted pueda continuar serruchando volcánicamente mientras le subsidiamos una mansión en Nordelta? ¿Por qué usted, despojo impúdico, imagina que mis impuestos deben tener como destino la construcción de un hotel para alojar su ocre camada?
Un Estado responsable debería rociar los bohíos que habitan estas monas candentes con nitrógeno líquido, en especial a la hora de la siesta y así evitar tanta lujuria.


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miércoles, 19 de septiembre de 2007

lunes, 17 de septiembre de 2007

A sociedades medievales, argumentos racionales

Se denomina Edad Media al período de la historia comprendido entre la desintegración del Imperio Romano de Occidente, en el año 476, y la conquista de América, en el año 1492. Este periodo estubo signado por sucesivas invasiones, grandes diferencias de clases, la aparición de la burguesía, un gran aumento demográfico, el resurgimiento del comercio y fundamentalmente por el dominio de la Iglesia. Durante los años mencionados la iglesia Católica aumentaría su poder y su riqueza convirtiéndose en una de las clases altas de la época, equiparando su poder y riqueza a los reyes y los señores feudales.
La cosmovisión medieval, como podemos comprobar, es teocentrista. El mundo de las ideas gira en torno a dios. Esta es una vida de paso hacia una instancia superior, espiritual y eterna junto a un supuesto hacedor de las cosas. Todo aquello que no tiene una explicación es atribuido a la gracia de dios.

Los historiadores modernos, no logran ponerse de acuerdo sobre el año exacto en que la edad media finalizó, dando paso a la edad moderna. Algunos sostienen que fue 1453 con la caída de Constantinopla, otros sostienen que fue en 1455 con la invención de la imprenta, y un tercer y mayoritario bando sostiene, como ya hemos mencionado, que finaliza con la conquista de América en 1492. Mas allá de esta falta de consenso sobre la fecha exacta, todos ellos coinciden en algo, y es que la Edad Media definitivamente ha terminado.

A más de 500 años de su aparente finalización, no puedo dejar de notar que las principales características medievales siguen vigentes en estos días, y debo reconocer, que al darme cuenta de esto, el miedo se apodera de mí.

Tengo miedo de pensar que las personas que rigen los destinos de mi país y del mundo vivan inmersas en una cosmovisión medieval, pero mucho más miedo tengo al ver que los ilustres desconocidos que me rodean todo el tiempo, en la calle, en los medios de transporte, en los ascensores y en los cafés también piensen así.

Me da mucho temor pensar que el Ministro de Salud de algún país quiera penalizar el aborto, usando como argumento, que el mismo va contra el espíritu de un libro de ciencia-ficción escrito hace dos mil años.

Me da miedo escuchar a Doña Rosa en la cola de la verdulería, comentando que su canario murió de soledad, o a Doña Pepita que dice que su perro se pone triste los días de lluvia. Los canarios son simplemente canarios, y los perros, perros, no conocen la soledad ni la tristeza, ni la felicidad, ni la alegría. No son inteligentes ni racionales, al igual que Doña Rosa.

Hace unas semanas escuché en un velorio, que el muerto había tenido suerte, porque había dejado este mundo justamente el día del "santo de la buena muerte", con lo cual suponían que seguramente habría sufrido menos.
¿A quien se le ocurre pensar que una persona va a sufrir más o menos por morir algún día determinado del calendario?. ¿De donde salió esa repetidísima idea de que ahora el muerto va a estar "en un lugar mejor"?. Me cuesta mucho creer que exista un lugar peor que un cajón de madera enterrado a tres metros en plena descomposición.

Me da un temor único subir a un taxi donde hay estampitas con imágenes de santos, cruces y rosarios decorativos. ¿Acaso el taxista creerá que de ese modo su auto tendrá algún tipo de protección adicional?. ¿No sería mejor manejar con prudencia, respetando las señales de tránsito, la velocidades máximas y dándole prioridad a los transeúntes?.

Muchas personas rezan. Algunas lo hacen como una práctica habitual, aunque la inmensa mayoría lo hace cuando necesita una ayudita del barbudo, una gambeta al destino, un comodín celestial. Utilizan el rezo como una herramienta de soborno divino. El hecho es que rezar es técnicamente la repetición de una serie de palabras en cierto orden. Me cuesta mucho creer que en pleno siglo XXI alguien pueda llegar a creer que por repetir palabras en un orden determinado su destino cambiará y se cumplirán sus deseos. No puedo evitar pensar en la imagen de la bruja junto al caldero, repitiendo palabras que lee de un viejo libro de conjuros.

La patria futbolera también tiene mucho de medieval, jugadores que entran a la cancha con el pie derecho, persignándose, o besando los rosarios que llevan en el cuello, cintitas para la envidia, imágenes religiosas en los vestuarios, camisetas rociadas con agua bendita y las infaltables cábalas. La cábala es una simplificación hasta el absurdo de la relación causa-efecto. Que el arquero de mi equipo haya atajado un penal mientras yo cruzaba los dedos, no implica de ninguna manera que cada vez que yo cruce los dedos volverá a atajar. Creer que un equipo gana porque su técnico usa la misma camisa que el partido pasado, o porque se toca un testículo cuando se equipo defiende, hinchas que miran el partido en el mismo sillón, o en la misma posición son solo algunos de los interminables ejemplos. A veces me pregunto si toda esta gente cree realmente que puede torcer el destino con tan poco. Creo que para ganar un partido de fútbol la mejor cábala es entrenar duro toda la semana y jugar mejor que el adversario.

La cosmovisión moderna va sepultando mitos, supercherías y deidades, los avances de la ciencia y fundamentalmente las anticipaciones a los fenómenos naturales nos muestran las cosas con más claridad. Persignarse, rezar, invocar imágenes y cábalas no harán que las cosas sucedan de ninguna otra forma. Por más esfuerzo que hagamos por creer en la magia, les puedo asegurar que ese conejo ya estaba adentro de la galera.


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jueves, 13 de septiembre de 2007

El Loco Iván

Según un estudio de la Universidad de Garchford, se puede verificar el uso de una técnica submarinística pero en la superficie. El Loco Iván, o "Crazy Ivan", era un movimiento táctico de los submarinistas rusos. Al no tener un sonar en la cola del submarino, en época de guerra fría, la maniobra consistía en rotar levemente el submarino para no tener la contaminación sonora de la cola en el sonar y poder ver al que venía por detrás.

Ahora bien, dicha técnica se utiliza en la calle, no para observar un submarino enemigo, si no para calificar las tetas de alguna mina que esté más buena que el pan y que viene, justamente, detrás nuestro, y a la vez, queremos mantener cierta compostura.

El "Crazy Ivan" es ideal para no quedar demasiado expuesto, tiene varios trucos y no es la única forma de observar un buen par de gomas o un orto infernal, no, pero es una clásica en el tráfico porteño.

Vamos a analizar el estudio y comentar los errores clásicos al mirarle las tetas a una mina, este estudio serio y consensuado entre distintas eminencias del ámbito académico internacional (profesores con premios Nobel como Rocco S. y Ron J.) seguramente no tardará en aparecer en las páginas de Infobae, nuestro pequeño aporte para informarles del mismo, a continuación


"El Groncho"

La técnica llamada "Groncho" más común es la visión frontal y directa del objetivo, cuando este se encuentra delante nuestro y avanzando hacia nosotros. Esta técnica tiene varios defectos, el principal es la mala imagen que deja al "observador", sin ningún escrúpulo ni respeto "pispea" los melones femeninos de forma directa. No sólo se hace en dirección hacia el "objetivo" si no que al pasar a su lado el cuello del observador continúa el seguimiento hasta provocar la casi-desnucación del mismo y se pasa de teta a culo en un solo movimiento (algunos más avanzados utilizan el movimiento de cadera acompañando el cuello y evitan así el desmembramiento).



Esta técnica suele estar acompañada de emisión verbal de "piropos de clase obrera" pero extremadamente simples, damos ejemplos:

"que par de gomas, mami"
"pero mirá que orto"
"mmmmmh"

El resultado patético de esta metodología implica no sólo el asco del objetivo, su total avergonzamiento por semejante ultraje grosero y una muy baja probabilidad de éxito salvo casos extremos como: mujeres con alto nivel de incogibilidad, travestis, homosexuales reprimidos (los no reprimidos también se ofenderían con tanta agresividad).

Desaconsejamos su uso reiterado, es una metodología muy agresiva e invasiva. En el peor de los casos se ha observado un acompañamiento del giro de cuello pero pasando por encima del hombro femenino e incluyendo una "olida" sonora para simular un "pero que rico olor a c...". Esto es 100% seguridad de rechazo social justificado.

Desde ya no podemos quedarnos con esta técnica, pero podemos perfeccionarla. Hay varios métodos, aunque son complementos de la técnica del "Crazy Ivan", pueden ser útiles.

a.- mirar primero desinteresadamente a los ojos del objetivo, ésta notará que no eres un grosero miratetas y hasta podrá sonreír por tu atrevimiento de mirar a los ojos, en ese momento bajará la mirada y ahí si, podrás mirar tranquilamente las tetas, PERO SIN MOVER EL CUELLO! El trasero se complementa con un "Crazy Ivan"

b.- mirar desinteresadamente hasta cualquier otro objetivo y en el momento de mayor acercamiento mirar inescrupulosamente su pecho, luego seguir caminando recordándolo.

En ambos casos la invasión es mínima aunque existente, pero por lo menos no es un escaneo completo del objetivo ni incluye frases groseras.


"La carrera"

Cuendo el objetivo y el observador se encuentran en el mismo camino y en la misma dirección hay una gran oportunidad de ver su trasero, analizar su andar, sus piernas, hasta los pies, la espalda, el pelo... pero no la cara ni las tetas.

Algunos se preguntarán ¿para que verle la cara? bueno, pues en base a la teoría del estudio de la Universidad de Garchford es importante el rostro pues "para poder empomártela, antes te la tenés que chamuyar" (pág. 25, párrafo 3, del estudio), lo que puede influír en nuestra visión de "belleza" e interés por el objetivo.



"La Carrera" se aplica cuando la distancia al objetivo es mayor a la deseada, el problema de acelerar a una velocidad mayor que la de ella implica que en algún momento la pasaremos.

El acercamiento permite ver tranquilamente sus asentaderas pero al pasarla a semejante velocidad apenas podemos tener una apreciación de su rostro o tetas, pero habitualmente es suficiente como para saber si debemos seguir corriendo y más rápido aún, o si debemos pasar a modalidad "Crazy Ivan". Igualmente siempre terminamos por delante del objetivo y el observador deberá buscar una excusa buena para retornar a la retaguardia si es que lo único interesante era el culo.


"Crazy Ivan"

Es muy común que caminando por la calle veamos el rostro de sorpresa de otros hombres que van en dirección contraria, notamos que curiosamente están mirando a alguien detrás nuestro con la modalidad "El Groncho", rotamos levemente (o exageradamente, todavía tenemos derecho, no sabemos quien está detrás nuestro) y vemos una descomunal yegua que parte el camino. Es momento de aplicar la técnica sutil, el loco Iván.

Primero hay que regular la velocidad para mantener la misma que el objetivo, caso contrario se transformaría una "La Carrera" pero invertida, con ella superándonos y así poder confirmar que semejante yegua tenía con qué sentarse. Pero no, vamos a mantener la misma velocidad.

Como patrón de comparación tenemos que usar vidrieras para ver por el reflejo o la mirada de los otros zánganos que le miran las gomas, el ángulo de los ojos y la velocidad de rotación de los mismos nos van a dar una idea de velocidad y distancia, importante para esta técnica.



El Loco Iván se pone a la práctica utilizando la excusa de mirar algo que no encontramos, es decir, con cara de gilún total rotamos el cuerpo levemente, hasta podemos llegar a frenarnos, para mirar ese Peugeot ultimo modelo pero en realidad, si bien nuestro cuerpo sigue el vehículo levemente nuestros ojos giran completamente hacia atrás.

Dos opciones, o no se da cuenta, o se da cuenta, en el primero de los casos nos da pie para repetir la maniobra, pero en el segundo deberíamos actuar con más "carpa".

La maniobra se puede aplicar en numerosas ocasiones, hasta estando con una novia (por eso es ideal tener una de menor estatura que uno, para hacer el "Crazy Ivan Bride", el cual sólo implica rotación de cuello por sobre la cabeza de la dueña de turno.

Otra variante implica frenar en una vidriera para tener una rotación de sólo 90°, con cierta alevosía se puede dejar pasar al objetivo, luego aplicar "La carrera" y luego volver al "Crazy Ivan", los más avezados acostumbran combinar técnicas.

La visión periférica es el truco para esta técnica, quienes puedan ver un par de gomas con el rabillo del ojo y no quedar al descubierto son grandes expertos de la observacion tetal.


Lamentablemente el estudio de la Universidad de Garchford termina abruptamente, se cuenta que fue porque salieron todos a ver las gomas y/o orto de una nueva becaria y terminaron todo ahí.

Le sugerimos a los lectores continuar con sus propias técnicas

Las damas que se sientan ofendidas ante semejante estudio tengan en cuenta algo: menos mal que las miramos!!!!!! peor sería que ni nos interesemos por uds.!!!! El estudio busca perfeccionar los métodos mirones y no ser maleducados a la hora de pispear.


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Dogmas

El sistema en el que vivimos es un intento desesperado-organizado por someter a las personas libres y creativas y convertirlas en esclavos de automatismos y costumbres.
Cuando una organización te impone costumbres, está sometiendo tu libertad de crear a la mera repetición de actos estúpidos, y todo lo que uno haga por costumbre, es una evidencia de estupidez.

¿Por qué una persona que nace hoy, tiene que privarse de placeres, sólo por respetar costumbres sociales o religiosas? Durante años, las religiones han sometido adeptos utilizando a los padres y madres de familia como principales cómplices. La idea es atajar al recién nacido e imponerle ideas y dogmas que lo limiten. El sistema, la religión, no soportan a los seres libres y puros, y cuando nacemos somos eso, seres sin escrúpulos ni limitaciones que no hacemos más que atentar contra las imposiciones religiosas y sociales. Al nacer estamos a favor de la liberación sexual, de la masturbación, del placer a través del cuerpo y los sentidos, y placer, para la religión, es mala palabra.

Nuestros padres son víctimas inconscientes de un sistema que lleva miles de años de organización y que busca asegurarse una continuidad a través de la inocencia de las masas.

Bautizar a un niño es sentenciarlo. Lo mismo que anotarlo en un club de fútbol al nacer o afiliarlo a un partido político. Son todos actos de inseguridad que van en contra de la filosofía misma de la libertad. Es forzarlo a que le guste lo mismo que a vos.

Si tan bueno es el grupo al que pertenecés, tranquilo! Tu hijo sabrá elegirlo en su momento.

El opuesto de libre no es encerrado, se puede vivir en una habitación de 2x2 y ser libre. El opuesto de libertad es el sometimiento, la libertad es la capacidad que tenemos de elegir, pero educamos a nuestros hijos para que hagan lo que nosotros queremos, no los motivamos a elegir. Elegir es la máxima expresión de libertad y un ser libre nos molesta... si!, incluso nuestros propios hijos. Lamentablemente no somos conscientes de ello y no es algo que hagamos con mala voluntad.
No somos libres y sin quererlo vamos en busca de que nadie lo sea.

Cuando vamos viajando en subte y nos topamos con uno de esos "locos" que ensimismados le cantan a su reflejo en la ventana y se tapan los oídos para escucharse mejor y cantan y mueven su cuerpo no al ritmo del tren sino al de su propio canto, enseguida nos encargamos de categorizarlo como un deficiente, como una persona con menos capacidades que las nuestras. ¿Qué capacidades? La capacidad de ser correctos? Aburridos? Vergonzosos? Infelices?. El que canta en el subte es libre!. Sólo le importa ser feliz, está cantando desafinado y con eso le alcanza para sentirse pleno.
La discapacidad la tenemos nosotros, no somos capaces de liberarnos. El Stress, los Panic Attack, son todos síntomas de sentirnos encerrados en nuestro propio cuerpo. El Stress no es a causa de una deuda económica, es una muestra de inconformidad con nuestra realidad. Los suicidios no se deben a rupturas amorosas o a crisis financieras, son producto de darnos por vencidos en la lucha interna e inconsciente entre la realidad que nos tocó y la que hubiéramos preferido elegir. Entonces, ¿Qué esperamos para elegirla? Es sólo una decisión!

Pero claro, una decisión así libraría una batalla, y el enemigo es poderoso: tu familia, tus amigos, tu psicólogo y tu religión forman una conspiración para que todo siga como hasta ahora, para que la comodidad le gane a la inquietud de querer algo mejor. De esa manera todos somos miembros de un grupo y nunca seremos individuos con inquietudes individuales. De esa manera, la iglesia y el sistema, sólo deben responder una sóla pregunta, la de la masa. Imaginate 6.000.000.000 (6 mil millones) de personas con preguntas diferentes, ¿Cómo hacen la iglesia y los gobiernos para responder? ¿Cómo hacen las empresas para satisfasernos a todos? En cambio, en un grupo, las individualidades se promedian, todos queremos más o menos lo mismo, todos tememos más o menos lo mismo y nuestra inquietud por elegir entre una vida u otra, es remplazada por la elección entre un Plasma de 42" o uno de 50".

Pero no te sientas mal, te educaron para eso. Quizás no te acuerdes, pero cuando tenías todavía pocos meses de vida, tu papá, tu mamá y tus tíos, se desesperaban porque aprendieras a hablar ¿Te acordás? Te repetían palabras fáciles para que los imitaras, y cuando aprendiste a hablar, orgulloso querías hablar con todos pero ahora estaban molestos porque hablabas todo el día. Aprendé hablar.. pero callate!. La orden y la contraorden. ¿Y cuando te ayudaban a que dieras tus primeros pasos?... para después pedirte que te quedaras quieto. Aprendé a caminar pero quedate quieto, todo es peligroso para vos!. La orden y la contraorden. Desde chico te acostumbran a la frustración, a que no consigas lo que querés y luego de grande te pasás tus días tratando de conseguir cosas, comprando en cuotas, pidiendo préstamos a bancos, algunos incluso robando, pero todo se trata de incorporar cosas y olvidarte de la idea de que quizás vos ya tengas algo en tu interior muy valioso y que oh! casualidad! nadie te puede sacar, y es tu libertad.

Te pueden distraer, te pueden confundir con señuelos, pero la libertad está dentro tuyo y lo sabés. Simplemente tenés que preocuparte por que salga a la luz. No hace falta que te pongas a cantar en el subte, podés ser feliz en tu trabajo. La libertad no pasa por irte al sur a vender sahumerios, la libertad pasa por hacer lo que hacés todos los días pero eligiendo hacer eso. Es la diferencia entre ir a la oficina y elegir ir a la oficina. Es sutil, pero radicalmente opuesto. Y en el caso que decidas dejar de ir a la oficina porque sentís que no es para vos, será tu objetivo lograrlo sin hacerte daño por ello. Todo cambio radical es una crisis y las crisis son buenas, pero ante todo son crisis y requieren de fortaleza para pasarlas.

Es importante saber que uno es capaz de elegir lo que quiere, aunque nos hayan acostumbrado a acostumbrarnos, podemos elegir. ¿Te acordás cuando tenías 3 años y estabas jugando con una pelota, que tu papá insistía con que jugaras con los pies pese a que te encantaba lanzarla con la mano? Era tu juego! Era lo que a vos te gustaba hacer! Ya ni cuando jugás te dejan elegir! Pero no es culpa de tus viejos, a ellos les pasó igual. A eso estamos acostumbrados.

Somos animales de costumbres, el problema no son las costumbres cotidianas, esas pueden pasar como simples pérdidas de tiempo, lo grave es cuando nos acostumbramos a cosas importantes, cuando nos acostumbramos a sentir, cuando nos acostumbramos a que nos guste o no la vida que llevamos.

Cuando nos dejamos de preguntar si lo que estamos viviendo es lo que queremos vivir, es que ya nos acostumbramos a vivir, ya dejamos de tomar decisiones, ya dejamos de vivir. Es verdad que las cosas no siempre pueden ser como uno quisiera, pero es importante que nunca nos dejemos de preguntar si así queremos que sean.


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martes, 11 de septiembre de 2007

Tener nada.

Por su cotidianeidad creemos que hablar es como caminar. Pero el habla es una herencia puramente histórica, aunque estemos capacitados para hablar por una disposición biológica.

El caminar es una función orgánica e instintiva, mientras que el habla es una función adquirida culturalmente, aunque adyacente, ya que utiliza músculos y nervios cuyo origen no tiene características lingüísticas.

No se habla automáticamente. El habla no evoluciona independientemente de la voluntad y el trabajo de hacerlo. No es un organismo vivo atado a las leyes de la evolución. Es un producto cultural e individual, que crece y se desarrolla de acuerdo a los estímulos que reciba. Es lo que los hablantes hagan de ella.

Pero el habla está ligada directamente a la construcción de nuestro mundo de pensamientos. No se puede pensar sin lenguaje y se piensa de acuerdo al lenguaje que se posee. No hay alternativa. La calidad de lo que se piensa y siente está relacionada con la capacidad de hacerlo con palabras.

Pedro Salinas dice que “El hombre se posee en la medida que posee su lengua”. Hablar es comprender y comprenderse, es constituirse a sí mismo y constituir el mundo. Sin lenguaje no hay mecanismos de exploración interior. No se puede pensar de manera independiente del sistema de denominar que se posee para representar los sentimientos y sensaciones con palabras.

Cada vez es más común interactuar con personas que pelean por encontrar palabras que expresen lo que intentan decirnos. Ya no en los documentales berretas de la televisión carcelaria, sino en la calle, en los comercios o en un transporte público.

Los vemos y oímos sufriendo al intentar explicarse, expresarse, vivirse ante nosotros.
Personas que no conocen su lengua y por ello viven pobremente, viven a medias, aun menos. Y nos duele no ya su incapacidad de elaborar oraciones coherentes y apropiadas. Nos duele en lo humano como nos duele un inválido.

Pero éstos no son sólo tullidos del lenguaje, mancos de la expresión; son discapacitados espirituales. Incapaces de moverse entre sus pensamientos, incapaces de nominar sus sentimientos, de precisarlos exactamente tal y como los vivencian. Según la Lingüística, amoldan sus pensamientos a los escasos centenares de términos que manejan.

Lo que es peor, es que lo que no puede expresarse con palabras nunca termina de convertirse en una emoción. Entendiendo por emoción al sentimiento connotado por la historia personal, y sus vivencias en el momento histórico en el que ocurren.

La vía es una calle sin salida. Se piensa con las palabras que se poseen. Se expresa lo que se piensa. Se siente lo que se ha podido convertir en palabras. Se convierte en palabras lo que se ha sentido.

Pero como decía Vossler “Aun en los seres más escasa y pobremente dotados vive la chispa de una lengua propia y libre. El más mísero de los esclavos, desde el punto de vista de lingüístico, es autónomo siempre en un oculto rincón de su alma”.

Pero claro. Es necesaria la Educación sistemática para salir de ésa esclavitud.


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viernes, 7 de septiembre de 2007

Lejos de ser Chic.

Para leer este post se recomienda de fondo una cumbia…

En los últimos tiempos tomé plena conciencia de ser un villuca y la verdad que está bueno:

1) Probé un ringtone en un lugar público. Alguien cool y chic, jamás haría semejante grasada, éste programa su teléfono con el ringtone que le guste y espera que suene, no lo prueba, mire usted si uno va a pasar semejante vergüenza, alguien lo puede a uno reconocer y comentar que lo vio haciendo eso, es jodido ser famoso, caminar por la calle y que todo el mundo diga: ahí va ese tipo que es tapa en todo el mundo.

2) Comí dulce de batata… el que tiene onda no hace semejante cosa, come tiramisú aunque no le guste; eso es personalidad señores, que los demás te digan lo que hay que comer porque queda bien.

3) He adquirido la “tarjeta shopping”, se trata de un medio de crédito como miles en el mundo, pero al exigir menos requisitos que sus competidores para poder acceder a ella, pasó a ser de villero. “Obvio”, la gente como ellos usan MasterCard o Visa, a quienes garantizaron su solvencia con cuadros que adornan su cocina o el baño, tales como “La Gioconda”, o con propiedades como “El Campanario de Giotto” (yo pensé que pertenecía al estado, que boludo).

4) Le regalé a mi hermana un jeans sin bolsillos, lo cual denota una gravedad insuperable, que puede hacerlos “desvanecer”, es de muy mal gusto; igual no creo que nadie se de cuenta del detalle del bolsillo, porque mi hermana es muuuuyyyyy linda…

5) Agasajé a mis amigos con una riquísima sangría; al tiempo me enteré hay gente que usa Dom Pérignon para lavarse las patas… ¡que mal me sentí! Pero no saben de lo que se pierden, mamarse con sangría “Trotamundo” es toda una experiencia espiritual, al otro día sentís en diablo en la sangre…

6) Trabajé en un hostel, y eso es considerado ruin y denigrante por algunos, según su “brillante” parecer, en los en los hosteles, no se hospeda gente “linda ni adinerada” como ellos. La gente chic y copada tiene un blog y en sus viajes semanales a París, toman habitaciones en el “Hotel Plaza Athenee Paris” y mientras esperan que algún gil les suba las maletas, seleccionan el Lamborghini que le regalarán para el cumpleaños a su vecino. Aguanten las vacaciones en carpa, sino pregúntenle a los bañeros más locos del mundo.

7) Además soy villero porque viví durante un tiempo en Gerli, la gente chic de verdad, vive en pisos de millones de dólares, o en mansiones campestres, o en cualquier lugar con espacio suficiente para poder exhibir sus pertenencias...

8) Lo que no encontré fue referencia al “Mondongo a la Española”, porque el viernes fui a “La Marina” (bodegón rosarino que es parecido a un sótano) y me clavé un mondongo (plato hondo, porción más que abundante) con vino tinto y pan… y de postre… ¿adivinen? Dulce de batata con queso… que bien que se siente ser villuca.

Por último… no se pongan serios... y dejen de moverse al compás de la cumbiamba que ya les está gustando...


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miércoles, 5 de septiembre de 2007

Subte

En los subtes de Buenos Aires suceden cosas tan absurdas que yo no lo puedo creer. O sea, funcionan los celulares y hay wi fi, pero no tienen aire acondicionado y los coches son de 1929.

Voy a dar algunos tips:

* No existe la necesidad imperiosa de hablar por teléfono bajo tierra en un viaje de 20 minutos, no gasten plata en estupideces. Esa pavada no existe ni en New York.
* Existe la necesidad de respirar y no morir de un infarto por el calor, pongan aire acondicionado.
* No se puede abrir una laptop en un lugar donde no cabe ni un alfiler, déjense de pelotudeces.
* No compren más trenes japoneses, ellos son petisos y nosotros no, o sea no entramos y nos chocamos la cabeza.
* La línea H va a ir por zonas pobres y feas, dejen de gastar plata en eso, paren esa obra hoy mismo y hagan un subte por Libertador, que alivie la línea D. Al fin y al cabo los aumentos de impuestos más violentos los hacen en Palermo, Belgrano, Barrio Norte y Recoleta para luego hacer obras en lugares infernales como Nueva Pompeya o Villa Riachuelo. Me cago en el sur de la ciudad.
* La línea A no es pintoresca, es un peligro y es espantosa -como los barrios que recorre-. Cambien esas mierdas o cierren el ramal y pongan un tren de la alegría que vaya derecho por Rivadavia regalando morcipán.


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En cuarto oscuro no hay fotosíntesis.



Al final no se para qué seguimos votando si no hay uno que se diferencie.
Flores, Ramos, Rosas, Margaritas, son todos del mismo palo.
En esta Argentina ecológica del año verde, donde todos quieren que el árbol tape el bosque, nos proponen votar por Ramos o Flores, que buscan en cualquier caso hacerse la primavera.


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martes, 4 de septiembre de 2007

En el mundo hay 9 clases de espectadores de Lost

Desde hace un par de años el mundo está repartido entre dos clases de personas: los que nunca han visto LOST, y todos los demás seres humanos de la Tierra. El que jamás ha visto la serie, a estas alturas, es porque tiene problemas graves para adaptarse a la sociedad o porque vive en sitios del mundo que están signados por las guerras y el hambre. En el artículo de hoy nos centraremos en la Humanidad que sí ve la serie, que está dividida, a su vez, en nueve subgéneros. Vamos con un detalle minucioso de cada uno.

EL DESENTENDIDO

Este grupo minoritario ve los capítulos de LOST un poco por la tele de aire y otro poco por cable, doblados y sin atender a la cronología natural. Es una raza que nunca sabe si primero cayó el avión y después Hugo se hizo millonario, o si fue al revés. Confunde las emisiones repetidas de TVE con flashbacks de cuarenta minutos, cree que John Locke se volvió paralítico por culpa del impacto y suele preguntarse por qué Walt se hace cada vez más pequeño. Se los reconoce por la frase: “¿Pero no estaban en Sydney? ¿Por qué entonces los taxis parecen ingleses?”.

EL ANSIOSO

Este espécimen ve cada capítulo tres veces el mismo día. Cuando aparece el .avi en Mininova lo descarga para verlo en inglés sin entender ni pizca, pero al menos se entera sobre quién es el flashback. A las cuatro horas encuentra un subtítulo en portugués, ve el episodio de nuevo y comprende un 18%. Mientras tanto, con el dedo gordo del pie derecho va haciendo refresh en SubDivx a ver si aparece el sub en español. Ya de madrugada lo encuentra, pero se queda dormido por la mitad del episodio. Se los reconoce por la frase: “Me parece que me han echado del trabajo, cariño”.

EL MEMORIOSO

Extendida raza que no piensa seguir disfrutando de la serie hasta que no se resuelva el misterio del oso polar. No le importa el humo negro, ni la aparición del padre de Locke en la isla, ni por qué razón el ruso tuerto nunca se muere. Este grupo obcecado se quedó con la espina en el ojo desde el capítulo cuatro. Hasta que alguien no le explique qué hacía un oso polar en una isla del Pacífico, no podrá seguir viendo la serie en paz. La ve, pero mascullando. Su frase es: “Bah, esto una mierda, no sé por qué sigo viendo semejante idiotez”.

EL MAKINOFERO


A esta especie fisgona no le importa la serie en sí, sino lo que ocurre fuera de cámaras. Se interesan por la relación de los actores, leen las entrevistas que les hacen a los productores y sacan conclusiones entrelíneas; juran que Libby y Analucía fueron expulsadas del plató por conducir borrachas y que por eso tuvieron que matarlas “fuera de guión” y conocen el motivo de la tirantez entre el segundo guionista y el iluminador. Se los descubre por la frase: “No entiendo cómo pueden estar perdidos si está clarísimo que graban en Hawaii, martes, jueves y viernes”.

EL BIBLIOTECARIO

Esta especie, que nunca antes había tocado un libro, desde que está fanatizada con LOST ya ha devorado doce volúmenes de filosofía, cuatro novelas cortas de Dickens, la obra completa de Stevenson y el 'Contrato Social' de Rousseau. En cada página de estos libros cree encontrar un guiño que echa luz sobre los misterios de la isla. Es un grupo convencido de que LOST es una serie emparentada con la literatura de alto nivel. Se los reconoce porque miran los episodios fumando en pipa y van diciendo a cada rato: “Uhmmm, interesante planteamiento…”, mientras apuntan cosas en una libretita azul.

EL DESENCANTADO

Esta raza vio la primera temporada con la boca abierta, recomendó la serie, participó en foros y debates trasnochados, se tatuó un I LOVE LOST en el muslo y se compró el DVD original. Pero desde la segunda temporada empezó a perder la fe. Demasiadas preguntas sin respuestas, demasiados fanáticos alrededor. Ahora se ha convertido en el peor detractor de la saga. Odia LOST y adora '24'. Ha vendido sus DVD originales en eBay y se tapa el tatuaje con vergüenza. Suscribe la famosa frase: “Si Jack Bauer estuviera en la isla, el programa se llamaría Encontrados”.

EL FANATICO

A esta especie no le importa el hilo narrativo, ni que los guionistas se droguen en mitad de la segunda temporada, ni los misterios que no se resolverán nunca, como Libby babeando en el psiquiátrico. Son amantes incondicionales y siempre lo serán. Si en el próximo episodio todos los náufragos aparecen en el planeta Urano, con el pelo color platino y en vez de actuar recitan a Shakespeare con música rumana de fondo, los fanáticos seguirán viendo la serie como si no hubiera pasado nada. Han hecho suspensión de la realidad para siempre. Se los distingue por la frase: “Todo tiene un porqué, los guionistas no han dejado un solo cabo suelto, ya lo verás”.

EL CONSPIRANOIDE

Extravagante grupo humano que dice haber visto al menos un cruzamiento de trama en cada episodio. No les alcanza con haber descubierto la cara de Walt en una caja de leche Dharma, o un video de Sayid en medio de un flashback de Hugo. También aseguran —por ejemplo— haber visto a Kate besando a Fiti en un capítulo de Los Serrano. Esta especie duerme con los ojos abiertos y tiene problemas de eyaculación precoz. Su frase recurrente: “¿El conductor de ese coche aparcado no era Sawyer? ¿Lo habéis visto? Da la vuelta, acelera. Yo creo que era Sawyer… ¡Ahora todo tiene sentido!”.

EL JESUITA

Mayoritaria especie que sólo tiene vida para recomendar LOST a los que nunca la han visto. Son una nueva estirpe de misioneros, pero en lugar de pregonar a Jesucristo entre los indígenas, promocionan la serie a los cuatro vientos. Te graban un CD sin que se lo pidas, te consiguen folletería y posters, te envían wallpapers por correo y, si aun así no logran convertirte en fanático, se encierran contigo un fin de semana y te pasan la primera temporada completa. Se lo reconoce por la frase: “Mira, mira, mira… ¿Lo ves? ¿Ves el humo negro? ¿Cómo que no estabas atento? Espera que rebobino y te lo paso cuadro por cuadro”.

Conclusión

Para elaborar esta clasificación sólo he tenido que usar mi propia experiencia esquizofrénica. Como casi todos ustedes, en algún momento he estado en alguno de los nueve grupos. Ahora sospecho estar varado en Jesuita, pero a veces tengo ataques de Memorioso y algunos ramalazos de Bibliotecario. Lo único cierto es que todos los grupos humanos aquí expuestos esperan con ansias el inicio de la cuarta temporada. Incluso los que odian LOST.

Porque a estas alturas, odiar LOST es una forma más o menos original de amarla en secreto.


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Bonus Track: Simpsons Star Wars

lunes, 3 de septiembre de 2007

Ultimatum de noticieros

Agua y pobreza: Todos estamos hartos de que llegue el verano y que los movileros no tengan mejor cosa que hacer que ir a Rafael Calzada a denunciar que en el único grifo del barrio escasea el agua. Insisten en enfocar una y otra vez a los más ruines bebés en pañales chapoteando enloquecidos en zanjas repletas de lodo y cochambre. También gustan exhibir imágenes de mujeres embravecidas con el rostro seborreico, quienes zarandean demenciales bidones de turbios líquidos, mientras niños de 7 a 12 años ríen como hienas trastornadas para salir en cámara. ¿Pero que es toda esta porquería?
¿Desde cuando en Villa Luzuriaga debe haber el mismo caudal de agua que en Ayacucho y Quintana? Basta ya.

Fábricas y olor a mierda: No soporto un segundo más los especiales que van a hacer a algún pueblo de ingratos malagradecidos que dicen que la única industria de su pueblo los enferma a todos. En la nota, Isidora, la más antigua y desvencijada habitante de Arroyo del Señor, muestra con sus temblorosas manos las fotos de todos los familiares que se murieron por culpa de la curtiembre. Esa factoría no les da cáncer, les da trabajo, estúpidos. ¿De que quieren vivir los señores, de la agricultura de subsistencia? Horribles, deberían adorar a sus salvajes deidades en señal de respeto y agradecimiento por el salario que cobran y por la abolición de la mita y el yanaconazgo. Termínenla con sus delirios de Erin Brockovich y vayan a laburar.

Fiestas y precios: Lamentablemente somos un país católico, apostólico y romano, de manera que nos encantan las notas relacionadas con todo tipo de festejo cristiano. Cada Pascua el periodismo se relame con una nueva entrega de ancianas incoherentes aullando como lobas heridas porque el precio del pescado está por las nubes. Comienzan graznando como una demente jauría aviar y luego dicen que no les queda otra, que pascua es una vez al año, que es una ocasión para reunir a la familia y todo tipo de senilidades indecorosas; de manera que se llevan 32 salmones, 21 kilos de bacalao noruego disecado, 36 pulpos bebés y una nutria. El especial de Semana Santa termina con la anciana más repugnante y desequilibrada mentalmente quien saluda a la cámara mientras se aleja con un cardumen en su changuito.

Transplantes: Cuando usted recibe un mail en cadena relacionado al órgano que necesita tal o cual nene sólo se puede esperar lo peor. En cuestión de días, sino horas, comienzan los abrazos simbólicos a un hospital y los pasacalles que gritan “Un hígado para Shonatan, un corazón para Shaquelín”. Finalmente, la caterva de noteros se apersona en el nosocomio en donde los padres de estos pobres niños salen gritando y exigiendo que usted mate brutalmente a su hijo con la ayuda de un hacha colosal y le entregue todas sus vísceras en una Helatodo en un plazo de 12 horas, bajo apercibimiento de arder en el averno por toda la eternidad, acusado de mezquindad orgánica.


Día de la primavera / del estudiante: Un notición. Los canales no pueden perderse de televisar a la horda de mandriles provenientes de los más apartados confines del conurbano, quienes adoran aproximarse al Rosedal de Palermo como una pandilla de vikingos dispuestos al saqueo y al incendio.
Al parecer resulta de lo más interesante la historia de estos forajidos que de entrada cometen las peores fechorías y luego se echan sobre la ciénaga que crean con sus orines a beber las más depravadas mezclas de gaseosas y vinos de una calidad infernal.
Luego de atiborrarse con enloquecedores alimentos, estos maleantes se apersonan en las puertas del Golf Club, clamando con sus tambores, que los dejen utilizar los sanitarios.
Es también del gusto de las hembras de la feroz piara, indisponerse en pleno vandalismo, de manera que -sin apósitos ni tampones- dan rienda suelta a su tosca imaginación y con la ayuda de un rollo de cocina, esparcen por todo el parque su serpentina carmesí.


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domingo, 2 de septiembre de 2007

JB

James Bond, Jack Bauer, Jason Bourne... parece que, para ser un héroe de acción hecho y derecho, el mejor comienzo es poseer las iniciales JB, y lo demás viene solo. Entre 007, 24 y la serie de películas de Bourne, queda claro que los productores ven algún tipo de mensaje subliminal en esas letras que engancha irremediablemente al espectador. Por eso, de onda y sin cargo (aunque no me vendría mal un porcentaje de las ganancias que puedan resultar), aquí se ofrecen algunas nuevas opciones para alimentar las pantallas.

* Juan Baglietto. La "C" del medio -entre otras cosas- medio que lo inhabilita para el rol. Pero, a la hora de torturar a sus enemigos para extraerles información, este JB cuenta con un arma poderosísima: su guitarra y "Era en Abril".
* John Bonham. Su nacionalidad inglesa contribuye. Pero, además, ¿qué villano podría aguantarse cuatro minutos y medio con el Bonzo castigándolo a puro palillazo? ¿Y si, además, se le suma otro JB, su hijo Jason Bonham?
* James Brown. La serie de películas I feel good, I feel good reloaded y I feel good - The Final Funk combinan lo mejor del género de acción con un toque de onda afro. Siempre con esa capa símil superhéroe, su especialidad sería marear a sus adversarios a puro baile, y luego drogarlos para el interrogatorio. Todo, sin dejar de conquistar minas en el camino.
* Jackie Brown. Posible versión femenina del anterior, esta ya tuvo su propia peli, con Tarantino a puro soul y funk. Y no le iba tan mal.
* Jeff Beck. Los villanos y terroristas del mundo temblarán ante la posibilidad de ser acribillados por las notas a repetición que el tipo puede disparar en cuestión de segundos. Y siempre está la posibilidad extrema de que los atraviese con el mango de la guitarra.
* Juan (del) Barrio. Un héroe de la acción... psicológica: bastará con encerrar al responsable de un atentado terrorista junto a JB y su arsenal de teclados equipados con todos los sonidos de sintetizador de los años '80, y querrá confesar todo en solo diez minutos.
* El Indio Solari. ¿El Indio Solari? Sí señor. ¿O acaso "Un héroe del whisky más" no nos lleva directamente a Justerini & Brooks, alias J&B?


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sábado, 1 de septiembre de 2007

Anagramas en el Subte



Más grande?: http://img168.imagevenue.com/img.php?image=15827_anagramasubtes_122_648lo.JPG


La Real Academia Española define el anagrama como “Transposición de las letras de una palabra o sentencia, de la que resulta otra palabra o sentencia distinta.”, esto quiere decir que si desentrañamos una palabra y alteramos en orden de las letras que la conforman podemos obtener otra, y así.

Si bien para muchos esto es algo común y pasa inadvertido, hay gente que lo toma como algo divertido y lo practica cotidianamente. Como pocos han de imaginar, existe también la gente que ha tomado esto como una afición, hasta como una pasión podría decirse. Algunos, por ejemplo, se reúnen en grupos, otros dedican horas de su día para sentarse a desarmar la infinidad de palabras que ofrece el idioma.

Hay anagramas de muchos rubros, detenerse a nombrarlos no sería lo más práctico. Quizás el más interesante de estos sea el urbano, donde entra todo lo que tenga que ver con la vida de una ciudad, como por ejemplo nombres de monumentos, plazas, barrios, calles, lugares conocidos (facultades, escuelas, teatros, bares) y los medios de transporte: colectivos, trenes y subtes. En este último será donde profundizaremos.

El Subte de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires está lleno de historias y mitos, lleno de cosas que lo hacen ser único. Fue el primero en construirse en América Latina y el decimosegundo en el mundo, la primera línea fue inaugurada en el año 1913 e implicó, entre otras cosas, darle a la ciudad prestigio y llenarla de una cultura que sigue latiendo hoy en día, luego de casi 100 años. Con el paso del tiempo la red fue creciendo, para los inicios de la década del 40 se habían llegado a construir 5 líneas y se planeaba hacer muchas más, lamentablemente esto último no ocurrió.

El total de estaciones que posee la red es de 69, algunas mantienen su nombre intacto desde que fueron abiertas, otras fueron renombradas reiteradas veces por distintos motivos. El crisol ofrece nombres de próceres, de lugares, de edificios y monumentos, de facultades, de barrios, etc. En el subte siempre estuvo presente la lengua, no solo en el cartel con el nombre de una estación, sino en publicidades, en panfletos que se reparten, en canciones que salen de la boca de los músicos que recorren cada tramo del gigantesco universo subterráneo y, en el hablar diario de cada pasajero.

Desde hace un tiempo empezó a circular por Internet algo bastante curioso: un mapa del Subte porteño, pero no un mapa cualquiera, sino un mapa que tenía anagramados los nombres de cada estación, un trabajo realmente sorprendente y admirable.


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