sábado, 10 de noviembre de 2007

Las 50 contradicciones femeninas

1. Gritar furiosa y llorar desconsoladamente durante la misma discusión.

2. Conquistar a un mujeriego para transformarlo en un hombre de familia.

3. Dejar a ese reluciente hombre de familia para conquistar a otro mujeriego.

4. En una cita, insistir en pagar la mitad de la cena y no volver a salir con él si acepta la oferta.

5. En invierno, salir con un polo diminuto y una minifalda y terminar envuelta en un sweater enorme y prestado que dice 'Viaje de egresados 1998'.

6. Repetir incansablemente que sólo necesita amor, comprensión y estabilidad, y sentir repulsión por un hombre bueno y simple que le manifiesta frontalmente su devoción.

7. Comprar modernas prendas holgadas y llenas de cachivaches que sólo otra mujer puede apreciar.

8. Ponerse a dieta terminal para ir a un casamiento y comer como una piraña fuera de control durante toda la fiesta.

9. Seguir pretendiendo que los hombres puedan ver lo enojada o triste que está, sin haberles contado nada.

10. Guardar rencor y bronca durante meses y estallar porque se derramó la sal.

11. Analizar su vida amorosa desglosando cada frase y cada actitud de su pareja con sus amigas, pero cortar una relación si la tarotista asegura que no es el indicado.

12. Enamorarse de un hombre casado porque es incapaz de traicionar a su mujer.

13. Despotricar cuando un hombre pesado e insistente la corteja, y perder la cordura cuando por fin deja de hacerlo.

14. Catalogar a una amiga sexualmente hiperactiva como 'una perdida' y a una más selectiva, de perdedora o lesbiana encubierta.

15. Comprar un polo de verano en noviembre, sabiendo que en enero va a estar a mitad de precio.

16. Dejar a un hombre porque ya no le gusta y que vuelva a gustarle cuando él encuentra a otra.

17. Ponerse ropa nueva para una cita, sabiendo que un viejo vestido negro le queda mucho mejor.

18. Hacerse la permanente si su pelo es lacio, plancharlo si está enrulado o teñirlo de rubio si es oscuro.

19. Insistir y esperar cuando la relación está acabada hace tiempo.

20. Morir de amor por un hombre que cría solo a sus hijos y sentir pena por una mujer que hace lo mismo.

21. Decir que las modelos 'son demasiado flacas' mientras se tambalea por el cuarto día de ayuno.

22. Declarar durante todo el año que celebrar el aniversario es una estupidez, y enojarse con su pareja cuando la fecha llega y él se olvida.

23. Seducir a un hombre sabiendo con seguridad que jamás va a dejar que le toque un pelo.

24. Negarse a dejar los dulces para bajar el colesterol, pero hacer la dieta del arroz para usar un vestido.

25. Creer en el horóscopo en las semanas que anuncia cosas buenas.

26. Ir a una fiesta en usando tacos aguja, y tirar los zapatos debajo de la mesa luego de quince minutos, para poder bailar.

27. Hablar de dieta con una torta en la mano y hablar de tortas cuando está a dieta.

28. Quejarse de que la depilación es un hábito primitivo y gritar de asco cuando su marido dice que deje de hacerlo.

29. Tomar sol al mediodía untada en aceite de cocina y comprar crema antiarrugas y gel para contorno de ojos.

30. Declamar una y otra vez lo fuerte e independiente que es, y simular debilidad e indefensión cuando necesita de un hombre.

31. Decir que no quiere nada para Navidad y secretamente esperar el regalo sorpresa.

32. Remover esos aros divinos de sus inmensas orejas alérgicas, esperar dos o tres días y volver a usarlos.

33. Decir que 'lo importante es lo de adentro' cuando tiene un novio feo, y alegar que 'la piel lo es todo' cuando consigue uno lindo.

34. Creerle al mismo hombre cuando había jurado no volver a hacerlo.

35. Perseguir a su pareja para que colabore en la cocina, pero echarlo por inepto en cuanto empieza a ayudar.

36. Espiar y acechar a las compañeras de oficina más vagas e ineptas, para amargarse y sufrir.

37. Probarse ropa durante toda una tarde y salir con el primer conjunto que eligió.

38. Arrancarse los pelos de piernas, axilas y cavado con cera caliente o una máquina eléctrica, y llorar cuando se le quiebra una uña.

39. Abandonar a su novio porque es celoso y sentirse fea y desamparada cuando no la celan.

40. Ser capaz de dirigir una empresa de doscientos empleados, un país de treinta millones de habitantes o una familia de doce miembros, pero llamar a su mamá cuando le duele la muela.

41. Dejar la ropa más nueva y linda para salir, cuando en realidad pasa cuarenta y ocho horas semanales en la oficina y tres o cuatro en una salida.

42. Pellizcar bebés ajenos, pensar hasta el cansancio los nombres de sus futuros hijos, emocionarse con los embarazos de sus amigas y llorar desconsoladamente el primer día de atraso.

43. Ir a una fiesta o reunión, sabiendo que allí está el hombre que le rompió el corazón.

44. Preguntar si está gorda, para que le digan que está flaca.

45. Mirar comedias románticas y melodramas al día siguiente de cortar con el amor de su vida.

46. Censurar a las amas de casa porque no tienen una carrera, y a las que tienen una carrera porque la empleada doméstica cuida de sus hijos.

47. Sentir discriminación si eligen a un hombre para su puesto, pero tener un derrame cerebral de ira si eligen a otra mujer.

48. Llorar con los documentales de los animalitos de 'Animal Planet' e hiperventilarse de emoción frente a una cartera de cuero.

49. Considerar que a los sesenta años un hombre es joven, y una mujer una abuela.

50. Bajar de peso, hacerse las uñas, broncearse y vestirse mejor cuando termina una relación, y engordar 20 kilos e ir al gimnasio, cuando empieza una.


*(Recibido x e-mail)

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Exclusivo: SEBUP te cuenta el regreso de Soda Stereo

Diez años después, las luces se encienden y la voz de Gustavo Cerati vuelve a oírse en la vastedad del Monumental: "Che, ¿como carajo era que se hacía el Do?", pregunta el guitarrista y cantante. Zeta Bosio, vestido con una remera de Totus Toss, se encoge de hombros. Charly Alberti, como en los ’80, sigue desconociendo el significado de la palabra "acorde". Todos temen por la continuidad del concierto, hasta que llega una respuesta: "El dedito acá, el otro en la del medio y en la de más arriba, el del anillo", grita desde la valla el guitarrista de Gardelitos, quien estaba presente en el estadio por haber reventado un puesto de Ticketek tres meses antes, obteniendo un botín de 635 pesos, dos talonarios de entradas para este recital y cuatro plateas para High School Musical On Ice en la Rural. Y entonces sí, una versión cuatro veces más lenta de ese prodigio de poesía y vuelo lírico influenciado por Antonin Artaud llamado "Mi novia tiene bíceps" da por comenzada la velada.

Mientras, los tres miembros pobres de Mole reparten entre la multitud folletos con un logo similar al de Me verás volver que dicen Por favor, volvé a vernos, anunciando las cinco fechas que ya tienen programadas para febrero de 2008 en un pool y bar de San Telmo, compartiendo cartel con el tributista a Sabina Atilio Amir y uno que salió segundo en un concurso de chistes de Tinelli en el ’94. La lista de temas sigue su curso sin grandes incidencias, hasta que en un intermezzo Charly deja caer accidentalmente su implante capilar sobre un redoblante, y Gustavo y Zeta lo interpretan como la señal para volver a tocar. Entre el apuro y la confusión, el bajista arremete con "Zoom", el baterista con "Pic nic en el 4º B" y el guitarrista y cantante con "Gasolina" de Daddy Yankee. Tras 28 minutos de caótica zapada atonal, logran ponerse de acuerdo e interpretan otra vez "Mi novia tiene bíceps", pero más lenta.

A la hora de concierto tiene lugar un nuevo hecho destacable: Cerati ubica a Deborah de Corral entre la concurrencia e interrumpe la tercera versión de "Mi novia tiene bíceps" de la noche (todavía más lenta que la anterior) para decir "uh, mirá quién está ahí… que bien que la chupaba esta mina, por Dió", tras lo cual se desata una descomunal guerra de fajos de billetes en pleno escenario con Charly Alberti, mientras Zeta aprovecha para acercarse a Deborah y preguntarle qué tienen los otros dos que no tenga él. En pocos minutos, gracias a la oportuna intervención de Tweety González, todo vuelve a la normalidad.

Mientras Chayanne, Martha Argerich y el Mono de Kapanga suben a tocar "Hombre al agua", Cerati sufre una repentina recaída en su flebitis y se le revienta una várice, debiendo abandonar raudamente el escenario. En ese momento, un joven fan intenta traspasar la valla y perece ante una ráfaga de disparos de Uzi emitidos por el escuadrón de guardaespaldas de Roberto Costa. Cuatro temas después, el trío ofrece la enésima versión de "Mi novia tiene bíceps", que dura más o menos lo que le lleva a Gabriela Michetti correr una maratón en camino de ripio. En tanto, durante "Persiana americana" Zeta deja su puesto para ir a echar un pis y nadie lo nota.

Transcurridas cuatro horas y media de recital, el grupo se prepara para la última canción. "¿Quieren una más? ¿Quieren escuchar ‘Nada personal’?", pregunta Cerati, y la multitud se despierta para bramar una respuesta afirmativa. No obstante, Costa hace un gesto desde el costado del escenario, y los tres dicen al unísono "sí Roberto, perdón, nos vamos" y abandonan la escena. Entonces las luces se apagan y el concierto de regreso de Soda Stereo, sin más, entra en la inmortalidad como Evita en el ‘52.


* Te gustó?, leé más en: Te estás pasando de pelotudo

viernes, 26 de octubre de 2007

Ping-Pong de preguntas y respuestas

10 Preguntas sobre política argentina.

1) Cómo se da cuenta que un político está mintiendo?
-Cuando mueve los labios.

2) Cómo se le llama a un funcionario corrupto?
-Funcionario.

3) Por qué en la Argentina no hay racismo?
-Porque se paga tanto en blanco como en negro.

4) Existe en la Argentina el seguro de desempleo?
-No, existe el desempleo seguro.

5) Por qué dicen que Argentina es el país más seguro?
-Porque seguro que no tenés trabajo, seguro que te echan del trabajo, seguro que hay piquetes, seguro que te cagás de hambre, seguro que el hijo de mil de Menem anda dando vueltas, seguro….

6) Por qué Cavallo tiene la conciencia limpia?
-Porque nunca la usó.

7) Es verdad que en la Argentina sufren sólo 6 personas?
-Si. Yo, tu, el, nosotros, vosotros y ellos.

8) Cómo llama el gobierno argentino al material descartable?
-Jubilado.

9) Dónde encontraron las manos de Peron?
-En el cuello de Menem.

10) Por qué De La Rua no tiene SIDA?
-Porque estaba rodeado de forros.


*Recibido por mail.

sábado, 20 de octubre de 2007

La mujer ideal

Hice la lista de todas las mujeres que hay. Eliminé en primer término los travestis. Borré a las muy flacas, a las rubias y a las pelirrojas.

Después a las maniáticas de la limpieza, a las que fuman, y a las que usan perfume (a mi me gusta que la mujer huela a sí misma). Suprimí a las que hablan mucho.

Quedaron muy pocas. Taché a las que dicen “o sea” y “es como que”. A las que cuando algo les gusta dicen:”es un divino”. A las que tienen tobillos muy gruesos, y a las que no aceptan que uno mire fútbol.

Quedaron dos… Puse como condición que ninguna fuera mi mamá.

Quedó una… Me acerqué a ella corriendo y le dije: “Vos sos la mujer de mi vida”!!!!

Ella me había eliminado hacía rato de su lista cuando tachó aquellos estúpidos que creen que existe la mujer ideal y que ésta, encima, lo está esperando con los brazos abiertos.

(Escrito por Quino)

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miércoles, 10 de octubre de 2007

Reglas masculinas (para que lean las mujeres)

Siempre escuchamos “las reglas” desde el punto de vista femenino. Aquí van “las reglas” desde el punto de vista masculino.

1- Las pechugas y el poto son para mirarlos y eso es lo que hacemos. No traten de cambiarlo.

2- Aprendan a manejar la tapa del water. Ya son adultas. Si está arriba, bájenla! Nosotros la necesitamos arriba, ustedes abajo. No nos escuchan que aleguemos porque ustedes la dejan abajo, ¿verdad?.

3- Sábado = Deportes. Es como la luna llena o las mareas. Acéptenlo.

4- Ir de compras NO es un deporte. Y no, nunca vamos a pensar que lo es.

5- Llorar es chantaje.

6- Expresen claramente lo que quieren. Permítanos ser claros en esto:
Indirectas sutiles no funcionan!
Indirectas claras no funcionan!
Indirectas obvias no funcionan!
SIMPLEMENTE PÍDANLO!

7- “SI” y “NO” son respuestas perfectamente aceptables para casi todas las preguntas.

8- Vengan a nosotros con sus problemas sólo si quieren ayuda para resolverlos. Eso es lo que los hombres hacemos. Para comprensión o compasión, usen a sus amigas . Para eso están.

9- Un dolor de cabeza que dura 3 meses es claramente un problema de salud. Vayan a ver al doctor!!

10- Cualquier cosa que dijimos hace 6 meses no es admisible en una discusión. Es más, todos nuestros comentarios quedan obsoletos y nulos después de 7 días.

11- Si creen que están gordas, lo más seguro es que lo estén. No nos pregunten a nosotros.

12- Si algo que dijimos puede ser interpretado de dos maneras distintas y una de ellas las ponen tristes o enojadas, lo quisimos decir de la otra manera.

13- Nos pueden pedir que hagamos algo o decirnos cómo quieren que lo hagamos.
No ambas cosas.
Si ya saben la mejor manera de hacerlo, háganlo ustedes mismas!!

14- Tanto cómo sea posible, por favor dígannos cualquier cosa que nos quieran decir durante los comerciales.

15- Cristobal Colón no necesito direcciones para llegar. Nosotros tampoco.

16- Los hombres vemos en sólo 16 colores. Tal como la configuración básica de Windows.
Damasco, por ejemplo, es una fruta. Guinda, también.
Y no tenemos idea qué es rosa malva.

17- Si nos pica, nos rascamos. Es nuestro derecho.

18- Si les preguntamos que les pasa y nos dicen “nada”, actuaremos cómo si todo está bien. Sabemos que están mintiendo pero simplemente no vale la pena molestarnos.

19- Si nos hacen una pregunta que no quieren que les contestemos, esperen una respuesta que no quieren oir.

20- Cuando tenemos que ir a alguna parte, cualquier cosa que se pongan está bien. En serio.

21- No nos pregunten en que estamos pensando a menos que estén preparadas para discutir temas tales como:Sexo, Deportes o Autos.

22- Tienen ropa suficiente.

23- Tienen muchos zapatos.

24- Estamos en forma. Redondo es una forma.

Gracias por darte el tiempo de leer esto. Si, ya se que hoy tendré que dormir en el sofá. Pero, sabías que a los hombres realmente no les importa? Es cómo ir de camping.

Distribuyan esto a todos los hombres que conozcan. Los hará reirse.

Distribuyan esto a todas las mujeres que conozcan. Les servirá de educación.


* Esto es un pps que me vino x mail.

lunes, 8 de octubre de 2007

Escrito sobre gustos

Parece ser que la reiteración de ciertas ideas genera en las masas impensates un caudal de saberes populares de carácter erróneo. Me refiero concretamente a frases y refranes carentes de sentido, que debieran ser analizados minuciosamente, pero por su recurrente invocación, se asumen como verdades inalienables. Tal es el caso de la frase "sobre gustos no hay nada escrito".

Personalmente creo que sobre gustos hay mucho escrito, porque todo lo que se escribe está íntimamente ligado a los gustos del escritor.
No conozco un solo escritor que haya escrito una obra, abordando una temática impuesta contra su voluntad.
Hoy abundan los libros denominados de auto-ayuda. Colman los estantes de las librerías y los pocos espacios de propaganda literaria existentes. Hasta esos pacatos autores de obras innombrables, que tienen que cumplir con las fechas de publicación impuestas por las editoriales para las que trabajan escriben por gusto; por el gusto del dinero claro.

Hay personas que se toman muy en serio lo de los gustos, y tienen preferencias sobre casi todo lo que los rodea. Preferencias perfectamente ordenadas por rubros, colores y sabores. Me refiero a estos seres que tienen por ejemplo un color favorito. ¿Qué es un color favorito?, ¿un color favorito para qué?, ¿para pintar una habitación?, ¿para vestirse un día de lluvia?, ¿para las cortinas del comedor?. Además tienen una comida favorita, su jugador de fútbol favorito y su día de la semana favorito. También tienen una lista de películas favoritas, ordenadas de mejor a peor, una lista de actores, una de músicos, una de canciones, otra de marcas de autos, de ropa y de miles de cosas más.

Esta claro que en cada elección de nuestra vida intervienen nuestras preferencias. Cada vez que optamos por algo lo estamos prefiriendo sobre alguna otra cosa. Pero en todo caso las preferencias y los gustos están ligados a los momentos en que las decisiones son tomadas. Podemos tomar decisiones distintas sobre iguales planteos en momentos distintos. Ahora puedo preferir un tango de Piazzola, pero dentro de diez minutos puedo preferir la Trova Cubana; ahora prefiero una película de Kusturica pero ayer preferí una de Eliseo Subiela.
No imagino una vida más chata que la de aquel que manifiesta siempre las mismas preferencias, invariables como montañas, constantes como rectas y repetitivas como segundos, ante las mismas disyuntivas.

Solo alguien vivo puede contradecirse, replantearse, dudar, reflexionar y volver a contradecirse.


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miércoles, 3 de octubre de 2007

Rebelión "afrancesada"

La pregunta de hoy es:
¿Qué significó la revolución francesa?
La respuesta de hoy es:
En la historia del mundo contemporáneo ha sido el tránsito de la sociedad estamental, heredera del feudalismo, a la sociedad capitalista basada en una economía de mercado. La burguesía, consciente de su papel preponderante en la vida económica, desplazó del poder a la monarquía absoluta.
Pero también significó una mutación cultural. Hombres depilados, perfumados, con calzas ajustadas, pelucas, fumando con boquillas largas... una serie de cambios dramáticos que tuvo que soportar la sociedad (tengamos en cuenta que esto ocurrió en un momento histórico muy especial: año 1978, pleno mundial y guerra fría)
Vamos al concepto: el burgués -"el chancho burgués"-, ese hombre preocupado por la seguridad en el country y que anda queriendo cambiar el auto, ese insaciable -como muchos que conozco-, que desea acumular más y más y más... y para tener más y más, para ser más burgués aún, decide hacer la revolución desplazando a la aristocracia.
Debemos considerar que la revolución francesa se llevó a cabo con el apoyo de otra calamidad: la ilustración. Poco texto, mucho dibujito.
Es gracias a ella que aparecieron “El Tony”, “D’artagnan”, “Fantasía”, “Intervalo”... la gran decadencia de la cultura.
Francia era gobernada en esos tiempos por reyes, gente paqueta que lucía sus oros, sus espadas… también sus copas, sus bastos, y que para marcar diferencias tenían códigos secretos que no los conocía nadie.
Por ejemplo, en aquel momento el soberano era Luis equis ve i.
X-V-I venía a ser como su chip, pero para la gente era "Lucho".
Luis era un muchacho delicado, con postizo blanco, mucha purpurina en la cara, la boca pintada de rojo carmesí, tacos altos, uñas esculpidas, cuerpo torneado... como diría un famoso técnico: “una mantequita”.
Su señora era María Antonieta, una tilinga con la cabeza en cualquier lado.
Como el pueblo no los bancaba demasiado y además estaban descontentos con la AFIP (Abrochando Franceses con Impuestos Penetrantes) fueron apareciendo un grupo de agitadores, unos muchachotes que no se tomaban las cosas con sensatez. Así que en vez de fundar un partido o un comando guerrillero opositor, fundan un club al que llaman los “jacobitos”…
como verán algo poco serio, un nombre más acorde para un pelotero que para una revolución.
Van sumando gente en el camino, algún que otro barrabrava, generan bolonqui y así, hinchando las tarlipes un poco por aquí y un poco por allá, con un par de termidores encima, arriban al 14 de julio donde los insurgentes copan las calles al grito de:
-¡Basta! ¡Basta!
y es por eso que se conoce a esa histórica gesta como la toma de la “Bastilla”.
Se instalan en el mando, supuestamente popular, con asamblea y... y... y ese tipo de cosas, hasta que un día encuentran al rey -que lo tenían por ahí para que no joda- en una tienda comprando varenikes, algo que les pareció improcedente y ordenan mandarlo a la guillotina (una buena forma de descabezar su intento de gobernar)
Inventan el slogan “Liberté, legalité y Fiberté” que significa “queremos ser libres, piratear legalmente y tarifa plana de internet”
En aquel primer gobierno los más capangas y famosos fueron: el chiquilín de Dantón Pirulero, el malaleche de Jean Par-Malat y el chicato de Novespierre? Con el tiempo, estos bardos, se empezaron a llevar para la “merde” y así les fue, como a todo los jóvenes irresponsables y sin cabeza.
Para terminar quiero decirles que la revolución francesa fue un faro de luz para el mundo entero.
A partir de ahí la France tuvo la ocurrencia -como luego haría con los perfumes- de exportar su idea a todo el mundo. Con eso ganó muchísimo dinero ya que fue la primera experiencia exitosa en franchising; la marca "Revolución" fue comprada por Rusia, también por China, Cuba, Nicaragua, algunos países de Africa como Angola y algunos paises más.


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miércoles, 26 de septiembre de 2007

Supermercadeces

Teóricamente, a lo largo de los años, las actividades que uno realiza en forma periódica deben volverse más fáciles de hacer gracias a la práctica que se adquiere. Sin embargo, he notado que yo me vuelvo más torpe con el tiempo. En algunos casos puedo culpar al hecho de que algunas cosas en realidad se han vuelto más complicadas (como ver televisión, pero eso será motivo de otra monografía).

En lo que respecta a hacer las compras en supermercados, hay toda una serie de factores que conspiran para convertirme en un completo inútil. Si bien nunca fui ni siquiera medianamente eficiente en este aspecto, mi desempeño empeora en forma constante y la tendencia sigue firme.

Yo gasto más, compro menos, empleo más tiempo y sufro en general la experiencia de comprar en supermercados en mayor grado que la mayoría de las personas que veo empujando sus carritos entre las góndolas, entre los cuales hay algunos que necesitan etiquetas para identificar sus diferentes orificios excretores.

Por empezar, nunca he llegado al grado de sofisticación necesaria para planificar una compra mensual. Yo voy al supermercado cuando noto que mi heladera se diferencia de mi biblioteca sólo por el hecho de que en su interior hay menos libros, está más fresquito, y huele un poco peor.
Incluso los menos dotados suelen evitar llegar a ese punto, en gran parte porque sus progenies empiezan a protestar cuando a la hora de cenar se les sirve un puñado de pan rallado, dos cubitos de hielo y un sobre de mayonesa de "Pumper Nic" que estuvo escondido debajo del estante de los huevos desde 1977. Al no contar con ese tipo de alarmas, los solteros urbanos como quien escribe solemos sobrepasar el punto de reaprovisionamiento por varios días, durante los cuales mezclamos el pan rallado, los cubitos y la mayonesa, los metemos en el microondas y nos lo comemos (bueno, estoy exagerando, los cubitos pueden ser reemplazados por un chorrito de agua).

Gente con la cual lo único que tengo en común es una temperatura corporal superior a los 30 grados centígrados prepara entonces un documento que según tengo entendido llaman "lista" o "lista de compras", según el nivel de educación formal alcanzado. Al parecer estos individuos, de acuerdo con pautas de consumo establecidas mediante la observación, puede pronosticar con cierto grado de exactitud qué mercancías y en
qué cantidades debe adquirir para asegurar la subsistencia de su clan durante un período de tiempo predeterminado (un mes).

No tengo idea de cómo lo logran.

Creo adivinar que estas buenas gentes en vez de abrir sus heladeras, agarrar cualquier cosa que no esté pegada a los estantes y llamarla "cena", mezcla diversos ingredientes y mediante la aplicación de energía externa en forma de calor logra lo que se llama "comida". A este proceso se lo denomina "cocinar". Lo se porque lo vi en la tele. Además deben hacer alguna clase de previsión en base a las proporciones de ingredientes que cada comida necesita, de manera de no tener almacenados 200 kilos de sal pero ningún tomate.

Debe ser algo instintivo.

Las pocas veces que intenté hacer algo parecido tuve un índice de fracasos que linda con lo asombroso. Después de planificar las compras con ayuda de programas informáticos que me proporcionaron recetas, estadísticas y modelos probabilísticos, hice una compra importante en el supermercado siguiendo escrupulosamente una lista impecablemente impresa en una impresora láser y supuse que tenía resuelto ese aspecto de mi vida por, al menos, un mes.

Al cabo de una semana me había comido lo más rico, algunas de las cosas menos apetecibles habían expirado y despedían olores de lo más desconcertantes, y el resto de la compra permanecía donde la había dejado, y allí está desde entonces. Tampoco había hecho el más eficiente uso de lo consumido, de otra manera no me explico por qué el queso rallado tenía unos hongos como para un documental del Discovery Channel, pero no me quedaba ni arroz ni fideos. Finalmente, sospecho que mis recetas tenían algo raro, esta es la única razón que encuentro para la presencia de un frasco de "extracto de carne" que está en mi alacena desde 1999.

Decidí que en algún punto de la evolución yo me había desviado, y ese instinto planificador alimenticio con que cuenta el humano promedio no se me había incorporado genéticamente. La Naturaleza suele compensar a los mutantes como yo con algún otro don. Esta habilidad compensatoria aún no se ha manifestado en mí, pero sigo esperando. Quién sabe, a lo mejor soy inmune a la picadura de la mosca Tse-Tse, lo cual me haría sumamante popular como recolector de excrementos en la sabana africana.

Habiendo abandonado todo intento de planificación estratégica alimentaria, suelo ir al supermercado cuando no me queda más remedio, como expliqué antes. Cierto es que a veces utilizo el delivery, que es el invento más maravilloso después del horno de microondas, pero tampoco se puede vivir solamente de pizza, empanadas y comida de restaurante. Bueno, sí se puede, pero cuando se acaba el jabón o la espuma de afeitar no se puede reemplazar con una milanesa napolitana con puré. La milanesa no es muy adecuada para el baño (aunque deja la piel bastante humectada, debo decir) y el puré tiende a empastar las cuchillas de las afeitadoras.
(Dejo a los amables lectores la duda de si esto me lo estoy imaginando o realmente hice la prueba).

Así las cosas voy al supermercado sin la famosa lista y con una actitud levemente beligerante. Tengo en mente dos o tres productos cuya falta me advirtió sobre la necesidad de hacer compras y una vaga idea de que necesito algo más. Luego voy entre las góndolas sin ningún rumbo definido, con la esperanza de que la vista de algún artículo dispare quién sabe qué mecanismo inconciente y me haga acordar qué demonios debo adquirir. Pero como tengo el instinto comprador atrofiado, al final termino comprando más o menos lo mismo, más alguna cosa nueva "para probar", alguna otra porque me tenté y tres o cuatro que me vendió alguna promotora pulposa .No puedo resistirme a una promotora, si está buena. Les compro cualquier cosa. Tengo en mi casa 25 litros de detergente porque una de estas hijas de Belcebú me dijo que yo era "lindo" y me dió un beso.Ojalá ningún encargado de marketing de ninguna empresa que usa promotoras esté leyendo esto, porque sería mi ruina.

Esta operación que describí en un solo párrafo está plagada de obstáculos que comienzan con la elección del carrito de compras. Por alguna razón siempre elijo uno que tiene una rueda defectuosa y que no gira con la misma fluidez que las demás, obligándome a compensar el defecto empujando con más fuerza hacia un lado. Me pregunto por qué los fabrican con cuatro ruedas, si una nunca sirve. Debe haber un gigantesco negocio detrás de todo esto, pero todavía no alcanzo a descubrirlo.

El tránsito de carritos dentro de un supermercado es análogo al tránsito automotor dentro de la ciudad en donde ese supermercado se encuentra (tuve la ocasión de ir a supermercados en Inglaterra, y la gente tiene tendencia a circular por la izquierda, y está muy atenta a no molestar a los demás con sus movimientos,lo mismo que en las calles con sus automóviles). Considerando cómo maneja la gente por las calles de Buenos Aires, no es de extrañar que la circulación de carritos de supermercado sea también un caos. La gente se para en pasillos estrechos ocupando todo el espacio disponible, abandona sus vehículos en lugares estratégicos, se apropia de los carritos vacíos cuyo usuario recién comienza la compra y lo deja donde no moleste mientras examina una góndola (adivinen a quién le pasó esto varias veces), atropella con furia los obstáculos que se presentan a su desplazamiento sin importar si el obstáculo es un ser vivo, algo calvo y bastante despistado para hacer compras, y hace en general cosas que resultarían en muertes violentas si no fuera que un carrito de supermercado se desplaza con más lentitud y pesa unas ciento veinte veces menos que un automóvil (este último cálculo se basa en el hecho de que no tengo ganas de revisar la cifra exacta).

Luego está el asunto de los precios. Verán, si hay varias marcas de un mismo producto la idea es encontrar la mejor relación posible entre precio y calidad. Hace mucho tiempo cuando yo tenía unos ingresos tales que el rubro "alimentos, bebidas y productos de limpieza" tenía una incidencia mínima en mis finanzas, confieso que lo que hacía era comprar la marca más conocida (lo que después aprendí se denomina "marca líder") y a otra cosa. Eran buenas épocas, sí. Pero cuando mis entradas empezaron a mermar y me vi obligado a prestar más atención a mis salidas, entonces comencé a estudiar con más atención las estanterías. Algunos hábitos de consumo, como por ejemplo clasificar los quesos como "muy rico, rico, mediocre,ni loco" tuvieron que dar paso a una nueva clasificación : "están en pedo, carísimo, incomprable, caro, barato,asqueroso, me llevo éste". Sí, es verdad, cambié el Emmental por el Cuartirolo, el té Twinnings por el Taraguí, el jamón ibérico por algo siniestramente llamado "pernil de cerdo", la mostaza de Dijon por el sobre de Savora, y prácticamente me olvidé de lujos impensables como el lomo de atún, los camarones, el chocolate suizo y la salsa de frambuesas. Todavía no me vi obligado a transitar por el oscuro camino de las llamadas "segundas marcas", más que nada por falta de audacia, pero no descarto esa posibilidad.
Bien, el hecho es que empecé a fijarme en los precios a ver si me podía ahorrar unos pesos en la compra.
Pero los fabricantes evidentemente se dieron cuenta y se anticiparon a mis intenciones, porque empezaron a aplicar una estrategia perversa destinada a confundirme: cambiaron el tamaño de los envases. Por lo general yo nunca me acuerdo el precio exacto de nada, pero más o menos detecto que si una lata de tomates cuesta 2 pesos, es más barata que otra que cuesta 3. Pero si una contiene 127 gramos y la otra 201 mililitros, cómo se compara? Cómo se que la lata de 127 gramos y cuesta 2 pesos la semana pasada no costaba lo mismo pero contenía 134 gramos? Qué diferencia hay entre el puré de tomates y el extracto de tomates? Cuál es el peso especifico del tomate? Mientras me hago todas estas preguntas rascándome la calva, se me acerca una promotora impresionante y me vende un hectolitro de crema de enjuague.

De una manera u otra logro meter en mi carrito algunas mercaderías, y decido que ya es suficiente. Esta decisión no se basa en que ya tengo lo que necesitaba (recuerden que yo en realidad no estoy muy seguro de lo que necesito) sino en el hecho de que ya estoy harto y el hectolitro de crema de enjuague ya no me deja lugar para otra cosa.

Entonces me dirijo a la línea de cajas, y ahí empieza otra odisea.
Si ustedes suelen comprar en los llamado "hipermercados" se habrán fijado que no todas las cajas son iguales. Están todas especializadas en algún segmento determinado del público consumidor. Hay para embarazadas, para gente con menos de 15 artículos, para gente con más de 15 pero menos de 32, para enanos, para estrábicos, para gente que paga con Florines holandeses, para vegetarianos y para operados de la vesícula. Yo siempre tengo la esperanza de encontrar una que tenga un cartel que diga "gente que no sabe hacer las compras" y así disfrutar de la ventaja de tener una caja exclusiva o al menos identificar a mis compañeros de desgracia, pero parece que a pesar de que les debemos generar grandes ganancias en virtud de nuestra torpeza adquisitoria, los supermercadistas no nos tienen en tanta consideración. Así que me formo en una caja "genérica" donde desgraciadamente suele haber mucha gente.

La fauna que habita las colas en las cajas de los supermercados es variopinta, pero suelo encontrar con cierta regularidad los siguientes caracteres:
-El megacomprador apocalíptico: Supone que una gran catástrofe se cierne sobre la raza humana, porque se aprovisiona como para engordar durante el Armagedon, y empuja trabajosamente tres carritos repletísimos, con ayuda de su numerosa familia.
-La ticketera: En el trabajo le pagan parte del sueldo en "Ticket-morfi" y como le sobran a fin de mes compra cosas rarísimas, como patas de faisán a la pimienta, y paga con 457 tickets de 1,50. Mientras la cajera cuenta los tickets, pide documentos, vacunas y declaraciones juradas, uno envejece.
-El vivillo olvidadizo: tiene 10 artículos en el carrito, y mientras hace la cola sigue comprando cosas, contando con la involuntaria complicidad de alguien más, a quien le pide "que le cuide el lugar, que me olvidé algo, ya vuelvo".
-El desconfiado paranoide: insiste en que los precios publicados no coinciden con los que van apareciendo en la registradora, obligando a un cadete de paso cansino a hacer varios viajes comprobando valores. Envejecemos más.
-El idiota que agarró justo el producto que no tiene precio, o cuyo código no pueden leer los escáneres: Ese soy yo. Siempre me pasa. Y ahí va el cadete cansino a ver el precio, mientras yo protesto tímidamente y ofrezco dejar el artículo en cuestión, pero nunca me hacen caso y me gano el odio de los que vienen detrás mío. No me importa, yo también los odio.
También está el que paga con tarjeta y no le funciona, el que no le alcanza la plata y tiene que decidir qué deja, el que quiere comprar un repuesto de afeitadora que está en una estantería bajo llave y hay que llamar a la supervisora para que lo abra (por qué guardan los repuestos de afeitadora bajo llave? Sí, son caros, pero tanto? No sería mejor arriesgarse a tenerlos disponibles y que se robaran uno que otro, pero
al mismo tiempo vender más?).

Mientras espero que me toque mi turno, suelo examinar la "canasta del arrepentido". Es ese lugar donde los consumidores dejan lo que en una examen final les parece que sobra de su compra. Quién habrá abandonado las dos latas de atún? Por qué alquien decidió que no necesitaba ese jabón en polvo? Desde cuándo estará allí ese filet de merluza? Esas pilas serán nuevas?

Eventualmente, me atiende una cajera de rostro inescrutable, y a la hora de pagar compruebo una vez más que con un tercio del volumen gasté el doble que el megacomprador apocalíptico. Con mi compra ya embolsada salgo de allí rumiando maldiciones.

Embolsada, dije? A las cajeras les fascinan las bolsas. Les fascina darte muchas. Hay algo de generosidad en ello, pero más que nada un equivocado concepto de lo que resulta cómodo. Creo que piensan que cargar con 19 bolsas medio vacías es mejor que hacerlo con 5 llenas.Yo suelo redistribuir la compra en la menor cantidad de recipientes posible, tratando siempre de no superar la escasa resistencia que ofrecen (alguna vez se me rompió una en el ascensor, y un kilo de azúcar se desparramó por el piso. El pegote fue perenne, y de los millones de hormigas que acudieron a aprovechar la oferta, nos quedamos con una como sereno y otra como ascensorista). Considerando una combinación cantidad-resistencia bastante aceptable, digamos que puedo meter toda mi compra en unas seis bolsas. Tres en cada mano.

Ahora bien, una persona que acude en automóvil a hacer las compras, y consigue acomodarlas en seis bolsas, deberá:
1) Levantar las bolsas desde la cinta de la caja y meterlas en el carrito, a fin de transportarlas hasta el estacionamiento.
2) Levantarlas desde el carrito y meterlas en el baúl del auto.
3) Estacionar el auto a una cuadra de la casa mientras se larga a llover (siempre me pasa), levantar las bolsas desde el baúl, y dejarlas en el piso mietras cierra el auto.
4) Levantar las bolsas del piso y trotar hasta la puerta del edificio rogando que resistan.
5) Dejar las bolsas en el piso, buscar las malditas llaves, abrir la puerta.
6) Levantar las bolsas sosteniendo la puerta con el pie.
7) Dejar las bolsas en el piso y cerrar la puerta.
8) Levantar nuevamente las bolsas e ir hasta el ascensor.
9) Dejar las bolsas en el piso, llamar al ascensor.
10)Abrir la puerta de ascensor, levantar las bolsas.
11)Dejar las bolsas en el piso del ascensor, cerrar la puerta.
12)Maldecir porque el del 5to piso llamó al ascensor.
13)Llegar al piso correspondiente a su departamento, abrir la puerta del ascensor.
14)Levantar las bolsas, salir del ascensor.
15)Dejar las bolsas en el piso, cerrar la puerta del ascensor.
16)Caminar los 15 pasos que llevan hasta la puerta del departamento.
17)Dejar las bolsas en el piso, buscar las llaves del departamento, abrir la puerta.
18)Entrar al departamento, dejar las bolsas en el piso, cerrar la puerta.
19)Levantar las bolsas del piso (opcionalmente) y guardar los que se compró en los lugares correspondientes.

Si leer esta lista de operaciones es aburrido, imagínese lo que es hacerlas. Cuando lego a casa, he levantado las dichosas bolsas unas diez veces. Y en todas las ocasiones pasando los dedos de las manos a través de 12 asas retorcidas y rebeldes, cuidando de no dejar ninguna afuera para no correr el riesgo de vaciamiento productivo y posible destrucción de botellas.

Por qué nadie inventó todavía un aparatejo que sirva para agarrar varias bolsas a la vez, de manera que uno solamente tenga de tomar dos manijas en vez de doce? Me imagino que sería algo así como las pinzas que se usan para transportar hielo, pero en escala reducida. A ver señores que venden porquerías por la tele, si se avivan de una vez. Yo les compraría ese adminículo. Si entre los lectores hay un capitalista, le ofrezco una sociedad para fabricarlos. (Y de paso podríamos producir otro invento que tengo en mente, el "cortapizza" que asegura 8 porciones perfectamente iguales, solucionando disputas familiares y hasta homicidios pasionales por un "quítame estas muzzarelas").

Algunos de ustedes deben estar preguntándose "Si tanto sufre ir al supermercado, por qué no va al autoservicio de los chinos, que seguro tiene uno cerca de su casa?". Bueno , es que los detesto, pero esa es otra historia.


Buenas noches.


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lunes, 24 de septiembre de 2007

Monosílabo poderoso

Les presento el "MN"... no es un si, no es un no y tampoco un no se...

El "MN" se usa para decir no se pero queriendo decir si o no, pero no es un ni o un so... es único! es un puede ser pero q si lo escuchas un poco mejor, es un jamás o un siempre.
Por lo gral viene acompañado de un leve movimiento de cabeza como diciendo "no ves q te estoy respondiendo (si o no) pero no me kiero hacer cargo de mi respuesta y no me da para decirte no se..."

"MN" es una salida muy fácil a cualkier pregunta:
-te gusta esto? -MN.
-hiciste eso? -MN.
-vamos alla? -MN.
-hace frio? -MN.

En fin, estoy recontrarepodrido del "MN".
Reivindikemos a los monosilabos de afirmación y negación!!!
AGUANTE EL 'SI' y el 'NO' =)


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domingo, 23 de septiembre de 2007

Los más absurdos pedidos al Estado. Hoy: Necesidad Habitacional.

La coneja escaldada de la periferia comienza su vida reproductiva entre los trece y los dieciséis años. A tempranísima edad, se le desata un hormonazo infernal que le impide controlar su irrefrenable actividad sexual. Así, esta degenerada comienza a saltar de falo en falo como una liebre poseída y para cuando cumple los veinticinco ya tiene una interminable descendencia marrón de un escandaloso surtido de padres que supera las dos cifras.
Como es de esperar, la tropa de holgazanes paupérrimos que la preñó se divide entre convictos, muertos y vagos, de manera que ninguno aporta para la manutención de la oscura lechigada. La coneja –a quien la sola idea de conseguirse un trabajo le provoca infernales espasmos en sus zonas pélvicas- mal presupone que el Estado debe satisfacer sus depravadas necesidades.
Por supuesto nunca falta el notero "progre" al que le gusta sumergirse en el lodo hasta la cintura para ir a entrevistar a estos micos ardientes y así alentarlas en sus absurdos pedidos al Estado; estas ninfómanas exigen todo tipo de cosas, pero especialmente gustan pedir casas "porque a mí me tienen que dar una solución"
Escúcheme bien escoria ardorosa ¿Qué le hace pensar que todos debemos aportar a un pozo común para que usted pueda continuar serruchando volcánicamente mientras le subsidiamos una mansión en Nordelta? ¿Por qué usted, despojo impúdico, imagina que mis impuestos deben tener como destino la construcción de un hotel para alojar su ocre camada?
Un Estado responsable debería rociar los bohíos que habitan estas monas candentes con nitrógeno líquido, en especial a la hora de la siesta y así evitar tanta lujuria.


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miércoles, 19 de septiembre de 2007

lunes, 17 de septiembre de 2007

A sociedades medievales, argumentos racionales

Se denomina Edad Media al período de la historia comprendido entre la desintegración del Imperio Romano de Occidente, en el año 476, y la conquista de América, en el año 1492. Este periodo estubo signado por sucesivas invasiones, grandes diferencias de clases, la aparición de la burguesía, un gran aumento demográfico, el resurgimiento del comercio y fundamentalmente por el dominio de la Iglesia. Durante los años mencionados la iglesia Católica aumentaría su poder y su riqueza convirtiéndose en una de las clases altas de la época, equiparando su poder y riqueza a los reyes y los señores feudales.
La cosmovisión medieval, como podemos comprobar, es teocentrista. El mundo de las ideas gira en torno a dios. Esta es una vida de paso hacia una instancia superior, espiritual y eterna junto a un supuesto hacedor de las cosas. Todo aquello que no tiene una explicación es atribuido a la gracia de dios.

Los historiadores modernos, no logran ponerse de acuerdo sobre el año exacto en que la edad media finalizó, dando paso a la edad moderna. Algunos sostienen que fue 1453 con la caída de Constantinopla, otros sostienen que fue en 1455 con la invención de la imprenta, y un tercer y mayoritario bando sostiene, como ya hemos mencionado, que finaliza con la conquista de América en 1492. Mas allá de esta falta de consenso sobre la fecha exacta, todos ellos coinciden en algo, y es que la Edad Media definitivamente ha terminado.

A más de 500 años de su aparente finalización, no puedo dejar de notar que las principales características medievales siguen vigentes en estos días, y debo reconocer, que al darme cuenta de esto, el miedo se apodera de mí.

Tengo miedo de pensar que las personas que rigen los destinos de mi país y del mundo vivan inmersas en una cosmovisión medieval, pero mucho más miedo tengo al ver que los ilustres desconocidos que me rodean todo el tiempo, en la calle, en los medios de transporte, en los ascensores y en los cafés también piensen así.

Me da mucho temor pensar que el Ministro de Salud de algún país quiera penalizar el aborto, usando como argumento, que el mismo va contra el espíritu de un libro de ciencia-ficción escrito hace dos mil años.

Me da miedo escuchar a Doña Rosa en la cola de la verdulería, comentando que su canario murió de soledad, o a Doña Pepita que dice que su perro se pone triste los días de lluvia. Los canarios son simplemente canarios, y los perros, perros, no conocen la soledad ni la tristeza, ni la felicidad, ni la alegría. No son inteligentes ni racionales, al igual que Doña Rosa.

Hace unas semanas escuché en un velorio, que el muerto había tenido suerte, porque había dejado este mundo justamente el día del "santo de la buena muerte", con lo cual suponían que seguramente habría sufrido menos.
¿A quien se le ocurre pensar que una persona va a sufrir más o menos por morir algún día determinado del calendario?. ¿De donde salió esa repetidísima idea de que ahora el muerto va a estar "en un lugar mejor"?. Me cuesta mucho creer que exista un lugar peor que un cajón de madera enterrado a tres metros en plena descomposición.

Me da un temor único subir a un taxi donde hay estampitas con imágenes de santos, cruces y rosarios decorativos. ¿Acaso el taxista creerá que de ese modo su auto tendrá algún tipo de protección adicional?. ¿No sería mejor manejar con prudencia, respetando las señales de tránsito, la velocidades máximas y dándole prioridad a los transeúntes?.

Muchas personas rezan. Algunas lo hacen como una práctica habitual, aunque la inmensa mayoría lo hace cuando necesita una ayudita del barbudo, una gambeta al destino, un comodín celestial. Utilizan el rezo como una herramienta de soborno divino. El hecho es que rezar es técnicamente la repetición de una serie de palabras en cierto orden. Me cuesta mucho creer que en pleno siglo XXI alguien pueda llegar a creer que por repetir palabras en un orden determinado su destino cambiará y se cumplirán sus deseos. No puedo evitar pensar en la imagen de la bruja junto al caldero, repitiendo palabras que lee de un viejo libro de conjuros.

La patria futbolera también tiene mucho de medieval, jugadores que entran a la cancha con el pie derecho, persignándose, o besando los rosarios que llevan en el cuello, cintitas para la envidia, imágenes religiosas en los vestuarios, camisetas rociadas con agua bendita y las infaltables cábalas. La cábala es una simplificación hasta el absurdo de la relación causa-efecto. Que el arquero de mi equipo haya atajado un penal mientras yo cruzaba los dedos, no implica de ninguna manera que cada vez que yo cruce los dedos volverá a atajar. Creer que un equipo gana porque su técnico usa la misma camisa que el partido pasado, o porque se toca un testículo cuando se equipo defiende, hinchas que miran el partido en el mismo sillón, o en la misma posición son solo algunos de los interminables ejemplos. A veces me pregunto si toda esta gente cree realmente que puede torcer el destino con tan poco. Creo que para ganar un partido de fútbol la mejor cábala es entrenar duro toda la semana y jugar mejor que el adversario.

La cosmovisión moderna va sepultando mitos, supercherías y deidades, los avances de la ciencia y fundamentalmente las anticipaciones a los fenómenos naturales nos muestran las cosas con más claridad. Persignarse, rezar, invocar imágenes y cábalas no harán que las cosas sucedan de ninguna otra forma. Por más esfuerzo que hagamos por creer en la magia, les puedo asegurar que ese conejo ya estaba adentro de la galera.


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jueves, 13 de septiembre de 2007

El Loco Iván

Según un estudio de la Universidad de Garchford, se puede verificar el uso de una técnica submarinística pero en la superficie. El Loco Iván, o "Crazy Ivan", era un movimiento táctico de los submarinistas rusos. Al no tener un sonar en la cola del submarino, en época de guerra fría, la maniobra consistía en rotar levemente el submarino para no tener la contaminación sonora de la cola en el sonar y poder ver al que venía por detrás.

Ahora bien, dicha técnica se utiliza en la calle, no para observar un submarino enemigo, si no para calificar las tetas de alguna mina que esté más buena que el pan y que viene, justamente, detrás nuestro, y a la vez, queremos mantener cierta compostura.

El "Crazy Ivan" es ideal para no quedar demasiado expuesto, tiene varios trucos y no es la única forma de observar un buen par de gomas o un orto infernal, no, pero es una clásica en el tráfico porteño.

Vamos a analizar el estudio y comentar los errores clásicos al mirarle las tetas a una mina, este estudio serio y consensuado entre distintas eminencias del ámbito académico internacional (profesores con premios Nobel como Rocco S. y Ron J.) seguramente no tardará en aparecer en las páginas de Infobae, nuestro pequeño aporte para informarles del mismo, a continuación


"El Groncho"

La técnica llamada "Groncho" más común es la visión frontal y directa del objetivo, cuando este se encuentra delante nuestro y avanzando hacia nosotros. Esta técnica tiene varios defectos, el principal es la mala imagen que deja al "observador", sin ningún escrúpulo ni respeto "pispea" los melones femeninos de forma directa. No sólo se hace en dirección hacia el "objetivo" si no que al pasar a su lado el cuello del observador continúa el seguimiento hasta provocar la casi-desnucación del mismo y se pasa de teta a culo en un solo movimiento (algunos más avanzados utilizan el movimiento de cadera acompañando el cuello y evitan así el desmembramiento).



Esta técnica suele estar acompañada de emisión verbal de "piropos de clase obrera" pero extremadamente simples, damos ejemplos:

"que par de gomas, mami"
"pero mirá que orto"
"mmmmmh"

El resultado patético de esta metodología implica no sólo el asco del objetivo, su total avergonzamiento por semejante ultraje grosero y una muy baja probabilidad de éxito salvo casos extremos como: mujeres con alto nivel de incogibilidad, travestis, homosexuales reprimidos (los no reprimidos también se ofenderían con tanta agresividad).

Desaconsejamos su uso reiterado, es una metodología muy agresiva e invasiva. En el peor de los casos se ha observado un acompañamiento del giro de cuello pero pasando por encima del hombro femenino e incluyendo una "olida" sonora para simular un "pero que rico olor a c...". Esto es 100% seguridad de rechazo social justificado.

Desde ya no podemos quedarnos con esta técnica, pero podemos perfeccionarla. Hay varios métodos, aunque son complementos de la técnica del "Crazy Ivan", pueden ser útiles.

a.- mirar primero desinteresadamente a los ojos del objetivo, ésta notará que no eres un grosero miratetas y hasta podrá sonreír por tu atrevimiento de mirar a los ojos, en ese momento bajará la mirada y ahí si, podrás mirar tranquilamente las tetas, PERO SIN MOVER EL CUELLO! El trasero se complementa con un "Crazy Ivan"

b.- mirar desinteresadamente hasta cualquier otro objetivo y en el momento de mayor acercamiento mirar inescrupulosamente su pecho, luego seguir caminando recordándolo.

En ambos casos la invasión es mínima aunque existente, pero por lo menos no es un escaneo completo del objetivo ni incluye frases groseras.


"La carrera"

Cuendo el objetivo y el observador se encuentran en el mismo camino y en la misma dirección hay una gran oportunidad de ver su trasero, analizar su andar, sus piernas, hasta los pies, la espalda, el pelo... pero no la cara ni las tetas.

Algunos se preguntarán ¿para que verle la cara? bueno, pues en base a la teoría del estudio de la Universidad de Garchford es importante el rostro pues "para poder empomártela, antes te la tenés que chamuyar" (pág. 25, párrafo 3, del estudio), lo que puede influír en nuestra visión de "belleza" e interés por el objetivo.



"La Carrera" se aplica cuando la distancia al objetivo es mayor a la deseada, el problema de acelerar a una velocidad mayor que la de ella implica que en algún momento la pasaremos.

El acercamiento permite ver tranquilamente sus asentaderas pero al pasarla a semejante velocidad apenas podemos tener una apreciación de su rostro o tetas, pero habitualmente es suficiente como para saber si debemos seguir corriendo y más rápido aún, o si debemos pasar a modalidad "Crazy Ivan". Igualmente siempre terminamos por delante del objetivo y el observador deberá buscar una excusa buena para retornar a la retaguardia si es que lo único interesante era el culo.


"Crazy Ivan"

Es muy común que caminando por la calle veamos el rostro de sorpresa de otros hombres que van en dirección contraria, notamos que curiosamente están mirando a alguien detrás nuestro con la modalidad "El Groncho", rotamos levemente (o exageradamente, todavía tenemos derecho, no sabemos quien está detrás nuestro) y vemos una descomunal yegua que parte el camino. Es momento de aplicar la técnica sutil, el loco Iván.

Primero hay que regular la velocidad para mantener la misma que el objetivo, caso contrario se transformaría una "La Carrera" pero invertida, con ella superándonos y así poder confirmar que semejante yegua tenía con qué sentarse. Pero no, vamos a mantener la misma velocidad.

Como patrón de comparación tenemos que usar vidrieras para ver por el reflejo o la mirada de los otros zánganos que le miran las gomas, el ángulo de los ojos y la velocidad de rotación de los mismos nos van a dar una idea de velocidad y distancia, importante para esta técnica.



El Loco Iván se pone a la práctica utilizando la excusa de mirar algo que no encontramos, es decir, con cara de gilún total rotamos el cuerpo levemente, hasta podemos llegar a frenarnos, para mirar ese Peugeot ultimo modelo pero en realidad, si bien nuestro cuerpo sigue el vehículo levemente nuestros ojos giran completamente hacia atrás.

Dos opciones, o no se da cuenta, o se da cuenta, en el primero de los casos nos da pie para repetir la maniobra, pero en el segundo deberíamos actuar con más "carpa".

La maniobra se puede aplicar en numerosas ocasiones, hasta estando con una novia (por eso es ideal tener una de menor estatura que uno, para hacer el "Crazy Ivan Bride", el cual sólo implica rotación de cuello por sobre la cabeza de la dueña de turno.

Otra variante implica frenar en una vidriera para tener una rotación de sólo 90°, con cierta alevosía se puede dejar pasar al objetivo, luego aplicar "La carrera" y luego volver al "Crazy Ivan", los más avezados acostumbran combinar técnicas.

La visión periférica es el truco para esta técnica, quienes puedan ver un par de gomas con el rabillo del ojo y no quedar al descubierto son grandes expertos de la observacion tetal.


Lamentablemente el estudio de la Universidad de Garchford termina abruptamente, se cuenta que fue porque salieron todos a ver las gomas y/o orto de una nueva becaria y terminaron todo ahí.

Le sugerimos a los lectores continuar con sus propias técnicas

Las damas que se sientan ofendidas ante semejante estudio tengan en cuenta algo: menos mal que las miramos!!!!!! peor sería que ni nos interesemos por uds.!!!! El estudio busca perfeccionar los métodos mirones y no ser maleducados a la hora de pispear.


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Dogmas

El sistema en el que vivimos es un intento desesperado-organizado por someter a las personas libres y creativas y convertirlas en esclavos de automatismos y costumbres.
Cuando una organización te impone costumbres, está sometiendo tu libertad de crear a la mera repetición de actos estúpidos, y todo lo que uno haga por costumbre, es una evidencia de estupidez.

¿Por qué una persona que nace hoy, tiene que privarse de placeres, sólo por respetar costumbres sociales o religiosas? Durante años, las religiones han sometido adeptos utilizando a los padres y madres de familia como principales cómplices. La idea es atajar al recién nacido e imponerle ideas y dogmas que lo limiten. El sistema, la religión, no soportan a los seres libres y puros, y cuando nacemos somos eso, seres sin escrúpulos ni limitaciones que no hacemos más que atentar contra las imposiciones religiosas y sociales. Al nacer estamos a favor de la liberación sexual, de la masturbación, del placer a través del cuerpo y los sentidos, y placer, para la religión, es mala palabra.

Nuestros padres son víctimas inconscientes de un sistema que lleva miles de años de organización y que busca asegurarse una continuidad a través de la inocencia de las masas.

Bautizar a un niño es sentenciarlo. Lo mismo que anotarlo en un club de fútbol al nacer o afiliarlo a un partido político. Son todos actos de inseguridad que van en contra de la filosofía misma de la libertad. Es forzarlo a que le guste lo mismo que a vos.

Si tan bueno es el grupo al que pertenecés, tranquilo! Tu hijo sabrá elegirlo en su momento.

El opuesto de libre no es encerrado, se puede vivir en una habitación de 2x2 y ser libre. El opuesto de libertad es el sometimiento, la libertad es la capacidad que tenemos de elegir, pero educamos a nuestros hijos para que hagan lo que nosotros queremos, no los motivamos a elegir. Elegir es la máxima expresión de libertad y un ser libre nos molesta... si!, incluso nuestros propios hijos. Lamentablemente no somos conscientes de ello y no es algo que hagamos con mala voluntad.
No somos libres y sin quererlo vamos en busca de que nadie lo sea.

Cuando vamos viajando en subte y nos topamos con uno de esos "locos" que ensimismados le cantan a su reflejo en la ventana y se tapan los oídos para escucharse mejor y cantan y mueven su cuerpo no al ritmo del tren sino al de su propio canto, enseguida nos encargamos de categorizarlo como un deficiente, como una persona con menos capacidades que las nuestras. ¿Qué capacidades? La capacidad de ser correctos? Aburridos? Vergonzosos? Infelices?. El que canta en el subte es libre!. Sólo le importa ser feliz, está cantando desafinado y con eso le alcanza para sentirse pleno.
La discapacidad la tenemos nosotros, no somos capaces de liberarnos. El Stress, los Panic Attack, son todos síntomas de sentirnos encerrados en nuestro propio cuerpo. El Stress no es a causa de una deuda económica, es una muestra de inconformidad con nuestra realidad. Los suicidios no se deben a rupturas amorosas o a crisis financieras, son producto de darnos por vencidos en la lucha interna e inconsciente entre la realidad que nos tocó y la que hubiéramos preferido elegir. Entonces, ¿Qué esperamos para elegirla? Es sólo una decisión!

Pero claro, una decisión así libraría una batalla, y el enemigo es poderoso: tu familia, tus amigos, tu psicólogo y tu religión forman una conspiración para que todo siga como hasta ahora, para que la comodidad le gane a la inquietud de querer algo mejor. De esa manera todos somos miembros de un grupo y nunca seremos individuos con inquietudes individuales. De esa manera, la iglesia y el sistema, sólo deben responder una sóla pregunta, la de la masa. Imaginate 6.000.000.000 (6 mil millones) de personas con preguntas diferentes, ¿Cómo hacen la iglesia y los gobiernos para responder? ¿Cómo hacen las empresas para satisfasernos a todos? En cambio, en un grupo, las individualidades se promedian, todos queremos más o menos lo mismo, todos tememos más o menos lo mismo y nuestra inquietud por elegir entre una vida u otra, es remplazada por la elección entre un Plasma de 42" o uno de 50".

Pero no te sientas mal, te educaron para eso. Quizás no te acuerdes, pero cuando tenías todavía pocos meses de vida, tu papá, tu mamá y tus tíos, se desesperaban porque aprendieras a hablar ¿Te acordás? Te repetían palabras fáciles para que los imitaras, y cuando aprendiste a hablar, orgulloso querías hablar con todos pero ahora estaban molestos porque hablabas todo el día. Aprendé hablar.. pero callate!. La orden y la contraorden. ¿Y cuando te ayudaban a que dieras tus primeros pasos?... para después pedirte que te quedaras quieto. Aprendé a caminar pero quedate quieto, todo es peligroso para vos!. La orden y la contraorden. Desde chico te acostumbran a la frustración, a que no consigas lo que querés y luego de grande te pasás tus días tratando de conseguir cosas, comprando en cuotas, pidiendo préstamos a bancos, algunos incluso robando, pero todo se trata de incorporar cosas y olvidarte de la idea de que quizás vos ya tengas algo en tu interior muy valioso y que oh! casualidad! nadie te puede sacar, y es tu libertad.

Te pueden distraer, te pueden confundir con señuelos, pero la libertad está dentro tuyo y lo sabés. Simplemente tenés que preocuparte por que salga a la luz. No hace falta que te pongas a cantar en el subte, podés ser feliz en tu trabajo. La libertad no pasa por irte al sur a vender sahumerios, la libertad pasa por hacer lo que hacés todos los días pero eligiendo hacer eso. Es la diferencia entre ir a la oficina y elegir ir a la oficina. Es sutil, pero radicalmente opuesto. Y en el caso que decidas dejar de ir a la oficina porque sentís que no es para vos, será tu objetivo lograrlo sin hacerte daño por ello. Todo cambio radical es una crisis y las crisis son buenas, pero ante todo son crisis y requieren de fortaleza para pasarlas.

Es importante saber que uno es capaz de elegir lo que quiere, aunque nos hayan acostumbrado a acostumbrarnos, podemos elegir. ¿Te acordás cuando tenías 3 años y estabas jugando con una pelota, que tu papá insistía con que jugaras con los pies pese a que te encantaba lanzarla con la mano? Era tu juego! Era lo que a vos te gustaba hacer! Ya ni cuando jugás te dejan elegir! Pero no es culpa de tus viejos, a ellos les pasó igual. A eso estamos acostumbrados.

Somos animales de costumbres, el problema no son las costumbres cotidianas, esas pueden pasar como simples pérdidas de tiempo, lo grave es cuando nos acostumbramos a cosas importantes, cuando nos acostumbramos a sentir, cuando nos acostumbramos a que nos guste o no la vida que llevamos.

Cuando nos dejamos de preguntar si lo que estamos viviendo es lo que queremos vivir, es que ya nos acostumbramos a vivir, ya dejamos de tomar decisiones, ya dejamos de vivir. Es verdad que las cosas no siempre pueden ser como uno quisiera, pero es importante que nunca nos dejemos de preguntar si así queremos que sean.


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martes, 11 de septiembre de 2007

Tener nada.

Por su cotidianeidad creemos que hablar es como caminar. Pero el habla es una herencia puramente histórica, aunque estemos capacitados para hablar por una disposición biológica.

El caminar es una función orgánica e instintiva, mientras que el habla es una función adquirida culturalmente, aunque adyacente, ya que utiliza músculos y nervios cuyo origen no tiene características lingüísticas.

No se habla automáticamente. El habla no evoluciona independientemente de la voluntad y el trabajo de hacerlo. No es un organismo vivo atado a las leyes de la evolución. Es un producto cultural e individual, que crece y se desarrolla de acuerdo a los estímulos que reciba. Es lo que los hablantes hagan de ella.

Pero el habla está ligada directamente a la construcción de nuestro mundo de pensamientos. No se puede pensar sin lenguaje y se piensa de acuerdo al lenguaje que se posee. No hay alternativa. La calidad de lo que se piensa y siente está relacionada con la capacidad de hacerlo con palabras.

Pedro Salinas dice que “El hombre se posee en la medida que posee su lengua”. Hablar es comprender y comprenderse, es constituirse a sí mismo y constituir el mundo. Sin lenguaje no hay mecanismos de exploración interior. No se puede pensar de manera independiente del sistema de denominar que se posee para representar los sentimientos y sensaciones con palabras.

Cada vez es más común interactuar con personas que pelean por encontrar palabras que expresen lo que intentan decirnos. Ya no en los documentales berretas de la televisión carcelaria, sino en la calle, en los comercios o en un transporte público.

Los vemos y oímos sufriendo al intentar explicarse, expresarse, vivirse ante nosotros.
Personas que no conocen su lengua y por ello viven pobremente, viven a medias, aun menos. Y nos duele no ya su incapacidad de elaborar oraciones coherentes y apropiadas. Nos duele en lo humano como nos duele un inválido.

Pero éstos no son sólo tullidos del lenguaje, mancos de la expresión; son discapacitados espirituales. Incapaces de moverse entre sus pensamientos, incapaces de nominar sus sentimientos, de precisarlos exactamente tal y como los vivencian. Según la Lingüística, amoldan sus pensamientos a los escasos centenares de términos que manejan.

Lo que es peor, es que lo que no puede expresarse con palabras nunca termina de convertirse en una emoción. Entendiendo por emoción al sentimiento connotado por la historia personal, y sus vivencias en el momento histórico en el que ocurren.

La vía es una calle sin salida. Se piensa con las palabras que se poseen. Se expresa lo que se piensa. Se siente lo que se ha podido convertir en palabras. Se convierte en palabras lo que se ha sentido.

Pero como decía Vossler “Aun en los seres más escasa y pobremente dotados vive la chispa de una lengua propia y libre. El más mísero de los esclavos, desde el punto de vista de lingüístico, es autónomo siempre en un oculto rincón de su alma”.

Pero claro. Es necesaria la Educación sistemática para salir de ésa esclavitud.


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viernes, 7 de septiembre de 2007

Lejos de ser Chic.

Para leer este post se recomienda de fondo una cumbia…

En los últimos tiempos tomé plena conciencia de ser un villuca y la verdad que está bueno:

1) Probé un ringtone en un lugar público. Alguien cool y chic, jamás haría semejante grasada, éste programa su teléfono con el ringtone que le guste y espera que suene, no lo prueba, mire usted si uno va a pasar semejante vergüenza, alguien lo puede a uno reconocer y comentar que lo vio haciendo eso, es jodido ser famoso, caminar por la calle y que todo el mundo diga: ahí va ese tipo que es tapa en todo el mundo.

2) Comí dulce de batata… el que tiene onda no hace semejante cosa, come tiramisú aunque no le guste; eso es personalidad señores, que los demás te digan lo que hay que comer porque queda bien.

3) He adquirido la “tarjeta shopping”, se trata de un medio de crédito como miles en el mundo, pero al exigir menos requisitos que sus competidores para poder acceder a ella, pasó a ser de villero. “Obvio”, la gente como ellos usan MasterCard o Visa, a quienes garantizaron su solvencia con cuadros que adornan su cocina o el baño, tales como “La Gioconda”, o con propiedades como “El Campanario de Giotto” (yo pensé que pertenecía al estado, que boludo).

4) Le regalé a mi hermana un jeans sin bolsillos, lo cual denota una gravedad insuperable, que puede hacerlos “desvanecer”, es de muy mal gusto; igual no creo que nadie se de cuenta del detalle del bolsillo, porque mi hermana es muuuuyyyyy linda…

5) Agasajé a mis amigos con una riquísima sangría; al tiempo me enteré hay gente que usa Dom Pérignon para lavarse las patas… ¡que mal me sentí! Pero no saben de lo que se pierden, mamarse con sangría “Trotamundo” es toda una experiencia espiritual, al otro día sentís en diablo en la sangre…

6) Trabajé en un hostel, y eso es considerado ruin y denigrante por algunos, según su “brillante” parecer, en los en los hosteles, no se hospeda gente “linda ni adinerada” como ellos. La gente chic y copada tiene un blog y en sus viajes semanales a París, toman habitaciones en el “Hotel Plaza Athenee Paris” y mientras esperan que algún gil les suba las maletas, seleccionan el Lamborghini que le regalarán para el cumpleaños a su vecino. Aguanten las vacaciones en carpa, sino pregúntenle a los bañeros más locos del mundo.

7) Además soy villero porque viví durante un tiempo en Gerli, la gente chic de verdad, vive en pisos de millones de dólares, o en mansiones campestres, o en cualquier lugar con espacio suficiente para poder exhibir sus pertenencias...

8) Lo que no encontré fue referencia al “Mondongo a la Española”, porque el viernes fui a “La Marina” (bodegón rosarino que es parecido a un sótano) y me clavé un mondongo (plato hondo, porción más que abundante) con vino tinto y pan… y de postre… ¿adivinen? Dulce de batata con queso… que bien que se siente ser villuca.

Por último… no se pongan serios... y dejen de moverse al compás de la cumbiamba que ya les está gustando...


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miércoles, 5 de septiembre de 2007

Subte

En los subtes de Buenos Aires suceden cosas tan absurdas que yo no lo puedo creer. O sea, funcionan los celulares y hay wi fi, pero no tienen aire acondicionado y los coches son de 1929.

Voy a dar algunos tips:

* No existe la necesidad imperiosa de hablar por teléfono bajo tierra en un viaje de 20 minutos, no gasten plata en estupideces. Esa pavada no existe ni en New York.
* Existe la necesidad de respirar y no morir de un infarto por el calor, pongan aire acondicionado.
* No se puede abrir una laptop en un lugar donde no cabe ni un alfiler, déjense de pelotudeces.
* No compren más trenes japoneses, ellos son petisos y nosotros no, o sea no entramos y nos chocamos la cabeza.
* La línea H va a ir por zonas pobres y feas, dejen de gastar plata en eso, paren esa obra hoy mismo y hagan un subte por Libertador, que alivie la línea D. Al fin y al cabo los aumentos de impuestos más violentos los hacen en Palermo, Belgrano, Barrio Norte y Recoleta para luego hacer obras en lugares infernales como Nueva Pompeya o Villa Riachuelo. Me cago en el sur de la ciudad.
* La línea A no es pintoresca, es un peligro y es espantosa -como los barrios que recorre-. Cambien esas mierdas o cierren el ramal y pongan un tren de la alegría que vaya derecho por Rivadavia regalando morcipán.


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En cuarto oscuro no hay fotosíntesis.



Al final no se para qué seguimos votando si no hay uno que se diferencie.
Flores, Ramos, Rosas, Margaritas, son todos del mismo palo.
En esta Argentina ecológica del año verde, donde todos quieren que el árbol tape el bosque, nos proponen votar por Ramos o Flores, que buscan en cualquier caso hacerse la primavera.


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martes, 4 de septiembre de 2007

En el mundo hay 9 clases de espectadores de Lost

Desde hace un par de años el mundo está repartido entre dos clases de personas: los que nunca han visto LOST, y todos los demás seres humanos de la Tierra. El que jamás ha visto la serie, a estas alturas, es porque tiene problemas graves para adaptarse a la sociedad o porque vive en sitios del mundo que están signados por las guerras y el hambre. En el artículo de hoy nos centraremos en la Humanidad que sí ve la serie, que está dividida, a su vez, en nueve subgéneros. Vamos con un detalle minucioso de cada uno.

EL DESENTENDIDO

Este grupo minoritario ve los capítulos de LOST un poco por la tele de aire y otro poco por cable, doblados y sin atender a la cronología natural. Es una raza que nunca sabe si primero cayó el avión y después Hugo se hizo millonario, o si fue al revés. Confunde las emisiones repetidas de TVE con flashbacks de cuarenta minutos, cree que John Locke se volvió paralítico por culpa del impacto y suele preguntarse por qué Walt se hace cada vez más pequeño. Se los reconoce por la frase: “¿Pero no estaban en Sydney? ¿Por qué entonces los taxis parecen ingleses?”.

EL ANSIOSO

Este espécimen ve cada capítulo tres veces el mismo día. Cuando aparece el .avi en Mininova lo descarga para verlo en inglés sin entender ni pizca, pero al menos se entera sobre quién es el flashback. A las cuatro horas encuentra un subtítulo en portugués, ve el episodio de nuevo y comprende un 18%. Mientras tanto, con el dedo gordo del pie derecho va haciendo refresh en SubDivx a ver si aparece el sub en español. Ya de madrugada lo encuentra, pero se queda dormido por la mitad del episodio. Se los reconoce por la frase: “Me parece que me han echado del trabajo, cariño”.

EL MEMORIOSO

Extendida raza que no piensa seguir disfrutando de la serie hasta que no se resuelva el misterio del oso polar. No le importa el humo negro, ni la aparición del padre de Locke en la isla, ni por qué razón el ruso tuerto nunca se muere. Este grupo obcecado se quedó con la espina en el ojo desde el capítulo cuatro. Hasta que alguien no le explique qué hacía un oso polar en una isla del Pacífico, no podrá seguir viendo la serie en paz. La ve, pero mascullando. Su frase es: “Bah, esto una mierda, no sé por qué sigo viendo semejante idiotez”.

EL MAKINOFERO


A esta especie fisgona no le importa la serie en sí, sino lo que ocurre fuera de cámaras. Se interesan por la relación de los actores, leen las entrevistas que les hacen a los productores y sacan conclusiones entrelíneas; juran que Libby y Analucía fueron expulsadas del plató por conducir borrachas y que por eso tuvieron que matarlas “fuera de guión” y conocen el motivo de la tirantez entre el segundo guionista y el iluminador. Se los descubre por la frase: “No entiendo cómo pueden estar perdidos si está clarísimo que graban en Hawaii, martes, jueves y viernes”.

EL BIBLIOTECARIO

Esta especie, que nunca antes había tocado un libro, desde que está fanatizada con LOST ya ha devorado doce volúmenes de filosofía, cuatro novelas cortas de Dickens, la obra completa de Stevenson y el 'Contrato Social' de Rousseau. En cada página de estos libros cree encontrar un guiño que echa luz sobre los misterios de la isla. Es un grupo convencido de que LOST es una serie emparentada con la literatura de alto nivel. Se los reconoce porque miran los episodios fumando en pipa y van diciendo a cada rato: “Uhmmm, interesante planteamiento…”, mientras apuntan cosas en una libretita azul.

EL DESENCANTADO

Esta raza vio la primera temporada con la boca abierta, recomendó la serie, participó en foros y debates trasnochados, se tatuó un I LOVE LOST en el muslo y se compró el DVD original. Pero desde la segunda temporada empezó a perder la fe. Demasiadas preguntas sin respuestas, demasiados fanáticos alrededor. Ahora se ha convertido en el peor detractor de la saga. Odia LOST y adora '24'. Ha vendido sus DVD originales en eBay y se tapa el tatuaje con vergüenza. Suscribe la famosa frase: “Si Jack Bauer estuviera en la isla, el programa se llamaría Encontrados”.

EL FANATICO

A esta especie no le importa el hilo narrativo, ni que los guionistas se droguen en mitad de la segunda temporada, ni los misterios que no se resolverán nunca, como Libby babeando en el psiquiátrico. Son amantes incondicionales y siempre lo serán. Si en el próximo episodio todos los náufragos aparecen en el planeta Urano, con el pelo color platino y en vez de actuar recitan a Shakespeare con música rumana de fondo, los fanáticos seguirán viendo la serie como si no hubiera pasado nada. Han hecho suspensión de la realidad para siempre. Se los distingue por la frase: “Todo tiene un porqué, los guionistas no han dejado un solo cabo suelto, ya lo verás”.

EL CONSPIRANOIDE

Extravagante grupo humano que dice haber visto al menos un cruzamiento de trama en cada episodio. No les alcanza con haber descubierto la cara de Walt en una caja de leche Dharma, o un video de Sayid en medio de un flashback de Hugo. También aseguran —por ejemplo— haber visto a Kate besando a Fiti en un capítulo de Los Serrano. Esta especie duerme con los ojos abiertos y tiene problemas de eyaculación precoz. Su frase recurrente: “¿El conductor de ese coche aparcado no era Sawyer? ¿Lo habéis visto? Da la vuelta, acelera. Yo creo que era Sawyer… ¡Ahora todo tiene sentido!”.

EL JESUITA

Mayoritaria especie que sólo tiene vida para recomendar LOST a los que nunca la han visto. Son una nueva estirpe de misioneros, pero en lugar de pregonar a Jesucristo entre los indígenas, promocionan la serie a los cuatro vientos. Te graban un CD sin que se lo pidas, te consiguen folletería y posters, te envían wallpapers por correo y, si aun así no logran convertirte en fanático, se encierran contigo un fin de semana y te pasan la primera temporada completa. Se lo reconoce por la frase: “Mira, mira, mira… ¿Lo ves? ¿Ves el humo negro? ¿Cómo que no estabas atento? Espera que rebobino y te lo paso cuadro por cuadro”.

Conclusión

Para elaborar esta clasificación sólo he tenido que usar mi propia experiencia esquizofrénica. Como casi todos ustedes, en algún momento he estado en alguno de los nueve grupos. Ahora sospecho estar varado en Jesuita, pero a veces tengo ataques de Memorioso y algunos ramalazos de Bibliotecario. Lo único cierto es que todos los grupos humanos aquí expuestos esperan con ansias el inicio de la cuarta temporada. Incluso los que odian LOST.

Porque a estas alturas, odiar LOST es una forma más o menos original de amarla en secreto.


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Bonus Track: Simpsons Star Wars

lunes, 3 de septiembre de 2007

Ultimatum de noticieros

Agua y pobreza: Todos estamos hartos de que llegue el verano y que los movileros no tengan mejor cosa que hacer que ir a Rafael Calzada a denunciar que en el único grifo del barrio escasea el agua. Insisten en enfocar una y otra vez a los más ruines bebés en pañales chapoteando enloquecidos en zanjas repletas de lodo y cochambre. También gustan exhibir imágenes de mujeres embravecidas con el rostro seborreico, quienes zarandean demenciales bidones de turbios líquidos, mientras niños de 7 a 12 años ríen como hienas trastornadas para salir en cámara. ¿Pero que es toda esta porquería?
¿Desde cuando en Villa Luzuriaga debe haber el mismo caudal de agua que en Ayacucho y Quintana? Basta ya.

Fábricas y olor a mierda: No soporto un segundo más los especiales que van a hacer a algún pueblo de ingratos malagradecidos que dicen que la única industria de su pueblo los enferma a todos. En la nota, Isidora, la más antigua y desvencijada habitante de Arroyo del Señor, muestra con sus temblorosas manos las fotos de todos los familiares que se murieron por culpa de la curtiembre. Esa factoría no les da cáncer, les da trabajo, estúpidos. ¿De que quieren vivir los señores, de la agricultura de subsistencia? Horribles, deberían adorar a sus salvajes deidades en señal de respeto y agradecimiento por el salario que cobran y por la abolición de la mita y el yanaconazgo. Termínenla con sus delirios de Erin Brockovich y vayan a laburar.

Fiestas y precios: Lamentablemente somos un país católico, apostólico y romano, de manera que nos encantan las notas relacionadas con todo tipo de festejo cristiano. Cada Pascua el periodismo se relame con una nueva entrega de ancianas incoherentes aullando como lobas heridas porque el precio del pescado está por las nubes. Comienzan graznando como una demente jauría aviar y luego dicen que no les queda otra, que pascua es una vez al año, que es una ocasión para reunir a la familia y todo tipo de senilidades indecorosas; de manera que se llevan 32 salmones, 21 kilos de bacalao noruego disecado, 36 pulpos bebés y una nutria. El especial de Semana Santa termina con la anciana más repugnante y desequilibrada mentalmente quien saluda a la cámara mientras se aleja con un cardumen en su changuito.

Transplantes: Cuando usted recibe un mail en cadena relacionado al órgano que necesita tal o cual nene sólo se puede esperar lo peor. En cuestión de días, sino horas, comienzan los abrazos simbólicos a un hospital y los pasacalles que gritan “Un hígado para Shonatan, un corazón para Shaquelín”. Finalmente, la caterva de noteros se apersona en el nosocomio en donde los padres de estos pobres niños salen gritando y exigiendo que usted mate brutalmente a su hijo con la ayuda de un hacha colosal y le entregue todas sus vísceras en una Helatodo en un plazo de 12 horas, bajo apercibimiento de arder en el averno por toda la eternidad, acusado de mezquindad orgánica.


Día de la primavera / del estudiante: Un notición. Los canales no pueden perderse de televisar a la horda de mandriles provenientes de los más apartados confines del conurbano, quienes adoran aproximarse al Rosedal de Palermo como una pandilla de vikingos dispuestos al saqueo y al incendio.
Al parecer resulta de lo más interesante la historia de estos forajidos que de entrada cometen las peores fechorías y luego se echan sobre la ciénaga que crean con sus orines a beber las más depravadas mezclas de gaseosas y vinos de una calidad infernal.
Luego de atiborrarse con enloquecedores alimentos, estos maleantes se apersonan en las puertas del Golf Club, clamando con sus tambores, que los dejen utilizar los sanitarios.
Es también del gusto de las hembras de la feroz piara, indisponerse en pleno vandalismo, de manera que -sin apósitos ni tampones- dan rienda suelta a su tosca imaginación y con la ayuda de un rollo de cocina, esparcen por todo el parque su serpentina carmesí.


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domingo, 2 de septiembre de 2007

JB

James Bond, Jack Bauer, Jason Bourne... parece que, para ser un héroe de acción hecho y derecho, el mejor comienzo es poseer las iniciales JB, y lo demás viene solo. Entre 007, 24 y la serie de películas de Bourne, queda claro que los productores ven algún tipo de mensaje subliminal en esas letras que engancha irremediablemente al espectador. Por eso, de onda y sin cargo (aunque no me vendría mal un porcentaje de las ganancias que puedan resultar), aquí se ofrecen algunas nuevas opciones para alimentar las pantallas.

* Juan Baglietto. La "C" del medio -entre otras cosas- medio que lo inhabilita para el rol. Pero, a la hora de torturar a sus enemigos para extraerles información, este JB cuenta con un arma poderosísima: su guitarra y "Era en Abril".
* John Bonham. Su nacionalidad inglesa contribuye. Pero, además, ¿qué villano podría aguantarse cuatro minutos y medio con el Bonzo castigándolo a puro palillazo? ¿Y si, además, se le suma otro JB, su hijo Jason Bonham?
* James Brown. La serie de películas I feel good, I feel good reloaded y I feel good - The Final Funk combinan lo mejor del género de acción con un toque de onda afro. Siempre con esa capa símil superhéroe, su especialidad sería marear a sus adversarios a puro baile, y luego drogarlos para el interrogatorio. Todo, sin dejar de conquistar minas en el camino.
* Jackie Brown. Posible versión femenina del anterior, esta ya tuvo su propia peli, con Tarantino a puro soul y funk. Y no le iba tan mal.
* Jeff Beck. Los villanos y terroristas del mundo temblarán ante la posibilidad de ser acribillados por las notas a repetición que el tipo puede disparar en cuestión de segundos. Y siempre está la posibilidad extrema de que los atraviese con el mango de la guitarra.
* Juan (del) Barrio. Un héroe de la acción... psicológica: bastará con encerrar al responsable de un atentado terrorista junto a JB y su arsenal de teclados equipados con todos los sonidos de sintetizador de los años '80, y querrá confesar todo en solo diez minutos.
* El Indio Solari. ¿El Indio Solari? Sí señor. ¿O acaso "Un héroe del whisky más" no nos lleva directamente a Justerini & Brooks, alias J&B?


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sábado, 1 de septiembre de 2007

Anagramas en el Subte



Más grande?: http://img168.imagevenue.com/img.php?image=15827_anagramasubtes_122_648lo.JPG


La Real Academia Española define el anagrama como “Transposición de las letras de una palabra o sentencia, de la que resulta otra palabra o sentencia distinta.”, esto quiere decir que si desentrañamos una palabra y alteramos en orden de las letras que la conforman podemos obtener otra, y así.

Si bien para muchos esto es algo común y pasa inadvertido, hay gente que lo toma como algo divertido y lo practica cotidianamente. Como pocos han de imaginar, existe también la gente que ha tomado esto como una afición, hasta como una pasión podría decirse. Algunos, por ejemplo, se reúnen en grupos, otros dedican horas de su día para sentarse a desarmar la infinidad de palabras que ofrece el idioma.

Hay anagramas de muchos rubros, detenerse a nombrarlos no sería lo más práctico. Quizás el más interesante de estos sea el urbano, donde entra todo lo que tenga que ver con la vida de una ciudad, como por ejemplo nombres de monumentos, plazas, barrios, calles, lugares conocidos (facultades, escuelas, teatros, bares) y los medios de transporte: colectivos, trenes y subtes. En este último será donde profundizaremos.

El Subte de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires está lleno de historias y mitos, lleno de cosas que lo hacen ser único. Fue el primero en construirse en América Latina y el decimosegundo en el mundo, la primera línea fue inaugurada en el año 1913 e implicó, entre otras cosas, darle a la ciudad prestigio y llenarla de una cultura que sigue latiendo hoy en día, luego de casi 100 años. Con el paso del tiempo la red fue creciendo, para los inicios de la década del 40 se habían llegado a construir 5 líneas y se planeaba hacer muchas más, lamentablemente esto último no ocurrió.

El total de estaciones que posee la red es de 69, algunas mantienen su nombre intacto desde que fueron abiertas, otras fueron renombradas reiteradas veces por distintos motivos. El crisol ofrece nombres de próceres, de lugares, de edificios y monumentos, de facultades, de barrios, etc. En el subte siempre estuvo presente la lengua, no solo en el cartel con el nombre de una estación, sino en publicidades, en panfletos que se reparten, en canciones que salen de la boca de los músicos que recorren cada tramo del gigantesco universo subterráneo y, en el hablar diario de cada pasajero.

Desde hace un tiempo empezó a circular por Internet algo bastante curioso: un mapa del Subte porteño, pero no un mapa cualquiera, sino un mapa que tenía anagramados los nombres de cada estación, un trabajo realmente sorprendente y admirable.


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viernes, 31 de agosto de 2007

Primer asalto.

El 8 de septiembre de 2003 me apuntaron con un arma por primera vez en la vida. El caño me tocaba la frente, no de lleno sino de costado, y nunca supe si la pistola tenía balas. (Tampoco quiero saberlo ahora.) Me había enterado unos días antes que Cristina estaba embarazada, y en eso pensé mientras era encañonado. Pensé en un hijo sin padre, en una viuda con panza, en un tipo de treinta y dos años desangrándose a quinientos kilómetros de casa. Y también me acordé de un chiste; un chiste muy malo.

Quince minutos antes yo caminaba por la calle Carretas, en Madrid, rumbo a Mediacliping. Estaba un poco dormido y era la época en que me vestía decente. Los relojes de las farmacias marcaban las dos de la mañana. Hacía una semana entera que repetía el mismo recorrido desde el Hotel Cortezo hasta la oficina de la calle Arenal. Mi vida era muy simple: estaba despierto de noche, dormido de día, y tenía ganas de volver a Barcelona para inventar nombres de varón y nombres de mujer. Entonces, de ninguna parte, se me apareció un retrasado mental.

Por suerte no hay necesidad de describirlo: era igual a Silas Weir Mitchell, un actor yanqui que hace siempre de estúpido peligroso. Estúpido peligroso. En la foto, Silas Weir Mitchell en su papel de loco en Prison Break.
Otras fotos. IMDB.

Tenía esos mismos ojos de huevo duro, los dientes inferiores hacia delante, la mirada esquiva y las manos llenas de huesos mal colocados. Es el día de hoy que se me atragantan los capítulos de Prison Break donde aparece este actor; se me ponen los pelos de punta y apago la tele enseguida, perseguido por esa voz de caverna seca:

Me pidió monedas o cigarros, ahora ya no recuerdo, con un castellano resbaloso y ronco que podía ser de Canarias o de Latinoamérica. Sin dejar de caminar, le hice un gesto con los hombros y la boca apretada, como quien dice ‘lo lamento en el alma pero justo de eso no llevo’, y decidí esquivarlo por el costado de la pared y no por el de la calle, porque eso último lo habría hecho una señorita asustada.

Le practiqué una finta amistosa, lenta, que no delataba ningún temor, como hago siempre con la gente que me da miedo. Él me dejó pasar sin detenerme, pero se me puso a caminar atrás, de inmediato, como una especie de mimo nocturno sin talco en la cara. El asunto, supe al escuchar sus pasos detrás de mí, se empezaba a complicar.

Sentí la presencia de su cuerpo durante sesenta metros más o menos (casi una cuadra entera) y no hice nada. Caminé en línea recta por la vereda respirando con la boca y tratando de comprender el significado oculto de todos los ruiditos que me llegaban por la espalda. Lo tenía a un metro. Si el retrasado estiraba el brazo podía tocarme. Él, impasible, repetía el ritmo y el largo de mis zancadas. Me imagino que la situación, vista desde un helicóptero, podía resultar muy coreográfica.

No sé cómo funciona el cerebro de los valientes en casos de peligro extremo, pero el nuestro, el de los cobardes, se desconecta.

—Mirá hermano —le dice el cerebro al cuerpo— yo me apago diez minutos y que sea lo que dios quiera. En todo caso tiráte al suelo y empezá a chillar, qué sé yo..., a mí pedime que te escriba un cuento, cualquier cosa, pero esto no es lo mío. Nos vemos en la clínica, un fuerte abrazo.

Odio mucho ser cobarde. Siempre me di asco en las situaciones límite. Mi cuñado, el Negro Sánchez, nunca dura sesenta metros sintiéndose perseguido por un retrasado. Hace algo antes. Los valientes suelen tener ideas muy variopintas. Se suben a caballo de la situación, no pierden tiempo en alimentar el susto. Yo reflexionaba sobre este tema cuando noté el metal en la espalda y me quedé quieto.

—Ahora te das vuelta—escuché— y te ponés contra ese coche.

Es extraño, pero sentí una especie de liberación al saberme de lleno en un peligro real, y ya no en uno sospechado. Lo más horrible del miedo es la ambigüedad, no conocer con certeza lo que va a pasar a continuación. Pero una vez que ya está claro que te van a matar como a un chancho, el miedo se convierte en resignada espera. Y la resignación se parece mucho a la pereza, que es mi estado natural.

Me di vuelta con toda la desesperanza del mundo, puse la espalda contra un Seat colorado y lo miré sin hacer un solo gesto. Entonces fue cuando el retrasado me apuntó con la pistola en la cabeza.

—Tranquilo, tranquilo —dije, cerrando los ojos—. Yo estoy quieto, no me muevo.

El caño me tocaba la frente, desde el costado izquierdo, y el tiempo en la oscuridad se puso a patinar (no del verbo deporte olímpico, sino del verbo TDK). Entonces fue cuando me pasaron por la mente todas aquellas cosas: pensé que nunca iba a saber el sexo de mi hijo, pensé en Cris de luto y con barriga, pensé en cómo podía ser el dolor de una bala en el cráneo. Y también me acordé un chiste. Era un chiste horrible, sobre un par de argentinos que quieren entrar a un baile.

Al principio le eché la culpa a todas las drogas blandas de los últimos años. ¿Cómo era posible que mi cerebro, además de desconectarse como una gallina eléctrica, fuera tan cínico? ¿Cómo, en estos momentos de zozobra, podía rememorar un chascarrillo? Pero me equivocaba.

Mi subconsciente, al que yo creía fugado como un cobarde, seguía en pie de guerra y me estaba ofreciendo la solución al problema. No lo supe en el momento, no entendí qué relación tenía aquel chiste tonto con la proximidad de mi muerte, pero había un código secreto.

Yo no había caído del todo, pero la orden del retrasado fue “te ponés contra ese coche”. Solamente los rioplatenses hablamos así. Y solamente los porteños dicen coche (en el interior decimos auto). ¿Y si le avisamos que somos argentinos?, era una frase del chiste que susurraba mi cerebro: ahí estaba la clave.

—Dame la guita —dijo el retrasado, y se corrigió—, la pasta. Dame la pasta.

Aproveché la oportunidad:

—Todo bien —dije—. Entiendo guita, soy argentino.

La cara del tipo cambió por completo. No. No la cara, el gesto. Él seguía siendo un actor yanqui con daño cerebral, pero ahora la serie de suspenso se había convertido en una comedia de media hora. Bajó un poco el arma y me observó con mucho interés, pero sin perder el estrabismo de la mirada enferma, más o menos como un chimpancé que se mira en un espejo nuevo. Después sonrió, sin dejar de apuntarme al omóplato.

—Loco —dijo, alargando muchísimo la primera ‘o’—... Tenés una cara de gallego que se te cae a cachos.

Me dolió muchísimo esa acotación.

—Nada que ver —lo corregí, y le presenté el perfil—: tengo cara de italiano. Mirá la nariz.

—Sos re gallego, man —repitió, cagándose de la risa.

—¿De dónde sos? —le pregunté, y mi corazón empezó a latir de nuevo.

—Vamos a un cajero y te cuento —me dijo.

En el camino comprendí mi error: el pibe no era retrasado sino rolinga, que es una tribu urbana de Buenos Aires. De ahí la extraña forma de caminar y el aspecto de mogólico. Había llegado a Madrid hacía cuatro meses, pero tenía muy difícil el asunto de los papeles: padre desconocido y ascendencia italiana por parte de abuela materna, todo mal. Vivió sus primeros veinticuatro años en San Martín, y hace poco le robó la moto a su hermano, la vendió y se compró un pasaje.

Me llevó encañonado hasta el ServiCaixa de la calle Arenal y me hizo sacar quinientos euros con la tarjeta, que es el máximo permitido. Como me faltaba media hora para entrar a trabajar, nos fuimos a un bar de Sol a tomarnos unas cervezas que quiso pagar él (es un decir). Yo estaba en el posparto del terror, un estado idílico en donde cualquier cosa, menos la muerte, es una buena noticia.

Hablamos de fútbol, de música y de cocaína. Él tenía problemas muy graves con la cocaína, porque acá es malísima y no le pegaba. Me dijo que en San Martín tenía una banda y una novia, y que a veces le parecía que haberse venido para acá había sido un error. El tema de no tener papeles, en las dos acepciones, lo volvía loco. Y como no conseguía trabajo, me dijo, algunas noches salía a robar por la calle.

Yo estaba eufórico, y no me costó mucho emborracharme escuchando sus historias del Gran Buenos Aires. Cuando vivís en otra parte el tono nacional te transporta, redescubrís palabras olvidadas y casi cualquier discurso suena ingenioso y seductor. Además el rolinga me decía ‘vieja’, y eso, después de un tiempo largo de 'tío' y 'chavalote', es impagable.

Cuando nos apagaron las luces del bar, salimos a la calle los dos un poco estúpidos, abrazados para no tropezarnos. Yo tenía que entrar a la oficina (ya llevaba una hora de retraso) y me daba vueltas la cabeza. Él dijo que se iba a dormir.

—¿Querés que te deje diez mangos para desayunar? —me preguntó.

—No, todo bien. Un robo es un robo.

—Si hubiera sabido que eras argento no te choreaba —se disculpó por quinta vez en la noche—. Pero de verdad: portás cara de gallego.

—Me vas a hacer calentar.

—Posta, fiera: tenés los ojos juntos —y me puso otra vez la pistola en el entrecejo, pero esta vez sin maldad, con afán señalador.

Ahora el metal helado me resultaba amistoso, y me espanté el caño de la cara con la mano abierta, como si fuera una mosca de verano. Él guardó el arma y nos despedimos con un abrazo.

—¿Sabés el chiste de los dos argentinos que quieren entrar a un boliche en España? —le dije desde lejos.

Negó con la cabeza.

—Hay un guardia en la puerta. Un argentino le dice al otro: “¿Y si le avisamos que somos argentinos?”. Y el otro contesta: “No, dejá, que se joda”.

—¡Malísimo! —me gritó el rolinga con una sonrisa en la boca, y se metió en un taxi que le pagué yo. De onda.


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